Humala intenta convertir el fallo en un triunfo político

El presidente peruano pidió que abrieran las puertas del Palacio Pizarro y se dio un baño de masas tras la sentencia de La Haya. El mandatario habló por teléfono durante 20 minutos con Piñera, una hora después de que se conoció el dictamen.




El Presidente Ollanta Humala llegó ayer a las 8.10 locales al Palacio Pizarro, en el corazón político de Lima. Quedaban 50 minutos para conocer el fallo de La Haya y sabía que sería un día largo e histórico. El mandatario peruano se dirigió entonces a la Sala Miguel Grau y ahí esperó el dictamen junto a su canciller, Eda Rivas, y el ministro de Defensa, Pedro Cateriano, en el primer piso de la sede del Ejecutivo. Afuera, en la Plaza de Armas, cientos de peruanos con banderas esperaban entusiastas el resultado.

A las 9.00, cuando comenzó la transmisión desde La Haya, el Palacio de Gobierno quedó en silencio. En su mesa y frente al televisor, Humala sólo tenía un vaso de agua y una taza. También, papeles en blanco para tomar apuntes. En el segundo piso, en la sala del Consejo de Ministros, cundían la ansiedad y el nerviosismo. Y en el salón de prensa, donde se dispuso una pantalla gigante y se instalaron los periodistas locales, se comentaba que a Peter Tomka "no se le entiende un carajo". Otros invitados, unos 130 en total, vieron la sentencia en el Salón Dorado.

Dos horas después, cuando finalmente se conoció el fallo, Humala se reunió con un equipo de cartógrafos y pidió que se le explicaran todos los aspectos técnicos del dictamen. La corte había decidido que el límite marítimo con Chile corría en línea paralela desde el Hito 1 hasta las 80 millas, para después quebrarse en una línea equidistante. Perú obtenía así el llamado triángulo externo, pero no la línea diagonal ni el triángulo terrestre.

En ese momento, las caras de los invitados no eran precisamente de alegría. En Perú, el propio gobierno había creado altas expectativas sobre el dictamen. Dos fuentes de Palacio comentaron a La Tercera que en ese momento Humala estaba muy interesado en saber exactamente cuánto mar había ganado Perú. Luego, discutió el asunto con sus asesores. Una hora después de la resolución y tras un fallido contacto con La Haya, recibió un llamado telefónico del Presidente Sebastián Piñera, a través de un aparato facilitado por la Cancillería chilena. Hablaron por 20 minutos, en privado.

Luego, Humala se comunicó vía teleconferencia con su equipo en La Haya, tanto con su agente Allan Wagner como con el ex canciller José Antonio García Belaunde, desde la llamada "sala data". Y a las 13.03, desde la sala en honor a Andrés Avelino Cáceres, el militar que lideró la resistencia durante la Guerra del Pacífico, emitió su discurso. "La corte ha reconocido la validez del reclamo peruano. Hemos incorporado 50 mil kilómetros cuadrados de derechos de mar soberano", dijo, en medio de aplausos.

En su mensaje televisado, de ocho minutos, Humala explicó el alcance del fallo, afirmó que "el triángulo exterior es nuestro" y que el dictamen era de "implementación obligatoria e inapelable". "Iniciamos una nueva etapa de relación con Chile", agregó. "Perú ha culminado la definición de sus límites", sentenció. Sin embargo, paralelamente, algunos dirigentes opositores ironizaban que después de las 80 millas "sólo hay cachalotes y ballenas", al referirse a que la pesca más rica quedará en el lado chileno.

Minutos después, Humala salió al Patio de Honor. "Que abran las puertas de Palacio", gritó el presidente, en una evidente jugada política, acompañado de su esposa, Nadine Heredia, y todo su gabinete. Entonces, algunos ciudadanos eufóricos -incluidos un niño vestido de cóndor y algunos chamanes- ingresaron a la sede del Ejecutivo y vitorearon al gobernante. "Hemos obtenido más del 70% de la demanda que planteamos", dijo.

Humala se dio un baño de masas, pese a que el cálculo en Perú era que el fallo había sido 60/40 a favor de ellos. "Ya conversé con el Presidente Piñera de Chile y ambos nos hemos comprometido a acatar el fallo", señaló. La multitud estalló en júbilo y no hubo pifias para Chile. "Confío en el gobierno de Chile para que se ejecute cuanto antes la sentencia", afirmó, para luego entonar el himno nacional. A la medianoche y tras una agotadora jornada, Humala partía a Cuba.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.