Chilenos casados viven ocho años más que los solteros




La vida de casados y solteros tiene pros y contras. Quienes defienden el matrimonio enfatizan la estabilidad emocional; los que apoyan la soltería subrayan la libertad de decidir el día a día sin restricciones. Pero a la hora de hablar qué estado favorece las expectativas de vida, la balanza se inclina hacia los casados.

Los años que aporta el estar casado son confirmados por cifras del Instituto Nacional de Estadísticas: los hombres casados tienen una esperanza de vida de casi 83,9 años, edad que disminuye a 71,3 años en los solteros. Las mujeres no escapan de esa tendencia: las casadas viven en promedio hasta los 82,1 años y las solteras, 75,5 años.

Es decir, los hombres casados viven 12,6 años más que sus pares solteros, mientras que las mujeres que ha contraído matrimonio superan en 6,6 años a las solteras. Con este se puede decir que, en promedio, las personas casadas en Chile viven ocho años más que quienes siguen solteras.

Diversos estudios resaltan los beneficios de la vida matrimonial frente a la soltería. Un informe del Centro Nacional de Estadísticas de Salud en Estados Unidos, del año 2004, señala que un mejor nivel socioeconómico, mejores hábitos alimenticios y menor dosis de estrés son los principales indicadores que entregan mejor salud  a quienes han optado por el matrimonio. El mismo estudio destaca que los solteros son más proclives a padecer dolores de cabeza y problemas psicológicos.

MÁS FELICES Y SALUDABLES
El libro The case for marriage. Why married people are happier, healthier and better off financially, de la socióloga norteamericana Linda Waite y la periodista Maggie Gallagher, publicado el año 2000, dio el primer impulso en la idea de que el matrimonio eleva la felicidad, la salud y la posición financiera. Las autoras señalan que la mortalidad es 50% mayor en las mujeres solas que en las casadas y 25% más elevada en los solteros que en los casados.

Otro estudio de economistas de la Universidad de Ohio (EE.UU.) resaltó las ventajas económicas de compartir los gastos. Si al comienzo de la relación las personas partían con un patrimonio de US$ 2.000 (más de un millón de pesos), los casados después de 10 años acumulaban más de 20 millones de pesos, lo que en el caso de los solteros sólo  alcanzaba la mitad.

La influencia positiva de tener pareja o hijos fomentaría el bienestar físico y emocional. "El deseo de estar con los hijos o de conocer a los nietos es muy relevante a la hora de mantener la salud, ya que entrega sentido y da ganas de vivir", indica Edmundo Campusano, director de la Escuela de Sicología de la Universidad Central. El matrimonio, además, proporciona estabilidad: "Sentir la vida como algo predecible da un escenario más seguro y menos estresante. Lo que no implica que las parejas no peleen o tengan una vida sexual mejor que la de sus amigos solteros".

HOMBRES MÁS PERJUDICADOS
Si bien hombres y mujeres casados llegan a una meta similar -83,9 años ellos y 82,1 ellas-, la distancia se hace grande entre los solteros, donde los hombres llegan sólo hasta 71 y las mujeres hasta los 75. Eduardo Villalón, demógrafo del INE, explica que esta diferencia se asociaría a que los patrones de vida de ellas son más homogéneos: "Los hombres solteros mueren más por causas externas, como accidentes, suicidios, entre otras".

Además, los solteros se exponen más al consumo de alcohol, a una mala alimentación y a la falta de sueño, lo que eleva el riesgo de enfermedades. "Cuando son solos y tienen más de 60 años, existen más probabilidades de suicidio", indica Juan Ariel Zúñiga, siquiatra terapeuta de pareja.

Víctor Carvajal, sicólogo clínico de parejas, explica que ellos presentan con mayor frecuencia un ritmo de vida con mayores excesos, lo que produce un deterioro en su salud. Otro punto en contra de su esperanza de vida es que no hablan de sus problemas y se centran en el trabajo y esa retención, dice Zúñiga, por algún lado estalla: ya sea por una enfermedad coronaria o mental. "La sociedad supone que los hombres no tienen problemas. Están acostumbrados a que los cuiden y cuando están solos no saben cómo cuidar ni su salud física ni emocional", recalca.

Ellas, en cambio, poseen más redes sociales, hablan más acerca de sus conflictos emocionales y son más cuidadosas en lo que se refiere a su salud, lo que favorece a una mejor esperanza de vida.

EN LA LÍNEA CONTRARIA
Después del libro de Waite y Gallagher, algunos estudios exploraron la vereda contraria. Richard Lucas, de la U. de Michigan, analizó a 24 mil personas entre 1984 y 1995, y comprobó que efectivamente las personas que se casan aumentan su felicidad, pero sólo en el período cercano al matrimonio. Luego, su índice de felicidad vuelve a los niveles de su época de solteros.

Otra investigación de los sociólogos Hui Liu y Debra Umberson, de las U. de Michigan y Texas, analizó las encuestas de salud de más de un millón de personas y concluyó que los solteros gozaban de tan buena salud como los casados.

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