Bachelet toma el control

Al irrumpir de manera protagónica en defensa de la reforma educacional, la Mandataria no sólo refrendó que esa es la principal iniciativa de su segundo período en La Moneda, sino que también subió el precio de las críticas al proyecto: quien lo cuestiona ya no sólo se enfrenta a Eyzaguirre, sino que, además, a la Jefa de Estado en persona.




Una recomendación para optar por abrigos y trajes en tonos oscuros y corbatas con el nudo perfecto es el último de los consejos que ha recibido el titular de Educación, Nicolás Eyzaguirre, de los asesores comunicacionales de La Moneda.

El cambio, que podría calificarse de cosmético, tiene -sin embargo- un trasfondo más complejo y responde al desgaste que ha sufrido la imagen del ministro en dos atributos particularmente sensibles, según se establece en los sondeos internos: "seriedad" y "responsabilidad".

Las cuentas en La Moneda fueron claras. El perfil más distendido del titular del Mineduc debía dar paso a una apariencia más sobria y formal, acorde con su alta responsabilidad en el gabinete.

En Palacio suman este punto al giro que se viene gestando en las últimas semanas respecto de la reforma educacional y cuyo peak lo constituyó el ingreso a escena de la Mandataria Michelle Bachelet en defensa de su proyecto estrella.

En la cita de Cerro Castillo del martes 5-que reunió a la elite oficialista para abordar el tema-, la Presidenta señaló al menos en tres oportunidades a los asistentes que estaba dispuesta a arriesgar su "capital político" para sacar adelante la iniciativa que en las últimas semanas enfrenta crecientes críticas.

Las palabras de Bachelet, que representan un punto de inflexión en su gobierno, al asumir la primera línea de defensa de la reforma educacional, no fueron una sorpresa para su entorno más cercano.

El círculo de la Presidenta advertía desde hace semanas la inquietud de Bachelet por el desorden en que navegaba el proyecto. Era común que la Jefa de Estado advirtiera en privado que el objetivo central de la iniciativa -que busca terminar con el lucro, la segregación y dar gratuidad a la educación- se estaba "desvirtuando" y que ganaban fuerza los mensajes que solicitaban un rediseño de la iniciativa.

En ese escenario, Bachelet se decidió a establecer una diferencia evidente entre la iniciativa que lidera Eyzaguirre y la que le ha tocado dirigir al ministro de Hacienda, Alberto Arenas.

Si el jefe de las finanzas públicas ha debido lidiar de manera protagónica con el alza de impuestos, su par de Educación esta semana casi quedó relegado a un rol secundario con la irrupción presidencial.

Altas fuentes de Palacio explicaron que mientras la reforma tributaria constituye para Bachelet una herramienta, los cambios planteados en educación están planeados para dar el sello de su segundo mandato en La Moneda.

Esa diferente percepción también explica que la Mandataria haya autorizado la búsqueda de un acuerdo con la oposición en el caso del alza tributaria, pero que no esté disponible para seguir una ruta similar en la reforma educacional. "Se va a cumplir lo que se prometió en el programa", ha dicho.

INGRESO A ESCENA

Fue un nuevo tropiezo de Eyzaguirre -al  anunciar que la gratuidad en educación podría plantearse con un tope de cuatro años-, el que terminó por convencer a Bachelet de ingresar a escena. 

El desliz del titular de Educación fortaleció la posición de su par de Interior, Rodrigo Peñailillo, quien fue uno de los primeros que puso sobre la mesa la idea de que la Mandataria asumiera un rol protagónico en beneficio de la reforma educacional.

Según señalan en el gobierno, el jefe de gabinete ya había planteado a Bachelet, en la reunión del comité político del 28 de julio, la idea de un giro.

Las mismas fuentes afirmaron que en esa oportunidad, Peñailillo sugirió a la Presidenta que suspendiera el viaje a Venezuela que debía realizar a la mañana siguiente para participar de una cumbre del Mercosur y que citara a un encuentro extraordinario en Cerro Castillo de la Nueva Mayoría, para abordar la reforma educacional.

Semanas antes, sólo una pequeña alocución de Bachelet a sus ministros durante el Consejo de Gabinete del 7 de julio adelantaría el protagonismo que la Mandataria asumiría en defensa de su proyecto emblema. En esa oportunidad, Bachelet pidió al equipo ministerial abordar la reforma educacional como iniciativa de todo el gobierno y no como "la reforma de un ministro".

En el gobierno se afirma que el modelo político-comunicacional activado por la Mandataria para enfrentar la resistencia que en algunos sectores genera la iniciativa no es nuevo. Según afirman, se trata de un diseño muy similar al que Bachelet utilizó en 2008, durante su primer mandato, para asumir el protagonismo en el manejo de la crisis económica.

En esa oportunidad, luego de que se desatara una recesión económica mundial por la crisis subprime en Estados Unidos, Bachelet asumió el liderazgo de las iniciativas tendientes a reactivar las finanzas locales y proteger a los sectores populares. Fue así que la Mandataria se encargó de convencer personalmente al entonces ministro de Hacienda, Andrés Velasco, de liberar recursos para subsidios y otros beneficios.

SORPRESA OFICIALISTA

Si existían dudas del nivel de involucramiento que Bachelet ha asumido en las últimas semanas respecto de la reforma educacional, éstas quedaron disipadas el martes 5, en la cita de Cerro Castillo.

El protagonismo que la Mandataria comprometió desde el primer minuto de la cita y la activa participación con que se le vio en la reunión fueron interpretados por la Nueva Mayoría como la señal más clara de que la Presidenta abordará la reforma educacional como un desafío personal.

La manera en que Bachelet se condujo de principio a fin en la reunión, tomando nota, cediendo la palabra a quienes la solicitaban y opinando sobre el detalle de los proyectos, tomó incluso por sorpresa a algunos de los asistentes que, si bien la reconocen como una figura cercana y relajada en instancias de confianza más íntimas, no la habían visto actuar así en una reunión tan amplia y formal como el cónclave de Cerro Castillo.

"La Presidenta ha hecho un seguimiento prioritario de la reforma educacional, me parece bien que en la reunión de Cerro Castillo busque ordenar mejor, tanto en lo legislativo y lo político a los partidos de la Nueva Mayoría, los parlamentarios y el gobierno", afirmó el jefe de los senadores DC, Jorge Pizarro.

En el partido que dirige Ignacio Walker la irrupción de la Mandataria no fue una total novedad.

El ministro Peñailillo había conversado hace algunos días sobre el punto con el timonel DC. Quienes conocieron parte de ese diálogo afirmaron que el jefe de gabinete comentó la preocupación de Bachelet por el rumbo de la reforma educacional y le adelantó que esta dejaría de ser abordada como un tema sectorial para pasar a ser manejada como una prioridad de gobierno.

"Siento que hay otra actitud de parte del gobierno. Ojalá sigamos por ese camino, la reunión en Cerro Castillo vino a insinuar una nueva etapa, de mayor trabajo prelegislativo. La educación no es un tema sectorial sino político y requiere de una fina sintonía entre el gobierno, los partidos y los parlamentarios de la Nueva Mayoría", sostuvo Walker.

EL FUTURO DE EYZAGUIRRE

La reunión sirvió también para aplacar cualquier duda que pudiera existir respecto de la confianza que la Mandataria mantiene en su ministro de Educación.

No pocos en el oficialismo sostienen que fue el propio Eyzaguirre quien alentó la irrupción en escena de Bachelet, quien incluso esta semana agendó dos entrevistas para apoyar la reforma.

En semanas previas, aseguran sus cercanos, el titular de Educación había manifestado su preocupación por el fuego cruzado que enfrentaba en la cartera. "Aquí el único que arriesga soy yo", habría manifestado Eyzaguirre.

Junto con la Mandataria, el titular de Educación fue el único orador en la cita de Cerro Castillo. Una semana antes, Eyzaguirre también había monopolizado parte importante de la cita que reunió en el mismo lugar, el martes 29 de julio, al comité político para abordar la agenda legislativa.

El secretario de Estado explicó por cerca de cuatro horas a los ministros políticos el cronograma de proyectos de ley que constituyen la reforma educacional.

Una exposición parecida realizó Eyzaguirre el pasado martes a cerca de 40 personas -audiencia que incluyó a Bachelet, los ministros de La Moneda y Hacienda, además de los jefes de partidos, líderes de las bancadas e integrantes de las comisiones de Educación de la Cámara de Diputados y del Senado.

Con power point incluido, el ministro explicó, por cerca de 25 minutos, el denominado Mapa de la reforma educacional, tríptico que fue distribuído entre los parlamentarios y que será clave para el despliegue comunicacional del proyecto. Durante toda la intervención del jefe del Mineduc, la Mandataria se mostró muy compenetrada y al tanto de los temas que exponía el ministro, al punto que Eyzaguirre asentía con la cabeza cuando Bachelet tomaba la palabra para explicar determinado aspecto.

Uno de los elementos de la presentación del ministro que más llamó la atención, y que fue destacada por los asistentes, fue la utilización de un esquema de la Línea 4 del Metro, que une Puente Alto con Tobalaba, y al cual Eyzaguirre recurrió para tratar de ir graficando la forma en que la segregación impacta en el tipo de educación al que acceden las familias según el lugar dónde viven y su nivel socioeconómico.

El resto de los ministros guardó silencio durante toda la cita, incluyendo Peñailillo.

La exposición del titular de Educación no sólo constituyó un nuevo espaldarazo en su favor, sino que también dejó en claro que las expectativas que se había hecho un sector de la Nueva Mayoría, en orden a un rediseño del proyecto, estaban equivocadas.

La propia Mandataria refrendó los proyectos de ley en el cónclave, al manifestar que si bien existe en el gobierno la disposición para recoger sugerencias y propuestas sobre los mecanismos, los ejes de la reforma son "intransables". Más aún, Bachelet dijo que "acá tenemos que ser un coro y no puros solistas".

Como la Presidenta pronunció la frase poco después de que interviniera Walker, no pocos interpretaron que el mensaje iba dirigido al timonel DC, quien ha liderado buena parte de los cuestionamientos oficialistas a la reforma.

Fue precisamente una alusión al ex presidente Eduardo Frei -también militante DC- el ejemplo escogido por Bachelet para refrendar su papel protagónico en la defensa de la iniciativa.

Ante la atenta mirada de los comensales en Cerro Castillo, la Mandataria recordó el indulto que el entonces jefe de Estado otorgó a Cupertino Andaúr, en 1996. El asesino del menor Víctor Zamorano Jones fue condenado a la pena de muerte, pero -rememoró Bachelet- Frei conmutó el castigo a cadena perpetua, en medio de fuertes críticas de la opinión pública.

"Con el tiempo esa percepción cambió", comentó la Presidenta, al tiempo que señalaba que ella estaba dispuesta también a tomar una apuesta arriesgada en favor de la reforma educacional.

"La Presidenta ya habló, los partidos la apoyamos, llegó el momento de mostrar convicción y coherencia", resumió el líder del PPD, Jaime Quintana.

El resultado de la jugada aún es incierto y lo único que quedó claro -sin duda alguna para los presentes en la cita- es que Bachelet subió el precio a las críticas al proyecto: quien ahora cuestione la reforma, no sólo apunta a Eyzaguirre, sino que también a la Presidenta.

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