Barri Gòtic a escala turista

<img height="15" alt="" width="99" align="left" border="0" src="http://static.latercera.cl/200907/438254.jpg " />Una de las paradas obligadas para quien llega a Barcelona es el Barrio Gótico.




Se le considera una de las urbes clave del turismo europeo y, aunque la cifra de visitantes se redujo en un 6,3% durante este año, casi 7 millones de personas han pasado por la ciudad de Gaudí.

Tal como los italianos sufren con los visitantes en Florencia, los españoles se cansan de tanto alemán tomando sangría en Las Ramblas; de tanto italiano adolescente sacándose fotos con el celular en el Pabellón Barcelona. Cosas del turismo, se podría decir, mal que mal todos hemos sido turistas alguna vez, así es que no hay que tratar de pasar inadvertido. Sin vergüenza hay que sacar cámara fotográfica, caminar con el mapa en la mano, conocer la Villa Olímpica, recorrer el Raval y, por supuesto y cómo no, el Barrio Gótico. El que aquí vemos a escala turista, con la mirada del que camina toda la mañana, se pierde primero y se fascina después.

Bájese en Liceu, la estación de la línea 3, que deja justo en Las Ramblas, de ahí al este por Corredor Ferrán. Está usted en el Barri Gòtic, la zona medieval cuyo centro lo constituye la Plaza de Sant Jaume, que se remonta a la época de dominación romana en España. Este lugar fue foro romano y en ella se cruzaban las dos vías principales, Cardus -hoy calles del Bisbe y de la Ciutat- y Decumanus, hoy calles de Llibretería y Call.

A través de todo el barrio -de calles apretadas, empedradas y de arquitectura que cada tanto sorprende con variaciones que pueden llegar hasta el estilo neoclásico- se pueden descubrir restos de la muralla de defensa de aquella época, como la puerta de la Plaza Nova, donde se encuentran el Palacio de la Generalitat y el Palacio del Ayuntamiento.

Otro punto central de este lugar lo constituye la Plaza del Rei, allí se ubica el Palacio Real Mayor. Muy cerca está la Catedral.

La Iglesia de Santa María del Mar, construida entre 1329 y 1383, es el mejor ejemplo del gótico catalán del siglo XIV. La altura de su enorme nave central lo guiará por las calles. En el lugar donde ahora se levanta la iglesia hubo, durante los siglos IV y VI, una necrópolis romana que salió a la luz durante las excavaciones de los años 60.

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