Coyhaique, antes y después de Nabila

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Una ciudad de 60 mil habitantes. Una víctima y un sospechoso. Muchas dudas. La nueva casa, facilitada por el gobierno. La cruda declaración judicial de esta semana. Un puzle que no acaba.




El lunes 11 de julio, tras casi dos meses internada en el Hospital Regional de Coyhaique y la ex Posta Central de Santiago, Nabila Rifo (28) fue dada de alta. Su condición le permitía continuar recuperándose de forma ambulatoria. Ahora, el equipo multidisciplinario trabajaría con ella en el domicilio fiscal que la Intendencia le facilitó a su familia, en un sector residencial de Coyhaique, Región de Aysén.

Es una casa sencilla, de un solo piso, que previamente fue acondicionada por el gobierno regional. Hasta hace poco no tenía reja. Ahora luce un cerco de madera, que la separa de una calle transitada. En la puerta, un perro blanco le ladra a todo aquel que se detenga mucho tiempo. Afuera, Noelia, madre de Nabila, se disculpa y dice que prefiere no hablar del caso.

Desde aquí, a bordo de una camioneta polarizada, manejada por uno de sus tíos, el miércoles de esta semana, Nabila salió para prestar su primera declaración judicial ante los fiscales Pedro Salgado, persecutor regional, y Luis González. Pericia crucial para aclarar la tragedia que dejó a esta madre de cuatro hijos con fracturas y sin sus ojos. Un hecho que a 71 días de ocurrido ha generado tantas dudas como certezas en la comunidad coyhaiquina.

"El impacto ha sido profundo, todos están pendientes y quieren saber quién fue el autor de este brutal ataque. Eso contrasta con el silencio de la familia de la víctima. Rondan comentarios y, pese a la declaración de Nabila, nadie tiene certeza absoluta de que Ortega sea efectivamente el autor, como tampoco de que no lo sea", dice Daniela Rauld, conductora del programa "Nosotras", de Santa María TV.

Comunidad al rojo

El 14 de mayo, esta ciudad de 60 mil habitantes amaneció en shock. Esa misma tarde, una columna de vecinos caminó por el centro exigiendo justicia y la detención de la pareja de Nabila, Mauricio Ortega.

"Para nosotros, esto también ha sido una pesadilla, la comunidad ya lo juzgó socialmente. Incluso hubo gente que entró a su casa y rompió los vehículos del taller. Recibimos amenazas a los celulares y a través de Facebook". Así lo relata Yohana Hernández, sobrina del único formalizado. Su pariente continúa en prisión preventiva.

Por las calles, sin embargo, comenzaron a tejerse rumores de todo tipo. Algunos hablaban de una venganza. Otros, de una presunta organización de extranjeros. De "trata de personas" (hecho descartado por la PDI). Del presunto pasado de Nabila en organizaciones sociales.

Durante varias semanas creció la preocupación, por la posibilidad de que hubiese algún autor o cómplice libre. Suspicacias que incluso llegaron hasta el alcalde, Alejandro Huala: "Efectivamente, la Defensoría ha establecido una tesis respecto de Mauricio que deja en duda algunos hechos que dábamos por sentados en un principio. Se establece algún grado de duda pero, insisto, es una investigación en curso y hay que esperar su término".

Esta semana, no obstante, hubo un nuevo quiebre en la historia y todo parece haber regresado al punto inicial, luego de que la fiscalía ratificara que en su declaración Nabila había apuntado a Ortega, su ex pareja, como su agresor.

Con todo, el defensor regional, Fernando Acuña, ha planteado interrogantes. Una es la supuesta retractación del testigo menor de 14 que habría identificado a Ortega.

Según familiares, esa declaración fue tomada en la 1° Comisaría de Coyhaique, sin su abuela presente, que posee la tuición del menor. Más tarde, ella señaló que él mintió, porque quería aparecer en televisión.

Los otros dos testigos, de 16 y 17 años, continúan firmes en la descripción de lo observado, a una distancia de 60 metros, en el momento en que se producía el ataque a Nabila. Uno de ellos describe a una persona de 1,70 metros (Ortega no supera los 1,60), delgada, con ropas oscuras; el otro coincide en las vestimentas, pero da cuenta de un atacante más "menudo".

En este escenario, la declaración de Nabila vuelve a modificar el puzzle. El crudo relato de los hechos, los detalles, los golpes, aparecen rotundos respecto de la presunta autoría. Según fuentes policiales, hace unos días un pastor evangélico visitó a Nabila, y esa conversación, de carácter espiritual, habría actuado como una especie de catalizador de recuerdos respecto de la madrugada del ataque. Allí se habría gestado su reciente declaración judicial.

Por otro lado, un sobrino de Ortega, que se identificó como Jorge, insiste en que el domingo 10 recibió una supuesta llamada telefónica de Nabila, quien le habría dicho que su ex pareja no era el agresor.

Por ahora, el tiempo pasa lento en Coyhaique.

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