El café gourmet de Maipú

Coffee Culture es el único del sector poniente que sirve granos orgánicos y tostados por su dueño.<br><br>




Teníamos dos opciones: Maipú o El Cairo". El californiano Jake Standerfer (36) y su esposa -maipucina- pensaron en instalar un café junto al Nilo, pero las circunstancias los llevaron a quedarse a pasos del Templo Votivo. "Nos conocimos hace nueve años realizando un trabajo social en Ecuador. Luego viajamos juntos por Perú, Irak y Marruecos y queríamos también en Egipto, pero la situación política se complicó por allá y decidimos no esperar más y lanzarnos en Santiago", cuenta.

A dos cuadras de la plaza de dicha comuna, en la intersección de las calles General Ordóñez y Manuel Rodríguez, decidieron restaurar una vieja casa esquina y convertirla en Coffee Culture, la única tienda de "café de especialidad, orgánico y artesanal" en la zona poniente de la capital y que este jueves cumple dos años.

"Nos instalamos ahí, porque es el lugar de donde proviene mi pareja. Nos aburrimos de ir a Providencia, Bellas Artes y Lastarria para buscar un local entretenido y de calidad", agrega.

Filósofo de profesión, dos experiencias en su vida fueron las que lo empujaron a instalar su propio rincón de grano tostado. La primera fue una madrugada a los cinco años. "Mi papá trabajaba de noche limpiando restaurantes. Un día lo acompañé y se dio cuenta de que me moría de sueño y me preparó una taza de café muy mala, pero con leche y azúcar. Sabía como un Super 8 o un Snickers y ese sabor no se me olvidó nunca". La segunda fue a los 16 años: "Crecí en Los Angeles y cerca de mi casa se inauguraba Coffee Klatch, la primera cafetería especializada de la ciudad. Se tostaban granos cada miércoles y el humo del café impregnaba el lugar. Me intoxicó, en el mejor sentido posible".

Apenas abrió su local en 2012, compró su tostadora e importó dos variedades de café: una peruana y otra nicaragüense. "Cuesta creerlo, pero este café utiliza el mismo grano que Stump Town, probablemente la tienda especialista en café más importante del mundo, con sedes en Seattle, Nueva York y Los Angeles".

Cada lunes a las diez, Jake junto a "los Diegos"- dos baristas que trabajaban en un café de Vitacura y que se llaman así- preparan el grano durante cuatro horas y luego indican en una pizarra en la entrada la fecha de tostado. "El grano dura 30 días fresco, no importa cómo lo envases. Así los clientes tienen la certeza de que es café fresco", señala el californiano.

Asimismo, Standerfer quiso instalar un "espacio cultural" en la comuna. "Para eso, cada viernes invitamos a músicos de la comuna y de Santiago, pero también ha venido, por ejemplo, un neozelandés campeón mundial de acordeón. No exigimos que el público consuma ese día. Puede no sonar rentable, pero creemos que es una inversión a largo plazo para el barrio", explica. Incluso, están realizando una capacitación de baristas en conjunto con el municipio de Maipú. "Queremos consolidar al sector como un polo de buen café y ya tenemos a aprendices baristas trabajando en cafés de Santiago. Eso nos da mucha satisfacción".

Como en un laboratorio, Diego Moresco (22) vierte unos 40 gramos de café tostado y molido sobre un filtro en un matraz y, de a poco, vierte 600 ml de agua sin hervir. Esta infusión es llamada brewing, tiene un valor de

$ 3.500 y alcanza para unas tres personas. "El santiaguino está más acostumbrado al espresso, que tiene más cuerpo y notas más intensas. Ya he convertido a varios en amantes del brewing, que es una infusión de café con un sabor más ligero y una acidez agradable y frutal", finaliza Jake.

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