Sentencian a 18 meses de cárcel a María Butina, la agente rusa acusada de espionaje a EE.UU.

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Foto de archivo de Maria Butina en una reunión de expertos en Moscú. EFE

Ante la corte de Washington la joven de 30 años pidió "humildemente perdón" y aseguró que "quería un futuro aquí en la política internacional".


Maria Butina, la única persona rusa arrestada y condenada en la investigación sobre la interferencia de Moscú en la política estadounidense, fue sentenciada este viernes a 18 meses de prisión.

Líder de un pequeño grupo a favor de los derechos a las armas ruso, Butina usó sus lazos con la Asociación Nacional del Rifle (NRA), el poderoso lobby proarmas estadounidense, para construir una red de importantes contactos republicanos.

"Pido humildemente perdón. No soy esa persona malvada que muestran los medios", dijo a la corte en Washington.

Butina recibió la máxima sentencia solicitada por los fiscales, a pesar de haber admitido un cargo de conspiración para actuar como agente de un gobierno extranjero sin declararlo a las autoridades estadounidenses, como lo exige la ley.

La joven de 30 años enfrenta otros nueve meses bajo custodia, ya que ha cumplido la mitad de su condena.

Los fiscales dijeron que aunque trabajaba abiertamente y no estaba vinculada a ninguna agencia de inteligencia rusa, era una amenaza para Estados Unidos.

"Quería un futuro aquí en la política internacional", dijo con la voz quebrada, y añadió que solo quería trabajar para mejorar las relaciones entre Estados Unidos y Rusia.

"Si hubiera sabido registrarme como agente extranjero, lo habría hecho", aseguró a la corte.

Condena decepcionante

La Defensora del Pueblo ruso, Tatiana Moskalkova, expresó hoy su decepción con la condena de la presunta espía rusa María Bútina en Estados Unidos y alertó de que su estado de salud es "alarmante".

"La condena es decepcionante, confiábamos en un juicio justo", declaró Moskalkova a la agencia rusa Interfax.

Según la defensora del pueblo, "solo podemos lamentar que se haya dictado una sentencia condenatoria, sobre todo con la implicación de un experto que no era testigo del caso y cuyas declaraciones fueron puestas en duda por la defensa".

"En nuestra opinión no existen pruebas de acciones delictivas, cometidas deliberadamente, de carácter obligatorio a la hora de condenar a alguien en este tipo de casos", sostuvo.

Moskalkova añadió que esperaba el pronto retorno a Rusia de Bútina.

"Está sufriendo mucho con esta situación, su estado de salud genera gran preocupación y es alarmante", comentó la funcionaria.

La detenida rusa ya cumplió parte de su condena durante el tiempo que duró la investigación, por lo que podría quedar en libertad en noviembre y ser deportada a Rusia.

El pasado 13 de diciembre, Bútina, de 30 años, confesó su culpabilidad de un delito de conspiración contra EEUU y aceptó cooperar con la Justicia.

En su momento, el presidente ruso, Vladímir Putin, negó que Bútina trabajara para Moscú y relacionó la confesión con las amenazas recibidas en prisión.

Según la Fiscalía, la presunta espía rusa tejió una red de influyentes contactos en EEUU para beneficiar al Kremlin en una operación que inició en marzo de 2015 y que finalizó en julio de 2018, cuando fue arrestada.

Como parte del acuerdo alcanzado con la fiscalía, Bútina aportó información sobre su expareja, el asesor del partido Republicano Paul Erickson.

Bútina reconoció, además, haber establecido una relación con un estadounidense, para lo que se sirvió de la herramienta de traducción de Google, con el objetivo de presentarle una "propuesta de proyecto" de cara a las elecciones de 2016.

EEUU acepta que los ciudadanos estadounidenses y extranjeros trabajen en favor de otro país, siempre y cuando estén debidamente registrados para hacerlo, algo que Bútina nunca hizo.

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