Estudio muestra cómo redes sociales influyen en el comportamiento

La causa detrás de esto se encuentra en la adaptación social, que muchas veces requiere "imitar" a los demás para sentirse aceptado por un grupo.




El individualismo reduce muchas veces la relevancia de los otros en las conductas y decisiones personales. Pero más allá de la voluntad, un elemento muy influyente es el poder de las redes sociales. De manera casi imperceptible, pueden aumentar la predisposición a la obesidad, el deseo de tener hijos, ser más feliz o incluso fumar.

Es lo que plantean los sociólogos Nicholas Christakis, y James Fowler, de la Universidad de Harvard, en EE.UU, en su libro Connected: The Surprising Power of Our Social Networks and How They Shape Our Lives, publicado en 2009. Luego de estudiar las conexiones sociales de cinco mil personas, a lo largo de 30 años, encontraron que ciertas conductas pueden ser contagiosas.

¿Qué cosas? La felicidad, por ejemplo. Los expertos comprobaron que las personas que  vivían cerca de personas felices tenían la probabilidad de incrementar su propia felicidad en un 9%.

Pero el contagio no incluye sólo aspectos positivos. Cuando una persona aumenta de peso, existe un 57% de probabilidades de que sus amigos o cercanos también engorden. Contagio que incluso podría afectar a personas que no se conocen: existe un 20% más de riesgo de aumentar de peso si el amigo de un amigo engorda.

Lo mismo pasa con el trabaquismo y los bebés. Un fumador incrementa en un 36% las posibilidades de que un amigo suyo fume, mientras que si alguien tiene un hijo, hay un 15% más de probabilidades de que sus hermanos tengan uno en los dos años siguientes.

PROPAGACION
¿Por qué?  Según explica a La Tercera, Nicholas Christakis, es normal que tanto los sentimientos como los comportamientos se propaguen entre amigos, así como entre los amigos de amigos, pues lo que se busca es la aceptación social.  "La obesidad, la felicidad, el voto, el altruismo, la violencia y el dinero son víctimas del contagio social", dice.

Un fenómeno que según,  José Ossandon, sociólogo de la Universidad Diego Portales, revela cómo la acción social de las redes no sólo repercute entre pares, sino que incluso en aquellos que no están presentes, pero de alguna forma afectan nuestra vida.  "Permite estudiar la correlación entre acciones de personas que no sólo están juntas, sino también que participan en la misma red, por ejemplo, tener un amigo en común".

La causa de ese fenómeno, explica Rodrigo Larraín, sociólogo de la Universidad Central, se da porque cada persona busca compartir con otros creencias y conductas comunes. "Tratamos que la gente nos entienda y tenemos que contagiarnos de cierta forma. Es un modo de adaptarnos a ciertos entornos y factores. Es así como muchos aprenden a fumar, porque los incorporaba a su medio".

Sin embargo, en algunas cosas también entra a jugar un rol importante nuestro cerebro. "Por ejemplo, las llamadas neuronas espejo estarían detrás del contagio de la felicidad. Ellas  emulan automáticamente en el cerebro lo que vemos en el rostro de quienes nos rodean produciendo un efecto inconsciente", afirma Christakis, autor principal del estudio.

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