Gianella Marengo la nueva figura sensual televisiva




Su chihuahua infernal casi se desmaya ladrando, desaforado, histérico, amenazando, mordiendo al fotógrafo, a los vecinos, al portero del edificio, hasta que Gianella Marengo lo agarra del cuello y se lo lanza a su mamá para que lo encierre. Entonces el nuevo símbolo sensual televisivo, la bailarina con más estilo de Yingo y Fiebre de baile, cuenta por qué ella da otra nota entre tanta modelo de tele con mucha curva y poco vestuario, exceso de extensión de pelo y oxigenado pero poco carisma. "De chica fui pinturita, en el colegio ya era la reina, estaba en todas, siempre extrovertida, locateli, desubicada. Y tuve que aprender a ser más bajo perfil porque me di cuenta que molestaba", cuenta esta ex alumna de la Scuola Italiana de Valparaíso hasta que la expulsaron.

Marengo lleva un vestido negro ceñido, pero no como los de Adriana Barrientos. Tiene figura de deportista. Un escote a lo Sofía Loren, pero sin la línea súper siliconada de sus compañeras televisivas. Las facciones de una maniquí de pasarela más que de discoteca. Y para ella no existe la palabra "duda". O "inseguridad". "Soy muy segura y desde niña creí que todo lo hacía bien. Partí a los seis años con gimnasia y era la más rápida, la que saltaba más alto. Luego me metí al vóleibol y jugué por Everton. Y en el reality Pelotón sabía que me iba a ir bien porque soy entretenida, tengo carácter fuerte pero a la vez soy simpática", opina a mil por hora. "Siempre he sabido que soy atractiva. Cuando chica me decían 'cheque a fecha' y no entendía por qué. Tenía bonito cuerpo y llegaba harto, porque era picarona y soy bien rápida para las bromas", afirma.

Era desordenada también. "Estuve 'condicional' toda mi vida. Me echaban de la sala y seguía molestando desde afuera. Entonces me encerraban en una salita de uno por uno con un libro italiano del año dos", recuerda sobre su adolescencia frente al mar en la V Región. Hasta que la expulsaron de la Scuola. Y a los 16 años "tuve el primer golpe de mi vida, porque el colegio era mi burbuja, me crié ahí". Pero el dolor le duró un verano a esta hija de panaderos y con dos hermanos. La matricularon en el colegio Patmos. Se graduó. Estudió teatro en el Duoc hasta que se enteró que "la vida de actriz, si no trabajas en televisión, no es rentable". Y a los 20 años su mamá la inscribió en el casting de Pelotón.

En 2006 fue la única mujer finalista del show. Llegó a El Baile, compitiendo con "Pampita". Pasó por el matinal Buenos días a todos. La invitaron a Pasiones. Estuvo en Calle 7. Hasta que sintió que en TVN "estaba estancada, como una más del montón". Y se fue. La llamaron de Canal 13 y Chilevisión y se quedó en el canal privado. En Yingo y Fiebre de baile y con grandes metas. Quiere casarse de blanco -"mis papás llevan 25 años casados y son mi vida, mis consejeros"- con su pololo, Camilo Huerta. Se enamoraron en Pelotón y hoy comparten un departamento en Providencia.

Y quiere ser animadora. "Porque es un trabajo más estable. Eres la animadora, no la que está en el elenco y te pueden pasar de un lugar a otro. Me gustaría partir con un matinal hasta llegar a un estelar", explica esta admiradora de Karen Doggenweiler. "Y si el camino va cambiando y me voy para otro lado, también, bienvenido sea", finaliza, con 23 años. Segurísima.

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