Inmigrantes: la Navidad lejos de casa

Posadas, animales, ceremonias con piñatas y todo un panteón de costumbres que mezclan folclor y religiosidad. Un mundo de raíces, que se aleja de la iconografía nórdica de Santa Claus.




Posadas, recreando aquel peregrinar de una familia en Belén, hace cerca de dos mil años, en busca de un humilde pajar, sólo que éstas se montan en las calles de Ñuñoa, Providencia y otras comunas de Santiago. Adornos y cánticos religiosos. Una simbólica persecución de animales. Comidas de colores, rituales para ahuyentar malos deseos y letanías bajo la luz de las velas. La Navidad se vive en Chile de una manera muy especial entre los más de 450 mil extranjeros residentes, quienes, a punta de esfuerzo y cariño, forjan esta fecha junto a sus familias y amigos.

"Lejos de nuestra tierra, aquí hemos recibido mucho cariño de toda la gente, y la Navidad es una fecha para revivir nuestras costumbres y, de esa manera, agradecerlo", dice, alegre, María Paz Almedra, oriunda de Cochabamba, Bolivia.

Hay tradiciones comunes a muchas culturas y zonas geográficas.  La Navidad, de hecho, es el período del año que suele reunir a la familia, amigos y cercanos. Puede ser con regalos o simplemente para compartir una cena. Los ciudadanos extranjeros, lejos de su tierra, se las ingenian para mantener vivas sus tradiciones y celebrar el nacimiento de Jesús, en medio de la distancia.

Posadas y piñatas

Una de las colonias que con más entusiasmo conmemora esta época del año es la mexicana. Ellos estilan realizar sus tradicionales posadas, que recrean el peregrinar de María y San José antes del nacimiento de Jesús, y que pacientemente realizan entre el 16 y el 24 de diciembre.

El origen de esta tradición se remonta a la llegada de la misión evangelizadora de los frailes agustinos a México. Olga Degetau, residente de ese país, explica su sentido: "Se hace una especie de procesión que recorre cada una de las posadas, que son pesebres muy bien decorados, en los cuales también hay comida, jugo y otras cosas, para recibir de la mejor manera a los que van llegando", cuenta.

Agrega que "la gente va con velas encendidas y cantando las letanías del rosario y los versos de las posadas, que son los villancicos tradicionales mexicanos, pidiendo posada para la Virgen y José, hasta que los dejan entrar", detalla.

En Santiago las efectúan a través de varias comunas. Se realizan al caer la tarde y el rito implica, también, el romper una especie de piñata, similar a las que se utilizan en los cumpleaños.

Precisa, sí, que "no son como las piñatas chilena. Estas se hacen de papel maché, se rellenan con frutas y dulces, y tienen siete puntas o picos, que representan los siete pecados capitales. Se decoran con papeles vistosos, que son los placeres del mundo, ya que el diablo se presenta así".

Importante es el momento en que, con un palo de madera, se rompe la piñata. "Esto simboliza la esperanza de que se  puede acabar con el mal. Representa que la virtud es más fuerte que la maldad. Y las cosas que caen de la piñata son la gracia de Dios, que se manifiesta cuando rompemos con el pecado", precisa Olga Degetau.

Dentro de las posadas están también las pastorelas, representaciones teatrales donde participan los niños y emulan el camino de los pastores y de los Reyes Magos a Belén. "Con los mexicanos y amigos nos organizamos para hacer las posadas, las piñatas, las pastorelas y mantener nuestras tradiciones navideñas", relata otra residente.

Regalos junto al pesebre

Para la ciudadana peruana Santusa Atao,  lo primordial en estas fechas es la unión familiar.

"Nuestras tradiciones son ir a misa, luego la cena y prepararnos para la entrega de regalos, que dejamos en el pesebre. Y siempre decimos oraciones por los chilenos que nos han acogido, son nuestra nueva familia", destaca.

Santusa proviene del Cusco, una zona en la cual se come, siempre, lechón y crema chocolatada como postre, una tradición de años.

Añade que, actualmente, es menos difícil conseguir en Chile los ingredientes para preparar una cena navideña a la peruana, que ella comparte con su marido, dos hijos y un nieto, después de concurrir a misa, en la Iglesia de Los Sacramentinos.

Maneras de vivir la fe

Marcela Correa, directora en Santiago del Servicio Jesuita para Migrantes, recalca que la forma cómo las personas extranjeras viven la Navidad "es una gran oportunidad para conocer como ellos rescatan su fe, ya que adaptan sus tradiciones al país donde residen, e invitan a participar de su sentimiento religioso".

Correa enfatiza que el mismo Jesús fue un migrante, "pues nació mientras su familia andaba de paso en otra ciudad". Agrega que los extranjeros hacen un aporte, que es la multiculturalidad: "Traen sus creencias, tradiciones, comidas y las enseñan al lugar donde viven".

El haitiano Faustin Naulus, expresa que con sus compatriotas se reúnen en torno a una cena especial cada 24 de diciembre: "Tratamos de integrar a las familias y a quienes están solos en una gran fiesta. Preparamos el tradicional batido de porotos con arroz y de postre el dulce de canela típico, que acompañamos de bebidas, para cantar y bailar nuestra música hasta la madrugada. Hay mucha alegría junto a los niños".

"Matada de marrano"

En Navidad, los colombianos residentes estilan realizar lo que en su país se conoce como la "matada de marrano", en la cual, simbólicamente, se persigue y se faena un cerdo, con cuya carne se preparan las morcillas o prietas,  como se las denomina en Chile.

El pastor colombiano Juan Carlos González, de la organización Mira Chile, explica que "en nuestra tierra, una familia elige un marrano y se come una fritanga de esa carne, a la que agregamos los tradicionales buñuelos colombianos de harina de yuca. Se hacen en bastante cantidad y esa misma comida la repetimos en Año Nuevo, ya que es una forma de agradecer a todos los que nos acompañan".

Luego de la cena, se entregan los presentes en la familia, donde los pequeños son los más entusiastas. "Es una fiesta de unión, porque eso es la Navidad", dejando en claro que ellos intentan vivir la fecha más alejados de "compras consumistas", árboles e imágenes nórdicas de nieve y Santa Claus.

"El regalo material se ha vuelto fundamental, y eso no es la Navidad", subraya.

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