El Cavernícola francés llega a su final

Sebastian Chabal jugará mañana su último partido profesional. El galo fue un ícono del rugby mundial en sus 16 años de carrera.




En sus primeras apariciones en la selección francesa de rugby, hace una década y media, Sebastien Chabal aparece con el pelo corto, bien peinado, afeitado al ras e intentando ganarse un puesto. Poco después lo que ocurrió fue como cuando el cavernícola descubrió el fuego: se dejó el pelo largo, barba, frunció el ceño y nació el personaje.

Inolvidables son sus temibles choques e imborrable la vez en que tacleó a uno de los jueces de línea en un partido. Ya era famoso para el Mundial de Australia 2003, cuando asustó a medio equipo argentino al saltar del banco para ingresar y fue proyectado por la pantalla gigante.

Antes, en un partido amistoso contra Nueva Zelandia, había nacido la leyenda: con el marcador en contra, el galo dejó inconsciente a Chris Masoe en lo que muchos llaman el Tacle del Siglo. Y en otra jugada le sacó dos dientes y le quebró la mandíbula en cuatro partes a Ali Williams.

El francés, de 1,91 metros de altura y 115 kilos, comenzó a jugar rugby a los nueve años y paralelamente a su afición por los motores, firmó por su primer club a los 20. Estuvo en Bourgoin-Jallieu de 1998 a 2004; en Sale Sharks, de Inglaterra, de 2004 a 2009; en Racing Métro, de 2009 a 2012; y desde ese año en Lyon.

Con los ingleses vivió sus mejores momentos, pues ganó la European Challenge Cup de 2005, más varios torneos locales.

Jugó 62 partidos por su selección entre 2000 y 2011, período en el que Francia ganó dos veces el Seis Naciones (2007 y 2010), además de los cuartos puestos en los  mundiales de 2003 y Francia 2007.

Lo cierto es que Chabal está lejos de ser uno de los mejores rugbistas del mundo, pero como en muchos otros casos, se convirtió sobre la base de carisma en la imagen de su deporte en Francia y en ícono de las características recias del deporte de la ovalada en el resto del mundo.  "Cuando Chabal está sobre el campo, la mirada de los adversarios cambia", dijo alguna vez otra leyenda, el all black Jonah Lomu.

Las marcas comerciales comenzaron a fijarse en él y ha sido rostro de campañas publicitarias, la más importante, la de los perfumes Caron. También ha aparecido en comerciales de autos, moda, chocolates Cadbury y cereales Kellog's.

Desde 2007 es el jugador de rugby francés que recauda más dinero, pese a que sus contratos no son los más millonarios. Es que fue el primer rugbista de su país en cobrar más de 20 mil euros por un comercial.

Su fama llegó hasta el Museo de Cera de París, donde fue inmortalizado.

Chilenos en el adiós

Mañana, en La Rochelle, el Cavernícola disputará, a los 36 años, su último partido como profesional. Su equipo, Lyon Olympique Universitaire (LOU), será visita en la última fecha de la Pro D2, la segunda división francesa, duelo al que llega ya con el título y el ascenso asegurados.

El domingo pasado, Lyon jugó su último partido en casa, evento que aprovechó Chabal para confirmar lo que había anunciado hacía tiempo, dejaría el deporte rentado al final de esta temporada. En ese duelo, por Agen había uno de los dos chilenos que juegan la Pro D2, Sergio Valdés. No era la primera, sino la tercera ocasión que el Cóndor se enfrentaba al Animal en una cancha.

"La primera vez a uno le llama más la atención, pero ahora no. Uno se tiene que concentrar en sus responsabilidades con el juego. Además, él no es el único, hay tantos buenos jugadores acá en Francia", asegura el chileno.

El otro nacional en la liga es Pablo Huete. Para él, "fue muy especial verlo en la misma cancha que yo. Cuando él jugó el Mundial de Francia yo estaba en el colegio y fue uno de los motivos por los que me dediqué al rugby. Era alguien a quien veía como un imposible".

La figura de Chabal "es de los pocos rugbistas que cualquier francés reconoce", asegura Valdés.

El Anestesista aún llena estadios, incluso en Segunda. Así lo confirma Huete: "Va más gente, pero Lyon es puntero y nosotros también tenemos opciones de ascender. Pero es cierto que cuando terminan los partidos, la gente se mete a la cancha para acercársele".

En el adiós, Sebastien Chabal no pensó en los años de juego y valoró más "la suerte que he tenido de terminar con un título".

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