Continúa prófugo dueño de centro de rehabilitación incendiado en Perú

<font face="tahoma, arial, helvetica, sans-serif"><span style="font-size: 12px;">Raúl García arriesga una pena de ocho años por exposición de personas al peligro. En el siniestro resultaron muertas 27 personas. </span></font>




La Policía del Perú seguía hoy sin dar con el paradero del dueño del centro de rehabilitación de drogadictos en el que se declaró el sábado un incendio que dejó 27 muertos en Lima, quien optó por la clandestinidad pese a que entre los fallecidos tiene un hijo.

Raúl García, anticiparon expertos, podría estar incurso solo en el delito de exposición de personas al peligro, lo que le daría una pena máxima de ocho años de cárcel, reducida en la práctica a poco más de dos años por beneficios penitenciarios.

García, de quien se ignora su formación académica, había reabierto clandestinamente su centro Dios es Amor semanas atrás, después de que la alcaldía del populoso distrito limeño San Juan de Lurigancho se lo cerrara dos veces por falta de condiciones.

Los 70 pacientes de Dios es Amor, de entre 13 y 68 años, estaban allí contra su voluntad, obligados por la familia y cercados por rejas. Dos hijos drogadictos del dueño también estaban internados.

El incendio se desató cuando uno de los pacientes, que había sido llevado en la víspera pero había estado antes en el lugar, lideró un intento de fuga que incluía quemar colchones para sembrar caos.

García, que dice pertenecer a un grupo evangélico y practicaba "terapias bíblicas" basadas en la oración, les cobraba a las familias por lo menos US$ 15 mensuales.

Algunos testigos dicen que García, a quien los internos llamaban "hermano Raúl", sometía a los pacientes a otros atropellos, pero eso es negado por los sobrevivientes.

En el Perú y particularmente en Lima operan en forma clandestina varios supuestos centros de rehabilitación dirigidos por evangélicos. Muchos dueños son también adictos y carecen de capacitación para tratar el problema.

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