A un año de la caída que desató la fragmentación de Ucrania

El entonces Presidente Viktor Yanukovich huyó tras ser abandonado por sus aliados más estrechos. El ex gobernante dijo ayer desde Rusia que quiere volver a su país para liderar protestas.




La madrugada del 22 de febrero de 2014 los manifestantes ucranianos prooccidentales, que llevaban instalados dos meses en la Plaza de la Independencia de Kiev, despertaron ante una escena inesperada: las calles del centro de la capital, horas antes plagadas de efectivos de seguridad,  estaban totalmente despejadas. La segunda sorpresa fue encontrarse con la entrada de los edificios gubernamentales libres de guardias.

Ese mismo día, Viktor Yanukovich mandaría su último mensaje como Presidente de Ucrania, pero  desde la ciudad de Jarkov, en el este del país, muy cerca de la frontera con Rusia. "Hay traidores", acusó Yanukovich. "No quiero hablar de ellos. No quiero dar nombres. Que esté bajo su propia consciencia y responsabilidad", dijo. Poco después voló hasta Rusia con la ayuda de su principal aliado político regional: Vladimir Putin.

En la capital el movimiento prooccidental aprovechaba la ausencia de las autoridades y policías y se proclamaba victorioso de la revuelta que inició en noviembre de 2013. La ira de los prooccidentales se desató cuando Yanukovich se negó a firmar un esperado acuerdo de asociación con la Unión Europea y en cambio se dispuso a reforzar sus lazos con Moscú.

A un año de la caída de Yanukovich siguen en la nebulosa los detalles que gatillaron su rápido y estrepitoso derrumbe. Pero su salida, y el ascenso de un nuevo gobierno prooccidental, desencadenó una serie de hechos que -alentados desde Moscú- iniciaron el desmembramiento del país como la pérdida de la península de Crimea y la tácita separación de amplias zonas en las regiones de Luhansk y Donetsk. Esto último como consecuencia de una guerra civil no declarada  entre las tropas leales al gobierno de Kiev y los milicianos prorrusos.

Una investigación del diario estadounidense The New York Times asegura que el entonces mandatario ucraniano huyó del país cuando se vio completamente solo, tras ser abandonado por sus aliados más cercanos.

La suerte de Yanukovich habría quedado echada el jueves 20 de febrero, que será recordado como el día más sangriento de las manifestaciones. Más de cincuenta personas murieron a consecuencia de la represión. Esas muertes gatillaron la primera pérdida para Yanukovich. Ese mismo día, la Rada Suprema -el Parlamento, liderado por oficialista Partido de las Regiones- se reunió en una sesión de emergencia en que la inmensa mayoría (236 de 239) votó a favor de una orden que decretaba el retiro de las fuerzas de seguridad de la Plaza de la Independencia.

"Ese fue el momento en que Yanukovich comprendió que ya no tenía ni siquiera el apoyo del Parlamento", dijo al Times Inna Bogoslovskaya, una antigua aliada del Presidente ucraniano, con quien rompió vínculos en noviembre cuando éste no firmó el acuerdo con la UE.

El viernes, fue el gobierno el que cedió a la presión de la comunidad internacional, ante la presencia en Kiev de los ministros de Exteriores de Alemania, Polonia y Francia. Ese día Yanukovich firmó de mala gana un "acuerdo para resolver la crisis política" con la oposición, el que, entre algunos puntos, definía: anticipar las elecciones, la formación en un máximo de 10 días de un gobierno de unidad nacional y abrir una investigación para esclarecer la matanza del jueves. Ese último punto sembró la alarma entre los oficiales de la servicios de seguridad, quienes se sintieron abandonados por su presidente y temerosos por las represalias que acarrearía el acuerdo.

Después de la firma, los teléfonos de la Oficina de Seguridad de Ucrania no pararon de sonar. Según recuerda Sergey Pashinksy, abogado de esa repartición, el llamado que recibía de desesperados y temerosos funcionarios era siempre el mismo: "¡Ayuda! Queremos salir de Kiev y necesitamos escoltas para salir por las calles repletas de manifestantes furiosos". El comandante interino del Berkut, la policía dependiente del Ministerio del Interior, confesó al Times que toda esa mañana intentó comunicarse con el ministro de esa cartera para saber qué pasos debía tomar. "El ministro había desaparecido y ya nadie estaba aceptando llamadas", dijo el comandante.

Por eso el sábado Kiev era una ciudad sin gobierno y sin fuerzas policiales. El vacío de poder por la huida de Yanukovich impulsó la votación en la Rada para "remover a Viktor Yanukovich del puesto de Presidente de Ucrania".

Al cumplirse un año de su salida del poder, Yanukovich dijo ayer en una entrevista con un canal de la televisión de Rusia, donde ha permanecido refugiado, que quiere volver a Ucrania "para primero liderar un movimiento de protestas y luego participar en la defensa de la población".

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