Irak, Siria y tensión palestino-israelí amenazan con incendiar la región

El avance de los insurgentes integristas sunitas encendió las alarmas sobre el peligro de desintegración de Irak.




En cuestión de semanas, Medio Oriente, marcado por una historia reciente de conflictos y violencia, que parecía estancarse en un statu quo, pese a la guerra civil siria, volvió a estallar. Eso con el fortalecimiento del integrista Estado Islámico de Irak y Siria (Isis) que amenaza al gobierno de Bagdad, los atentados en Siria y la amenaza de una escalada en Cisjordania y Gaza por parte del Ejército israelí.

Después de que Washington retrocediera en su amenaza de las "líneas rojas" sobre el uso de armas químicas en Siria, las fuerzas de Bashar Assad (que pertenece a la minoría chiita alauita) lograron consolidar posiciones, avanzar en áreas claves para sus suministros y derrotar algunos bastiones de los rebeldes. Pero la guerra pareció entrar en un compás de espera, mientras Assad fue "reelegido" en las ciudades y zonas controladas por el régimen y los grupos insurgentes intentan reordenarse. Pero el conflicto no cede. Ayer mismo, unas 34 personas murieron en un atentado perpetrado con un autobomba en la provincia de Hama, centro de Siria. Además, al menos dos personas murieron en un atentado con explosivos en el paso de montaña de Dahr al Baydar, en Líbano, en el camino que va desde Beirut a Damasco.

Precisamente, en zonas del norte y este de Siria se han hecho fuertes los rebeldes del Isis (ayer se informaba de que habían controlado Muhassan, Al Buleel y Al Buamer), algo que los animó a lanzar nuevas ofensivas en Irak y que ahora tienen en entredicho al gobierno del chiita Nuri al Maliki. El lsis, un grupo integrista sunita, que se rebeló contra la autoridad de Al Qaeda y que controla Mosul, Faluja y Tal Afar y amenaza a Baiji, pone en jaque la unidad territorial de Irak, conformado por un mosaico de diferentes y enfrentadas etnias y grupos religiosos, entre chiitas y sunitas, y árabes y kurdos.

Este último grupo, el de los kurdos, que también tiene presencia en Siria, Turquía e Irán, logró fortalecerse, incluso militarmente, y controlar Kirkuk, ante el avance del Isis y el descontrol del Ejército iraquí. Un incremento de su autonomía en el terreno podría animarlo a buscar su independencia y generar así un nuevo foco de conflicto regional al intentar levantar a las poblaciones kurdas de los países vecinos.

A raíz de la situación crítica que se vive en Irak, el líder espiritual de los chiitas del país, el gran ayatola Ali Hussein al Sistani, llamó a los políticos a consensuar cuanto antes un nuevo gobierno, para poner fin a las diferencias sectarias que podrían hundir al país en una nueva guerra civil.

A esto se suma la tensión creciente entre palestinos e israelíes. Eso, semanas después del fracaso de la nueva iniciativa de paz promovida por Estados Unidas, tras la conformación de un gobierno palestino de unidad, apoyado por Al Fatah y Hamas, y pese a la jornada por la paz promovida por el Papa Francisco en el Vaticano. La desaparición de tres jóvenes israelíes el 12 de junio en Cisjordania hizo que el gobierno de Benjamín Netanyahu ordenara una operación militar de búsqueda por territorio palestino, ante el temor de que se tratara de un secuestro. Producto del operativo han muerto dos palestinos, incluido un niño de 13 años, y han sido detenidos más de 300. Netanyahu ha acusado al grupo Hamas de estar detrás de la desaparición de los jóvenes.

Este hecho coincide con el incremento de disparos de cohetes desde la Franja de Gaza hacia Israel, algo que, según teme el Ejecutivo de Netanyahu, podría ser el anuncio de una nueva escalada de violencia aprovechando el marco de tensión tanto en Cisjordania como en el resto de Medio Oriente.

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