Travesía de colores por los muros del sur

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La artista Amanda Undurraga salió en enero de vacaciones con su auto repleto de sprays. Con ellos ha pintado una quincena de murales en distintas ciudades del sur, llevando el arte urbano fuera de las metrópolis.


El proyecto venía dando vueltas en su cabeza desde hacía un par de años, cuando comenzó con el arte gráfico urbano. Ya había pintado una serie de muros en Melipilla (donde reside), había participado de encuentros en Chile y otros países, y tenía una red de amigos y muralistas cercanos en varias localidades, que podían acogerla y colaborar en sus propósitos. "Junté mis ahorros, llené mi auto de sprays de pinturas y salí sin rumbo fijo hacia el sur".

Así fue como se gestó la travesía de la artista de la Universidad Católica, Amanda Undurraga (35), que a fines de enero comenzó un viaje de vacaciones por varias ciudades del sur del país, para pintar coloridos murales en lugares públicos. "Quería regalar a la comunidad donde llegara un mural que tuviera un mensaje de conexión con nuestra tierra, con las tradiciones y con las personas de esos lugares", dice.

En cuatro meses de viaje ha pintado una quincena de extensos muros -de unos 60 metros cuadrados en promedio-, en lugares como terminales de buses, colegios y calles céntricas.

Un homenaje a la activista mapuche Nicolasa Quintreman es resultado de esa travesía. Conocida por su oposición a la central hidroeléctrica de Ralco, su cuerpo fue encontrado en el lago en diciembre de 2013. "Ese fue un proyecto colectivo que trabajamos con amigas muralistas de la zona, el colectivo Pintoras Lesbianas Feministas del Territorio de Concepción. Ellas trabajan por la revalorización de las mujeres ancentrales, la cultura mapuche y la denuncia de los crímenes. Aquí dejamos la pregunta abierta: qué pasó con Nicolasa", cuenta Undurraga.

Y sigue: "Ocupo el muro como espacio para expresar el inconformismo social, pero rescatando lo que estamos perdiendo". Las calles de Cañete, Villarrica, Dalcahue y Quellón han sido algunos escenarios intervenidos por esta artista gráfica urbana; mientras que la cordillera de Nahuelbuta, los palafitos de Chiloé y La Pincoya, algunas de las imágenes que ha ido dejando.

En el sur

"No llevaba ni la mitad de los muros que quería pintar y me quedé sin recursos. Entonces decidí pedir ayuda en mis redes sociales, para reunir algo de dinero y así llegar, al menos, a los lugares a donde me habían invitado", cuenta. "Jamás imaginé la respuesta que me dieron y la cantidad de aportes que recibí, incluso de personas que ni siquiera conocía", enfatiza.

Así fue como este viaje de vacaciones se convirtió para Undurraga en un tránsito permanente, con domicilio momentáneo en Chiloé. "Aquí he pintado uno de los murales más significativos para mí y que hice entrega de forma simbólica a una comunidad huilliche en Quellón, con La Pincoya danzando y mirando al mar, como augurio de un buen año de pesca", explica.

Esta semana acabó el proyecto más "desafiante" del viaje: el muelle de la caleta de Chepu, una pequeña comunidad de pescadores ubicada cerca de 30 kilómetros de Dalcahue. "Pinto entre las rocas, las mareas y el viento. Me he demorado semanas, pero estoy completamente entregada a esta tarea", explica.

Estado del arte

"El muralismo crea valor en espacios donde no existe", opina el expresidente del Colegio de Arquitectos y académico de la Universidad Católica, Sebastián Gray. "En el país existe una tradición de expresión artística en el espacio público urbano, que parte en Valparaíso en los 60 y que hoy encuentra cada vez más soporte", agrega.

Así han proliferado los "museos a cielo abierto" como los de Valparaíso, San Miguel, Cerro Navia y La Pincoya (Huechuraba). Además, nombres como Mono González y los colectivos A la pinta y la Brigada Ramona Parra han tenido eco internacional.

En paralelo, se discute en el Congreso un proyecto de ley ingresado en 2018 para regular el arte gráfico urbano y que asigna a los municipios el rol de crear ordenanzas para promover espacios para el arte, incentivar a la participación de la comunidad en la elección de los contenidos y prevenir el rayado común.

La coordinadora de Artes Visuales del Ministerio de las Culturas, Varinia Brodsky, afirma que "buscamos fomentar el cuidado hacia el patrimonio, sensibilizando acerca de la diferenciación entre la propuesta de contenido y valor artístico de las expresiones del muralismo y arte urbano, de las que claramente transgreden la propuesta artística".

No obstante, hay voces disidentes. "No se puede concebir vivir en un lugar donde cada intervención urbana deba ser sometida a consultas y burocracia", opina Gray. Mientras que para Undurraga, este proyecto es "un sinsentido". "El muralismo es una herramienta de comunicación, una expresión política que refleja un descontento social. No se puede regular".

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