Gobierno de transición libio crea comité para investigar muerte de Gaddafi

Desde Bengasi, Mustafa Abdul Jalil, aseguró que los libios querían ver al ex líder "en prisión y humillado".




El líder del gobierno de transición libio, Mustafa Abdul Jalil ordenó una investigación sobre la muerte del fallecido coronel Muammar Gaddafi -cuyo cadáver sigue sin recibir sepultura- luego de que Estados Unidos y otros países ejercieron presión en ese sentido.

Abdul Jalil dijo en una conferencia de prensa en la ciudad oriental de Bengasi que el Consejo Nacional de Transición formó un comité que investigará el asesinato a partir de este jueves, luego de informes contradictorios sobre cómo murió el dictador que gobernó Libia durante cuatro décadas.

"Todos los libios tenían interés en juzgar a Gaddafi por sus crímenes (...) Los libios libres querían verlo en prisión y humillado", dijo el líder del CNT.

CUERPO
Desde ayer y por tercer día consecutivo cientos de personas desfilaban frente al cuerpo en descomposición de Gaddafi, su hijo y  el jefe del Ejército en una cámara frigorífica de un mercado en Misrata, una humillación final que intensificó la inquietud internacional sobre el futuro del país. Esto mientras siguen las repercusiones de las celebraciones por declaración de la "liberación" del país.

Además del deseo de dejar que todos vean la prueba del fallecimiento del coronel, gran parte de la razón por la que se está prolongando el ignominioso cortejo es el desacuerdo entre los rivales regionales de Libia sobre qué hacer con el cuerpo.

Después de años de abandono por parte de Gaddafi, Misrata tiene ganas de mostrar el trofeo final de su resurgimiento como una fuerza potente tras meses de sangriento asedio, pero no quiere que sea enterrado bajo su suelo. Familiares del ex dictador ha pedido que se entierre el cadáver en su ciudad natal de Sirte, como dice el testamento del ex líder, pero el gobierno interino ha dicho que quiere hacerlo en un lugar secreto para evitar que se convierta en un santuario para sus seguidores.

Saadi
, el hijo de Gaddafi, quien huyó a Níger tras la caída de Trípoli en agosto, dijo en un comunicado que estaba "conmocionado e indignado por la "depravada brutalidad" mostrada hacia su padre y su hermano Mutassim.

Sin embargo, a pocos libios les preocupa la exposición pública de cadáveres de los Gaddafi o el hecho de que no hayan sido enterrados antes, como exige la ley islámica. "El no es humano ni musulmán, porque lo que él nos hizo no lo podría haber hecho ningún musulmán", dijo Mohamed Ahmed, a la agencia Reuters.

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