Arte contemporáneo llega al Louvre

Una treintena de obras del artista belga Wim Delvoye serán expuestas en el museo francés mientras su arribo encienda la polémica de si el Louve debiera albergar trabajos modernos.




El arte contemporáneo desembarca en el Louvre con Delvoye, entre las polémicas de los puristas, que ya protestaron por la exhibición de las esculturas neo pop del estadounidense Jeff Koons y el universo manga del japonés Takasi Murakami en Versailles.

Llegan al Louvre obras como "Cloaca", la máquina que muestra el mecanismo del aparato digestivo y produce heces. Entre ellas hay neumáticos esculpidos a mano, radiografías de fellatios amorosas estampadas en vidrios y cerditos tuatuados de poliestireno.

También se podrá apreciar una flecha de acero de 13 metros de altura, cortada al láser con forma fálica y provocativamente llamada "Supositorio", ocupa la célebre pirámide de vidrio, mientras "Corten", una imponente escultura de metal, fue a dar a los jardines de las Tullerías.

"El museo más grande del mundo se cansó de su belleza clásica, de las hordas de visitantes que no tienen ojos más que para la Gioconda, al punto de querer sorprender a los turistas?", se preguntó el diario Le Parisien.

El público está dividido: para los que cuestionan la muestra el Louvre debe "seguir siendo un lugar dedicado al pasado", en tanto otros son entusiastas: "Siempre es arte".

Ya en 2008 el artista belga Jan Fabre había asombrado presentando una masa de piedras sepulcrales a los pies de las pinturas de Rubens.

Henri Loyrette, presidente del Louvre, precisó que el arte contemporáneo en realidad entró a formar parte del Louvre en 1989 con la construcción de la pirámide de vidrio del arquitecto chino Ieoh Ming Pei. Para la curadora de la muestra, Marie-Laure Bernadac, "la idea es hacer dialogar pasado y presente".

"Hoy el arte antiguo se pone de rodillas frente al arte contemporáneo. Es el mundo que funciona al revés. Hay una desproporción increíble -dijo Delvoye- entre el interés por el arte antiguo y el contemporáneo. Una bella pintura del siglo XVII a menudo cuesta menos que una obra contemporánea".

"No queda nada de nuestro patrimonio, ya no tenemos confianza en nuestro pasado. Y el Louvre es la coronación de esta cultura", agregó.

Según el artista "hoy no se puede ya esculpir un David como Miguel Angel, porque se volvió 'naif'. Para mí, 'Cloaca' es lo que más se aproxima a un David de nuestro tiempo".

"El arte hoy está en un estado semicomatoso, como un recién nacido prematuro en una incubadora", concluyó, afirmando que "el mercado quiere siempre lo mismo para sus coleccionistas".

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