Macron gira a la derecha para relanzar su segundo mandato

“Una cita con la Nación”. Con esas palabras, el presidente francés, Emmanuel Macron, invitó a los franceses a las 20.15 del martes, para una conferencia de prensa con cerca de 100 periodistas. Después de casi dos horas de preguntas, los analistas coinciden con una cosa: tanto en sus políticas como en su gobierno, el mandatario ha hecho un viraje a la derecha.

Promoviendo uniformes escolares y prometiendo luchar contra la baja de la natalidad, Macron habló constantemente de un “rearme cívico”, donde la educación estaba al centro de los cambios. El ejercicio, de todos modos, es extraño en el presidente: desde que entró al Eliseo en 2017, solo había realizado dos conferencias similares, siendo la primera en abril de 2019, después de la crisis de los chalecos amarillos, y la segunda en 2022 como candidato para la reelección.

Esta alocución viene exactamente una semana después del nombramiento de Gabriel Attal como primer ministro, volviéndose el jefe de gobierno más joven de la historia de Francia. Junto con él, hubo todo un recambio en el gabinete francés, marcadamente más de derecha que el anterior. A seis meses de las elecciones europeas, y con el partido de extrema derecha de Marine Le Pen, Agrupación Nacional, ganando en las encuestas, el presidente estaría yendo en busca de sus votantes.

Los escolares estuvieron al centro de la conferencia de prensa. Asegurando haberse reunido con un grupo de expertos la semana pasada, Macron dijo haber estado reflexionando sobre medidas para “determinar el buen uso de las pantallas” entre los más jóvenes. Consultado por los periodistas para que diera más detalles, terminó por admitir: “¿A qué edad habría que prohibirlas? Yo no podría responderles eso hoy. Habrá, quizás, prohibiciones o restricciones”, indicó, pero eso estaría en veremos con el “grupo de expertos”.

La palabra “rearme cívico” fue omnipresente en el discurso, asegurando que la enseñanza de los valores republicanos franceses en la escuela era la clave para que “Francia siga siendo Francia”. “Toda generación debe aprender lo que significa la República: una historia, deberes, derechos, una lengua, respeto, y eso lo deben aprender desde su infancia”, aseguró.

Esto viene de la mano con la polémica sobre el uniforme escolar, que en Francia, hasta el momento, no era obligatorio. Para el año 2024-2025, se planea un experimento en 100 liceos para que usen uniforme: si este plan piloto resulta “exitoso”, podría extenderse a todo el país en 2026. Y de momento, no se han especificado los criterios de “éxito” para evaluar el experimento.

Entre otras preguntas, Macron dijo estar “totalmente a favor de que se tenga que aprender La Marsellesa en primaria”. También se pronunció por una educación con más énfasis en la cultura y el arte, con un acento puesto sobre el teatro, y también por el restablecimiento de las ceremonias de entrega de diplomas, que tendrán lugar “desde este año” en los colegios. Para los secundarios, estaría planeando volver obligatorio el “Servicio Nacional Universal”, un programa de servicio cívico instaurado en 2019.

El presidente también hizo anuncios relacionados con la natalidad, que ha venido bajando en Francia desde hace décadas. De hecho, el martes se informó que el número de nacimientos en Francia cayó un 6,6% en 2023, situándose por debajo de la simbólica marca de los 700.000 por primera vez desde el final de la Segunda Guerra Mundial.

Así, anunció una nueva “licencia por nacimiento, mejor remunerada y que permitirá a los dos padres estar junto a sus hijos durante seis meses”. En esa misma dirección, Macron mencionó de nuevo un proyecto que estaba previsto en 2021: el “gran plan contra la infertilidad”; que hoy por hoy, afecta a 3,3 millones de franceses, en un país de 66 millones de habitantes.

Desde el diario Le Monde, afirmaron que el presidente estaría “coqueteando con la nostalgia de la Francia de antaño”. El medio conservador Le Figaro, sin embargo, felicitó la alocución, acusando que “el presidente rompió abiertamente con la perpetua oscilación que caracterizaba su política. Nunca se ha acercado tanto a las expectativas de la opinión pública, y por ello debemos estar contentos”.

Desde la oposición en la izquierda, la secretaria nacional del Partido Ecologista, Marine Tondelier, aseguró: “Un discurso de tecnócrata reaccionario. Macron eludió todos los temas que le interesan a los franceses: el alza de la electricidad, la crisis ecológica, inmobiliaria, la precariedad. En cambio dio un discurso de política general, lunático y paternalista. Impactante, y de paso, anticuado”. En el mismo partido, la diputada Cyrielle Chatelain afirmó que “el discurso de Emmanuel Macron llega setenta años atrasado”.

La diputada de La Francia Insumisa, Clémentine Autain, indicó a Libération: “Presidente en crisis, sin aliento pero siempre satisfecho de sí mismo, Macron completa su transformación reaccionaria: la escuela, la demografía, la salud, los servicios públicos, la regresión aumenta y convierte a los jóvenes en su primer objetivo”.

En la derecha tampoco fue recibido con los brazos abiertos. Éric Ciotti, del partido Los Republicanos, aseguró en X: “Emmanuel Macron anunciaba esta noche una ‘gran cita con la Nación’. Y no fue nada. Otra vez más, promete montañas y maravillas. Y una pregunta termina por imponerse: ¿quién es el presidente desde 2017?”.

“Macron comenta, encadena números y cifras con las cuales se pone como el intérprete del declive francés. Sus intervenciones se repiten sin que los franceses vean ningún cambio en su vida cotidiana”, reaccionó en tanto el presidente de Agrupación Nacional, Jordan Bardella.