El traductor de la cumbre que huyó del chavismo

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Foto: EFE

Huyó de Venezuela tras ser arrestado en 2015 y estar bajo una investigación judicial que duró dos años. Pero Víctor Borges solo tiene 21 años. Vivía en la ciudad de Maracaibo y estudiaba Psicología en la Universidad venezolana Rafael Urdaneta.


Víctor Borges (21) militó en el partido del líder opositor Voluntad Popular, pero fue detenido en 2015. Hoy vive en Lima, y trabajó como traductor en la Cumbre de las Américas.​

Llegó hace seis meses a Lima, Perú. Huyó de Venezuela tras ser arrestado en 2015 y estar bajo una investigación judicial que duró dos años. Pero Víctor Borges solo tiene 21 años. Vivía en la ciudad de Maracaibo y estudiaba Psicología en la Universidad venezolana Rafael Urdaneta. Como activista político, dirigente estudiantil y militante de uno de los principales partidos de oposición en Venezuela, Voluntad Popular, del líder y actual preso político Leopoldo López, Borges participaba en manifestaciones en contra del gobierno del Presidente Nicolás Maduro. En 2015, participó de una manifestación en su universidad, pero fue detenido. Asegura que durante su captura, que duró una semana, los golpearon y los acusaron de cargos que "ni tendríamos la capacidad de cometer": asociación ilícita, secuestro y atentar contra la propiedad privada.

"Teníamos un grupo de protestas que como todo joven, buscábamos la mejoría del país, hacer que la gente se diera cuenta de lo grave que era la crisis, hace tres años atrás, cuando la situación no estaba ni cerca de lo que está ahora", relata el joven venezolano a La Tercera. Se inició una investigación por parte de las fuerzas de inteligencia venezolanas que duró dos años. Durante esos dos años, los abogados de Borges le recomendaban que cambiara constantemente de teléfono porque éste podía estar intervenido, y que tuviera cuidado de con quién se juntara. Durante esos dos años, además, le quitaron el permiso para estudiar. Tras la ausencia de evidencia para las acusaciones a las que se enfrentaba, Borges fue puesto en libertad y sin pensarlo demasiado, decidió huir de Venezuela. "Antes de irme, evalué Argentina y Chile, pero Perú era el único país que estaba facilitando el visado. Incluso, llegué a pedir asilo político a EE.UU., pero me lo negaron y el trámite era muy caro y no podía pagarlo", cuenta. Así fue como llegó a Perú, en donde tuvo que trabajar los primeros meses en la calle vendiendo dulces típicos venezolanos. Y, sin siquiera haberlo pensado alguna vez, trabajó como traductor en la VIII Cumbre de las Américas, una instancia en la que la situación venezolana se convirtió en uno de los principales temas de debate, y de la que fue testigo. "No me preocupaba que Maduro pudiera venir, porque sabía que la comunidad internacional no iba a dar la espalda a tanto cinismo que hace ese señor", expresó.

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