Enrique Orellana: "Que Domínguez disfrute la experiencia"

El primer golfista chileno en jugar el Masters de golf aconseja a Matías Domínguez en su camino a Augusta.




"Es muy bueno el cabro, muy bueno", dice de entrada Enrique Orellana, de 78 años, cuando se le consulta por Matías Domínguez. La definición es breve, pero efectiva. Y la hace uno que tenía hasta ayer un puesto en solitario en la historia del golf nacional: el único chileno en jugar el Masters, puesto que deberá compartir con el juvenil, que ayer ganó en Argentina su cupo a jugar el prestigioso torneo entre el 9 y el 12 de abril.
Y Orellana reconoce que se alegra de que otro chileno llegue a Augusta por primera vez desde 1964, cuando él, a través de una invitación, llegó a Estados Unidos. Es ese mismo país el que cree que es clave para que Domínguez haya conseguido su pase.
"Estudiando en Estados Unidos es otra cosa. Allá estudian en la mañana y en la tarde es todo golf, de lunes a domingo. Además, él llega distinto a como lo hice yo, él va por una clasificación. Pero es muy bueno, jugó muy bien", apunta.
Ese 1964, a Orellana no le fue muy bien: no pasó el corte y él apunta a una razón bastante técnica: "jugábamos con pelotas más chicas. Llegamos allá y nos dijeron que debíamos jugar con las de ellos, un poco más grandes. Tuvimos que adaptarnos".
Por eso, y para que Domínguez pueda llegar al último día, Orellana lo aconseja. "Tiene que practicar mucho su putt, en greens muy rápidos y de mucha caída. Ahí, el que mete más, gana. Todos pegan, pero hay que ser finos en el green", comenta. Pero no todo es golf: "Que disfrute la experiencia, será única. Es que es una cancha preciosa, no creo que haya otra en el mundo".
Domínguez será el primer chileno en Augusta en un poco más de 50 años, pero Orellana es un poco pesimista con que haya otro. "Matías clasificó en los aficionados, no sé si haya alguien que lo haga en profesionales, porque tienen que hacerlo ganando algún torneo grande y ahí juegan todos los buenos", aseveró.

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