Lionel Sanders: El plusmarquista impensado

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Hace siete años, nadie pensaba que Lionel Sanders, el niño problema de la U. de Windsor (Canadá), llegaría a completar un Ironman, pero hoy es dueño del récord mundial en 140.6. Ahora, repasa su historia, sus métodos y filosofías. Estará en Pucón.




Parece ridículo, pero pocos creyeron que Lionel Sanders(28 años), el actual recordman en la distancia Ironman (7 horas, 44 minutos y 29 segundos), podría competir en este tipo de carreras. De hecho, cuando el canadiense se inscribió en el Ironman de Louisville, en 2009, incluso su madre desconfió en si realmente ocuparía la tarjeta de crédito para pagar la inscripción o la gastaría en otra cosa, como a las compras que acostumbraba en aquella época. Fue antes de ese momento donde peor lo pasó.

Las drogas, los excesos y una violenta depresión lo tuvieron hundido durante la mayoría de su época universitaria y fue en el triatlón donde encontró el salvavidas para escapar de todo eso. Sanders era un atleta destacado durante la secundaria. Incursionó en muchos deportes, pero fue en el fondismo donde más destacó. Entró becado a la Universidad de Windsor, pero decidió cambiar las pistas por las fiestas. Así comenzó su calvario, su caída libre.

A Sanders no le gusta hablar sobre ese capítulo de su vida -"prefiero no ahondar más en este tema", explica- pues siente que ahora el presente es otro. Sí habla de una fecha en especial: el 5 de noviembre de 2009. "Ése es un día que nunca olvidaré. Después de estar muy mal mentalmente durante un período muy largo, fue en ese momento en el que decidí que empezaría a correr de nuevo". Allí, ha contado, fue el momento en que tocó fondo.

Ahora, el canadiense de 28 años es el atleta estelar en el Ironman 70.3 de Pucón y llega en la mejor forma que jamás ha tenido. En noviembre ganó el Ironman de Arizona, batiendo el récord en la distancia 140.6 y ahora busca quedarse con el oro nacional. Nunca ha competido en Sudamérica, pero cuando le nombraron Pucón y buscó en Google imágenes y referencias de la carrera, no dudó en apuntarse.

Sanders es un personaje atípico desde cualquier forma en que se le mire. Quizás más interesante que la forma en que llegó al triatlón, es cómo los prepara. Durante los primeros años salió, como todos, a acumular kilómetros en ciclismo por las rutas de Windsor, su ciudad. Pero cuatro accidentes automovilísticos terminaron convenciéndolo en trasladar todo ese entrenamiento al garage de su casa.

Allí creó lo que él llama La Cueva del Dolor. Se trata de su gimnasio personal, en el que corre a través de una banda trotadora y pedalea sobre el rodillo. Más del 80% de su preparación ocurre en ese reducido espacio, que para cualquier otro deportista fácilmente se transformaría en un factor de estrés.

Para él no: "Algunas personas pueden sentirse de esa manera, pero yo no me estreso en absoluto. Creo que el entrenamiento en el interior me ha dado un enfoque intenso y la fuerza mental necesaria para tener éxito". La resiliencia, dicen entrenadores y atletas, es la cualidad que lo ha llevado a donde está.

Ahí, por ejemplo, preparó el Ironman de Hawai y Arizona, intentando imitar al máximo las condiciones en las que se desarrollaría la carrera, pero de forma artesanal. "Mi sala de entrenamiento está pintada de amarillo brillante para recordarme del sol. Tengo un televisor de pantalla plana y un buen sistema de sonido para escuchar mi música favorita. También traigo una sauna para entrenar el calor", explica a La Tercera.

El rústico método de Sanders será puesto a prueba este domingo. Confía en que logrará sumar una nueva estrella a su palmarés, pero lo que en realidad busca es otra cosa: "Sólo quiero esforzarme para ver cuáles son mis límites, si hay alguno en absoluto". Lionel Sanders, el renacido, mira a Chile para extender su leyenda.

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