Gobierno de Maduro pone nueva traba a la oposición de cara a comicios regionales

Una carrera de insalvables obstáculos. Así definió la oposición venezolana, las condiciones que el Consejo Nacional Electoral (CNE) -a quien acusa de ser un aliado del chavismo- impuso para reinscribir los partidos políticos, un trámite necesario para seguir adelante con un calendario electoral que cada vez se ve más ilusorio.

Las reglas, anunciadas el martes por el CNE, fueron vistas por la oposición como otra forma de obstaculización electoral, algo que ha sido parte de la tónica desde que la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) se instaló como mayoría en el Parlamento, a comienzos de 2016.

Las nuevas reglas con las que tendrá que lidiar la oposición acarrean una serie de inconvenientes. Todos los partidos que no participaron en las tres últimas elecciones o no alcanzaron una votación del 1% del registro electoral, deberán relegitimarse. En total son 59 organizaciones -tanto oficialistas como opositoras- las que tendrán que hacer el trámite entre el 18 de febrero y el 23 de abril, según explicó el CNE. Cada partido tendrá sólo dos días para llevar a cabo su validación.

Esto es un golpe directo a la oposición, que es conformada por distintos partidos políticos que se aglutinan en la MUD. Ya que si bien la coalición se impuso con un 56,2% de los votos en el último proceso electoral, las elecciones parlamentarias de diciembre de 2015, sus partidos participaron en esa ocasión con la tarjeta única de la MUD. Para validarse ahora cada partido del conglomerado deberá recaudar firmas equivalentes al 0,5% del padrón electoral en 12 de los 24 estados del país en dos días.

Entre los partidos que no deben reinscribirse está, por ejemplo, el oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv) y también la MUD, que sin embargo enfrenta su propio camino espinoso ante el riesgo de ser invalidada.

El jefe de la bancada del Psuv en el Parlamento, Héctor Rodríguez, tildó de "sencillos" los requisitos. "Si un partido no tiene la capacidad de recoger el 0,5% de los electores en la mitad de los estado del país, no puede considerarse un partido nacional", aseguró.

Sin embargo, para la MUD, las nuevas condiciones tienen dos propósitos. Primero, retrasar las elecciones regionales y segundo, en caso de llevarlas a cabo, que el oficialismo tenga unos comicios sin contendores.

Venezuela, sumida en una grave crisis política, social y económica, tiene por delante -o al menos le corresponde por calendario- dos citas electorales clave. Primero, las elecciones regionales que debían haberse realizado en diciembre pasado y cuya fecha aún es un enigma. A fin de año también deberían llevarse a cabo los comicios municipales. Según la oposición, el chavismo buscará retrasar a toda costa ambas citas ya que los sondeos no auguran un buen resultado para la administración de Nicolás Maduro.

"Básicamente, como dirá el chavismo, mientras no se resuelva la renovación de los partidos -y no se van a resolver según los lapsos del CNE, hasta julio- no se podrá empezar a hablar de elecciones, lo cual va retrasar un semestre más las elecciones que se debieron haber realizado en diciembre de 2016", explicó a La Tercera el experto electoral venezolano, Eugenio Martínez.

También hay un riesgo, según Martínez, que las elecciones regionales se topen con las municipales. "Hay un debate legal sobre si esas elecciones pueden ir juntas. Hay una ley que la prohíbe o que puede interpretarse que lo prohíbe", explica.

"El objetivo es convertir al sistema electoral venezolano en un remedo del sistema electoral cubano o nicaragüense (...) en el que el pueblo quizás puede votar, pero no puede elegir", aseguró la MUD en un comunicado donde detalló que para el proceso el ente electoral dispondrá 390 máquinas biométricas en todo el país, lo que fue considerado insuficiente por la oposición. La opinión fue compartida por el único rector del CNE cercano a la oposición, Luis Emilio Rondón, quien señaló que era "casi imposible" que los partidos cumplieran con los requisitos.