Carlos Furche: "No hay ninguna receta mágica, pero con una Conaf pública lo haríamos bastante mejor"

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Ministro de Agricultura reconoce que revertir los efectos del megaincendio en el mundo rural es una tarea compleja, que podría demorar varias décadas. La prioridad es limpiar los campos y conservar la capa vegetal antes de empezar a diseñar plantaciones que en el futuro "contengan" el avance del fuego.




La recuperación productiva del centro-sur del país tras la tormenta de fuego ocurrida entre el 18 de enero y el 5 de febrero pasado es, sin dudas, el mayor desafío que ha tenido que enfrentar la cartera que encabeza el ministro Carlos Furche, siendo el mundo rural del Maule el más golpeado por el incendio más grande de la historia nacional. Volver a tener el mismo paisaje del 17 de enero no será fácil. Costará dos décadas al menos, en el caso de las plantaciones forestales, y otras dos décadas más en el caso de los bosques nativos, de crecimiento más lento. De las 467 mil hectáreas quemadas, 201 mil son plantaciones forestales, 77 mil son bosque nativo y otras 77 mil son praderas y matorrales, base de la alimentación ganadera. Afortunadamente, el megaincendio no afectó el corazón de la agricultura, radicada en la fruticultura de los valles centrales, sino en el secano interior y costero de O'Higgins, Maule y Biobío. En esa zona, las plantaciones forestales quemadas, en un 50% corresponden a pequeños y medianos productores forestales, y la otra mitad, a las grandes compañías.

¿Qué rescataría de la tragedia?

Comprobamos que tenemos una conducta aprendida frente a un terremoto, pero no ante un incendio. Desde ahora, la variable de riesgo de incendio forestal tiene que ser incluida, sí o sí, en todo tipo de planificación. Es una oportunidad también para replantear la forma en que hacemos agricultura.

¿Qué pasa hoy con la gente que vive en los campos arrasados?

Siempre hablamos de la dimensión económica de esto, de lo que se perdió, pero poco de los afectados del secano costero e interior. Son varios miles de chilenos, la mayoría de escasos recursos, para quienes hay que imaginar otra forma de desarrollo. No podemos ser tan dependientes de los árboles o de la ganadería extensiva.

¿Se requiere un modelo más preventivo también, en que el fuego pueda atajarse en los territorios rurales?

Los cortafuegos, sin duda, fueron uno de los factores clave: los cortafuegos que no existían o que no estaban en condiciones, pero también el cuidado de los caminos, y la interfaz con los centros poblados, donde no sólo había árboles, había pasto, matorrales y basura, y todo se quema por igual. Eso hay que regularlo, es mucho el riesgo para la comunidad.

¿Cómo ayudaría que Conaf se transforme en servicio público?

Con una Conaf pública, con facultades reforzadas para fiscalizar y coordinar, podríamos manejar mejor la interfaz urbana, y las medidas de prevención en los predios para que el fuego no tenga el avance descontrolado que tuvo. No hay ninguna receta mágica, pero con una Conaf pública lo haríamos bastante mejor.

¿Cuáles son las medidas para ayudar a reforestar a los pequeños y medianos productores?

La Corfo se encargará de los medianos productores para que puedan reforestar, y nosotros de los pequeños a través de subsidios que ya estamos entregando. Para los que eran propietarios de bosque nativo, se van a inyectar $ 3.000 millones, de manera que lo que estaba con bosque nativo, permanezca así, no menos. Y para los que tenían pino o eucalipto financiados vía Decreto 701, vamos a enviar un proyecto para flexibilizarlo y que puedan replantar con especies distintas. Eso requiere un ajuste legal que pediremos al Congreso.

¿Qué dificultades trae un plan de reforestación tan extenso?

Lo que estamos haciendo es acopiar todo el material disponible, porque hay una escasez de árboles. También hay que tener claro que el grueso se va a hacer del próximo año en adelante, porque los viveros necesitan recuperar su capacidad productiva. Y en el mediano plazo podríamos tener escasez de madera, y eso es muy delicado, porque allí se concentra el empleo.

¿Podríamos tener un nuevo megaincendio el verano 2018?

Las condiciones que tuvimos este año fueron totalmente excepcionales. Pero si ocurrieron una vez, podrían volver a hacerlo. Creo que la única actitud que corresponde es decir "aprendimos" y vamos a asumir que en la temporada 2017/2018 se pueden repetir las condiciones extremas que tuvimos. Si no ocurre, bien, pero hay que estar preparados.

Se estima un invierno un poco más lluvioso. ¿Cómo se protegerán los suelos arrasados?

Es un riesgo que hemos considerado, y hay recursos dispuestos para hacer minizanjas y medidas de contención en la eventualidad de que llueva, pero la medida más importante es incorporar ese material vegetal al suelo y replantar.

¿La falta de cortafuegos podría ser un riesgo este invierno?

No hay que olvidar que se hicieron 450 km de cortafuegos para combatir el incendio y algunos de ellos, evidentemente, podrían tener algún riesgo de que se provoque algún minialuvión si hay mucha lluvia. Pero el Ministerio de Obras Públicas está trabajando en ello y evaluando los más riesgosos.

¿Cómo evalúa el año agrícola en general, sin el daño forestal?

El panorama no está afectado por el incendio, debiéramos mantener un crecimiento dinámico en el sur, con una recuperación de la ganadería lechera y de carne por mejores precios y la abundancia de forraje que dejaron las lluvias en el sur, después de tres años malos.

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