Los desafíos que deberá sortear Santiago Peña, el nuevo Presidente de Paraguay

Santiago Peña celebra en la sede del partido cuando él y su compañero de fórmula Pedro Alliana ganaron la carrera presidencial. Foto: Reuters

El conservador del Partido Colorado consagró la hegemonía oficialista al mando de Paraguay, tras imponerse por más de 15 puntos en las elecciones del domingo. Los conflictos que tendrá que superar, sin embargo, parecen delineados desde antes de asumir, donde problemas como la corrupción, la economía y el narcotráfico son solo algunos de ellos.


Ocho elecciones y siete victorias. Ese es el récord que el gobernante Partido Colorado ostenta en el ámbito electoral paraguayo, que este domingo logró un triunfo holgado frente a la coalición opositora. Así, Santiago Peña, candidato oficialista, se convertirá en el próximo Presidente el 15 de agosto, día en que asume el cargo. Con un 42,74% de los votos, Peña venció a Efraín Alegre, de Concertación Nacional, quien obtuvo solo el 27,48%, estableciendo una distancia de más de 15 puntos en un contexto en el que el presidente se elige en primera vuelta.

En varios sentidos, la victoria de Peña es particular. Además de inscribirse en una seguidilla de gobiernos oficialistas desde 1989, con la única excepción del izquierdista exobispo Fernando Lugo, quien presidió a Paraguay entre 2008 y 2012 y que luego fue destituido por el propio Partido Colorado, es también un quiebre a la dinámica de los últimos años en la región: fue un candidato afín al gobierno el que continuó en el poder tras las elecciones.

“La victoria oficialista en Paraguay rompió la tendencia del voto castigo a los oficialismos que estaba vigente en la región desde 2019″, explicó Daniel Zovatto, director regional para América Latina y el Caribe en el Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral (IDEA Internacional).

Periódicos anunciando a Santiago Peña, del gobernante Partido Colorado, elegido como nuevo presidente paraguayo en Asunción. Foto: Reuters

Pero es también esta concentración del poder, creen analistas, la razón de uno de los flagelos que golpea a la nación sudamericana. Según datos publicados en enero por Transparencia Internacional, se trata del segundo país de la región con el peor índice de percepción de corrupción, solo superado por Venezuela.

Tiziano Breda, investigador experto en América Latina para el Istituto Affari Internazionali (IAI) de Roma, dijo a France24 que “la concentración de poder en las manos de un partido prácticamente y la falta de alternancia en el poder” contribuye a “consolidar redes clientelares y una especie de asimilación entre Estado y partido, que notoriamente favorece mecanismos de corrupción”, agregó.

Es por eso que en Estados Unidos se levantaron alertas en el Departamento de Estado, donde acusaron por hechos de “corrupción significativa” al actual vicepresidente de Paraguay, Hugo Velázquez, y al exmandatario, Horacio Cartes, ambos sancionados económicamente en enero de este año. Este último es actualmente el presidente del Partido Colorado, y críticos señalan al electo Presidente Peña como delfín de Cartes.

El desafío también es internacional. Paraguay es uno de los 13 países del mundo en reconocer a Taiwán como un país autogobernado, en desmedro de lo que China reclama como territorio propio. “Esto es un alivio para Taipei”, dijo a Reuters un alto diplomático europeo en Asunción una vez confirmada la victoria de Peña. “Les da la opción más fácil”, agregó, lo que también se traduce en equilibrar las relaciones con el gigante asiático, con un creciente capital instalado en la región durante los últimos años.

Las banderas nacionales de Paraguay y Taiwán se muestran fuera del edificio que alberga la Embajada de Taiwán en Asunción. Foto: Reuters

El aspecto financiero también debería estar entre las preocupaciones, avalan los datos. Si bien Paraguay cuenta con indicadores macroeconómicos favorables, donde el Banco Central pronosticó un crecimiento del PIB para 2023 en torno al 4,8%, mientras que el FMI lo cifró en 4,5, la concentración de la riqueza contrasta con estos números.

Datos de Oxfam, movimiento global enfocado en temas de desigualdad, revelan que el 1,6% de la población es propietaria del 80% de la tierra, dato relevante considerando que cerca de la mitad de la población vive en un ambiente rural, consignó La Nación. “La economía en Paraguay tiene una particularidad, somos pobremente estables. Nunca hemos sufrido tasas hiperinflacionarias como Argentina o Bolivia, pero eso no significa que no haya pobreza”, dijo a France24 Katia Gorostiaga, catedrática paraguaya e investigadora sobre democracia e instituciones políticas.

La tasa de pobreza monetaria, es decir, la suma de la penuria no extrema y la extrema, alcanza el 24,7% de la población total, uno de los índices más altos en el hemisferio, agregó el mismo medio. “La clase media prácticamente está desapareciendo o está luchando por permanecer como clase media”, agregó Gorostiaga.

Por último, la particularidad geográfica de la nación, con una triple frontera con Brasil y Argentina, ha propiciado el tráfico de drogas y la consolidación de bandas, graficado en el asesinato de un fiscal paraguayo a manos de sicarios en su luna de miel, la muerte del alcalde de una ciudad fronteriza con Brasil tras ser acribillado en la puerta de su oficina y el crimen de la hija de un gobernador, hechos que han conmocionado a la opinión pública.

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