El hándicap 10 que tiene el corazón en Chile

David Stirling, jugador de La Dolfina, defiende a Verfrut en el torneo local. Casado con una chilena, el uruguayo califica bien al polo nacional.




Hace siete años Romano Vercellino invitó a Chile al uruguayo David Stirling para jugar por su equipo en el Abierto del Club de Polo. Ya había venido antes y el empresario sabía que este hándicap 8, por esos días, iba a rendir. Lo que no sabía es que Pelón y su hija se enamorarían y que en 2014 el polista seguiría viniendo a Chile, ahora como su nuero y con los pequeños Vicente y Amalia como sus nietos.

Y con hándicap 10.

Stirling es la gran figura del equipo Verfrut y de todo el Abierto de Chile de polo. Aunque hizo dos goles, su equipo cayó 8-7 ante El Paraíso-Lo Pinto, pero mañana definirá su paso a la final.

El "charrúa" conoce bien el medio nacional y jamás se ha alejado de los palenques criollos, aunque sea el número tres del ranking mundial y venga de ganar los tres torneos más importantes de Argentina, con el equipo La Dolfina.

No viene a pasear. Tras la dura temporada, asegura que "sí, venimos cansados, pero contentos. Después de que uno gana lo pueden llevar a jugar a todos lados y lo hace feliz. Venimos a Chile a disfrutar de la familia, es el momento de agradecimiento que le doy a ellos, porque paso el año concentrado en mi polo y la familia me sigue".

Stirling, hijo también de poleros, comenta que venir a Santiago es un desafío más importante de lo que parece y señala a Chile como el centro del polo sudamericano (dejando de lado a Argentina).

"Siempre se ha visto una temporada muy buena, con cerca de 40 equipos jugando en tres niveles diferentes. Es una envidia para el resto de los países sudamericanos, como Uruguay o Brasil. También veo que hay buenos sponsors, el club (San Cristóbal) luce espectacular y está en el centro de Santiago, una ciudad donde se pasa bien, donde los argentinos quieren volver", valora el polista.

Chile fue campeón del mundo en 2008, un logro que se consiguió en un campeonato de hándicap 14 como tope. ¿Sirve este tipo de campeonatos realmente para llegar al alto nivel?

Stirling cree que sí, que "hay que demostrar que Chile viene creciendo con jugadores nuevos, que después tienen que pegar el gran paso, que es el más difícil: afianzarse en lo alto. Chile ha tenido buenos jugadores hace años, como Gabriel Donoso, un grande, un jugador diferente; su hermano José; Jaime García-Huidobro (jugador de Mosso-Porsche en el Abierto), y ahora se ven nuevos como los hermanos (Alejandro y Matías) Vial o Felipe Vercellino. Ese Mundial sirve, pero después hay que ver cómo esos chicos se adaptan al nivel más alto".

El jugador de hándicap perfecto, como apenas un puñado de polistas tienen en el mundo, destaca también el nivel de los caballos locales, aunque aún es insuficiente para cubrir la temporada. Cada equipo requiere como piso 24 caballos para un partido.

"Los caballos están a un nivel bastante bueno, aunque si traen a dos argentinos por equipo, se hace difícil montarlos. Por eso este año tuvimos la idea de traer caballos desde Argentina. El nivel de los torneos viene subiendo, sí hay que mejorar las canchas para que el nivel sea lo mejor posible", comenta Stirling.

El polo ha cambiado mucho en los últimos años. Así lo piensa el uruguayo. "Se ha profesionalizado en todo sentido. En la preparación física, viajamos todo el año con el PF. Está el tema veterinario, un profesional que está todos los días ahí y que antes iba dos o tres veces por semana. Y lo de los directores técnicos, para mirar desde afuera. Pero es el tema caballos lo que hace jugar bien y en lo que uno invierte lo que se gana en esto del polo".

De paso, el "charrúa" descarta que su equipo sea el gran favorito para quedarse con la corona: "Tenemos en contra que no jugamos juntos las copas anteriores (de Chile)".

La perfección 

David Stirling ha ganado con La Dolfina ya dos triples coronas consecutivas. Dice que no es casualidad. Su equipo no es el único hándicap 40 en los torneos transandinos. El uruguayo relata cómo se gestó esta era de victorias: "Cuando perdimos la final de 2012 tuvimos una charla y decidimos meter a Milo Fernández Araujo como director técnico. De él es el gran mérito, pues nos puso en la cabeza que había que ganar desde el primer partido de Tortugas hasta el último de Palermo. Antes pensábamos casi únicamente en Palermo. Lo otro, es que nos llevamos muy bien afuera de la cancha".

Pero jugar el Abierto de Chile es muy distinto. Él es la gran atracción y no tiene a otros hándicaps 10 en el cuarteto. "Es distinto. En La Dolfina uno se siente cómodo con tres de los mejores jugadores del mundo. En Chile puedo ser el principal valor del equipo, ya he hecho esto en el exterior, en este nivel y trato de que el equipo funcione bien".

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