Bogotá, una ciudad amable con el ciclista

La creación de espacios para la gente incluyó una infraestructura propia para la circulación de los ciclistas, así estos pueden movilizarse de manera más segura.




Bogotá, la capital de Colombia, con más de ocho millones de habitantes tomó la decisión de transformar sus espacios públicos, con parques, alamedas, andenes amplios y libres de autos, que ahora hacen sentir al peatón como protagonista de su propia ciudad.

Con 97 kilómetros de calles vehiculares cerradas los domingos y festivos, para los cerca de dos millones ciclistas, 354 kilómetros de Ciclorrutas habilitadas diariamente para que los habitantes se movilicen de manera rápida, segura y eficiente y campañas oficiales para fomentar la cultura de la bicicleta, Bogotá se perfila como una de las cinco ciudades internacionales destacadas como amigables con los ciclistas.

Así, la creación de una infraestructura propia para la circulación de bicicletas, y que los usuarios puedan movilizarse de manera segura en la capital colombiana se volcó hacia una política que redujera el espacio destinado a la movilización de automóviles, para priorizar a los peatones y a su exitoso sistema de transporte masivo Transmilenio.

Lograr consolidar la bicicleta como un medio efectivo, eficiente y articulado con el sistema Transmilenio, hizo que Bogotá se convierta en una ciudad más integrada, donde el lugar de encuentro es el espacio público.

Por esta razón, la ciudad fue reconocida como una de las cinco ciudades que, como Copenhague, Amsterdam, Barcelona y Berlín, que ven a la bicicleta como un sistema de transporte integrado a la planeación urbana y que ofrece una alternativa económica, eficiente, insonora y no contamina el medio ambiente.

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