Eduardo Peña, experto en incendios forestales: “La intencionalidad de esta temporada es mayor en comparación a años anteriores”

El doctor en Ciencias Forestales y académico de la Universidad de Concepción analizó las cifras entregadas por la Corporación Nacional Forestal (Conaf) sobre el nivel de intencionalidad de los incendios que azotan al centro-sur del país, afirmando que, desde su experiencia, estas solo serían estimativas, pues el porcentaje real "sería mayor a lo informado". Asimismo, relata cómo funciona la propagación del fuego, que hasta la fecha ha consumido más de 430.000 hectáreas.


Los incendios forestales que hace dos semanas asolan a la zona centro-sur del país han dejado hasta la fecha 25 fallecidos y 1.554 viviendas con destrucción total. La magnitud de tales eventos ha llevado a miembros del oficialismo y de empresas forestales asentadas en la zona a enfatizar la posible intencionalidad en el origen de los siniestros.

Eduardo Peña, académico de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Concepción, doctor en Ciencias Forestales de la Universidad de Córdoba, España, y Master of Science in Forestry, University of Montana, cree que en esta temporada efectivamente la intencionalidad “es mayor en comparación a años anteriores”. Ello, pese a que Conaf anunció en su momento que uno de cada cuatro incendios forestales son intencionales.

Un escenario que Peña conoce. El académico participó en el análisis y reconstrucción de la comuna de Florida y Quillón luego de los megaincendios que afectaron a las regiones de O’Higgins, El Maule y Biobío en 2017, dejando seis mil damnificados y 467.000 hectáreas de bosques consumidas.

¿Cómo describiría la ola de incendios que afecta a la zona centro-sur del país?

Es una catástrofe. Pero es algo que se veía venir desde el año 2000 en adelante, cuando comenzó la época más seca. Quienes trabajan en incendios saben que desde ese momento la temperatura aumentó, como también lo hizo el número de incendios. La fuente de calor está presente siempre y lo único que se necesita para que un foco de incendio se vuelva incontrolable es que las condiciones de temperatura, humedad y viento sean favorables.

¿Cómo se propaga el fuego y por qué cuesta apagarlo?

El fuego depende de la humedad que tenga el combustible. Si el combustible está muy húmedo le va a costar, por eso que el combustible verde mayor de tres centímetros no va a arder. Una vez que pierde la humedad, la temperatura sigue aumentando y más o menos cuando llega a 250°C empiezan a aparecer los gases inflamables de la madera y en ese momento se genera el fuego.

Luego de iniciado el fuego, comienza un proceso de propagación que puede darse por cuatro formas: la conducción, que es la que permite la transferencia de calor a otra zona; la radiación, que es parecido a la percepción de calor; la convección, que es una masa de aire caliente que se transfiere a distintas zonas y puede agravarse por la magnitud del viento, y la transferencia en masa, que se refiere a material encendido que sale proyectado y puede generar focos de incendios. Este es uno de los más peligrosos, porque puede llegar a incendiar zonas que están a casi dos kilómetros de distancia. A pesar de que cuentas con un cortafuegos, el fuego salta a través de estas pavesas.

¿Esto es lo que más se ha visto en el incendio del centro-sur?

Sí, porque pese a que las zonas donde se han provocado los siniestros cuentan con cortafuegos, las llamas llegan a las ciudades a través de pavesas, que son materiales cubiertos de fuego que salen inyectados desde los incendios y que al momento de encontrarse con materia inflamable, como pastizales o musgo, puede expandirse. Es necesario manejar el combustible que se genera y los siniestros de este año deberían ser el punto de inflexión. Puede también que las empresas forestales deban irse o alejarse de la ciudad, porque los cortafuegos con los que cuentan -que son de 50 metros- no son suficientes para detener un incendio que puede alcanzar matorrales o combustible de los lugares más céntricos. Si no se van, otra alternativa es que agreguen cortafuegos más anchos y plantaciones de baja densidad.

¿Este escenario es comparable al de años anteriores?

Está siendo comparable, porque ya estamos superando las 400 mil hectáreas consumidas. Los incendios del 2017 nos quemaron 560 mil hectáreas y en estos momentos ya estamos alcanzando la cifra. El mayor problema hoy es la cantidad de incendios simultáneos, porque los recursos no dan para defenderlos todos.

Al comienzo de la propagación de los siniestros, alcaldes de la zona comentaron que los incendios se veían venir y que incluso alertaron al gobierno. ¿Esta es una situación que se podría haber prevenido?

Sí. Se podría haber prevenido. Pero hay que tener en cuenta que pese a ello, no se podría haber previsto la magnitud del área afectada. Eso hace casi imposible que uno pueda estar preparado. Si los incendios acá fuesen causados por condiciones naturales -como tormentas eléctricas, por ejemplo- uno sabría identificar un posible foco de incendio. Pero como los incendios en Chile son causados por las personas, estos pueden comenzar en cualquier lugar.

Según investigaciones de Conaf, 25% de los focos de la temporada se han originado intencionalmente y 70% por desidia humana. Como experto, ¿tales cifras son correctas?

La cifra histórica de incendios intencionales en Chile -por diversas causas- es de aproximadamente un 40%. En general diría que estos responden o son provocados por un rechazo muy grande a las plantaciones. Entonces hay gente que es descuidada. Ahora, en la zona del Biobío la intencionalidad es de un 60% y se podría entender, porque es una zona -junto con El Maule y La Araucanía- donde domina el sector forestal y se genera un gran rechazo frente a esta actividad. Frente a eso es que puedo ser certero en decir que la intencionalidad de esta temporada es mayor en comparación a años anteriores, porque no es posible que ocurran tantos incendios y descuidos en forma simultánea.

Creo que la Conaf está haciendo una estimación de acuerdo a los datos tradicionales y, por ende, el porcentaje de intencionalidad es mayor a lo informado. Creo que aún no ha habido tiempo para investigar la causa real de los siniestros. Eso es algo que se analizará con detención más adelante.

Aun así, ¿las medidas que se han aplicado para controlar el incendio han sido las correctas?

El 90% de los incendios que se están desarrollando ahora son menores a 50 hectáreas. Esto significa que el trabajo de los organismos de control y combate de incendios es eficiente, porque ha llegado oportunamente a todos los siniestros; excepto al porcentaje restante, que no ha logrado ser controlado, porque son fuegos de gran magnitud. Aun así, la respuesta de autoridades ha sido eficiente.

¿Cómo se define si un incendio es accidental o no?

Daré un ejemplo. Supongamos que un campesino está trabajando con su tractor, pero el vehículo no tiene atrapachispas en el tubo de escape. Entonces, al generar pequeñas chispas de fuego, estas caen al pastizal y -sin quererlo- el campesino origina un incendio. Él no tenía la intención de generar fuego, fue accidental, pero originó un siniestro.

¿Y qué es considerado negligencia?

Cuando una persona enciende una fogata en medio del bosque y el control del fuego se escapa. Eso es negligencia. Porque la persona sabe, a fin de cuentas, que es peligroso generar fuego en medio del bosque con pastizales y material combustible alrededor. Años atrás el sector agrícola de la zona del Biobío generaba muchas quemas para poder limpiar los predios y así tener a tierra despejada para las plantaciones. Pero resultó que después se evidenció que cerca del 15% de los incendios que se generaban en la temporada partían de los campos y terrenos de estas empresas. Ya cuando Conaf empezó a regular de forma exigente las quemas, este porcentaje se redujo a un 3%. Todo eso es descuido y negligencia al creer que la situación no es peligrosa.

¿Y en el caso de un incendio intencional?

Un incendio intencional se genera por personas que tienen un objetivo al iniciar un incendio, ya sea para perjudicar a alguien más o solo para disfrutar ver fuego arder. Como en el caso de los pirómanos, que son personas que les provoca placer ver llamas.

¿Cree que, efectivamente, hay un tema de mayor peligro con los cultivos de pino y eucaliptos de las forestales?

Todo lo que signifique combustible facilita la propagación. Y los cultivos de pino y eucaliptos caben en esta categoría. Esa es la gran crítica que se tiene al sector forestal y que no se toma mucho en cuenta, porque en términos económicos esta actividad es importante. Pero del punto de vista de la seguridad, la característica de continuidad que tienen estas especies naturales hace difícil controlar y detener los incendios una vez que inician. En una zona de pastizal o desechos que han quedado de maíz puede haber entre tres y cinco toneladas de combustible. Y en un bosque puede haber más de 40 toneladas. Ahí está lo complejo.

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