Callar y ganar




Estoy aburrido de las promesas rimbombantes de los técnicos, fastidiado de los que vociferan que son amantes del juego de Guardiola, de Bielsa y hoy Sampaoli. Pareciera que el éxito se circunscribe sólo a esos apellidos. Es como si con otras fórmulas fuera imposible ganar, es pensar que el fútbol se trata de copiar, luego pegar y así de seguro te llevas una vuelta olímpica. Ceguera absoluta. Este año la prédica en la U se concentró en "la intensidad", "la pasión desmedida","somos ofensivos", "atacamos más que el resto", "el alma azul", "somos la U"... ¡Basta! No más verso ni repetición de discursos gastados. Lo que hoy necesita la Universidad de Chile es abstinencia.

Privación de hablar. La ausencia de ruido debe ser el leal compañero en 2017. Cada uno debe cumplir su rol con la obligatoria omisión de gritos. Sin voces molestas, antipáticas ni discordantes. Fin al proyectil directo que proviene desde la misma trinchera y que declara públicamente que el enemigo está dentro del camarín. El bombardeo por el papel, por las ondas de radio, por HD o por Instagram no es apropiado. Deben apagar la olla a presión y ganar, nada más. Becaccecce recitó más de la cuenta y fracasó escandalosamente. Castañeda y Musrri terminaron distanciados: VH en su casa y el capitán, de manera inexplicable, trabajando como el técnico del futuro. Nada de eso es útil para avanzar. Pareciera que los enemigos están adentro y no en el arco rival. Ahora es el capítulo de Angel Hoyos. Me han dicho que es metódico, trabajólico, tecnológico, intenso, motivador e incomunicado. Los jugadores lo aplauden y con 12 equipos dirigidos solo levantó una copa. Viene de Bolivia y tendrá una infraestructura a nivel mundial. En el CDA no sufrirá carencias para conseguir su faena: armar un puzzle con muy buenas piezas pero que está confuso. No lo conozco personalmente, no tengo idea si es conciliador, adulador o impulsivo, lo que tengo claro es que después de su presentación oficial Hoyos tiene una responsabilidad: callar y ganar.

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