¿Justicia ciudadana o abuso público?

La reacción de una turba de trabajadores y transeúntes, que retuvo e inmovilizó a un supuesto ladrón, causó rechazo en el gobierno. Si bien Carabineros asegura que la medida está permitida por la ley, en este caso no existió una denuncia formal, lo que derivó en que el menor detenido recobrara su libertad de inmediato.




La tradicional esquina de calle Bandera con Agustinas, en pleno centro de Santiago, se transformó en el escenario de una inusual historia protagonizada por oficinistas, trabajadores y transeúntes. También por un supuesto delincuente, de quien el sistema judicial -y la propia policía- nunca tuvo registros. Hasta el miércoles.

El reloj marca las 18.30 y J.A.V.P. (16), el presunto ladrón que habría atacado a un adulto mayor con un cuchillo, permanece inmóvil frente a una señalética municipal. A su alrededor, un grupo lo observa, ríe, aplaude, lo graba y lo fotografía, mientras dos trabajadores lo envuelven en plástico para evitar que huya.

De sus pertenencias, poco se rescató. Sus jeans y ropa interior están rasgadas y sólo un trozo de polera negra a rayas cubre una parte de su espalda. Lo que pocos saben es que su detención no surgió de un operativo de Carabineros, sino de la intervención de un grupo de civiles que fueron alertados del supuesto delito y decidieron aprehender al joven usando la fuerza.

H.F., trabajador del sector que participó de la detención ciudadana narró haber actuado tras ver a una "estampida" de personas tratando de atrapar a un joven. "¡Deténganlo!, ¡deténgalo!, gritaba la gente", recordó. Sin pensarlo, H.F. se abalanzó sobre el sujeto, mientras testigos aseguraban que el sospechoso había intentado robar a una persona mayor.

"El tipo iba a seguir corriendo, quería arrancar y me tiré encima. Lo agarré de las manos y los pies con un poco de film (alusa plástica) y lo dejé en el poste. Eso fue todo", aseguró. Sin embargo, agregó que "no me imaginé lo que iba a venir después, los golpes de la gente. Se tiraron como salvajes arriba de él".

Un testigo del hecho fue Luis, un quiosquero  que trabaja hace 50 años en la intersección de ambas calles. Si bien el locatario prefiere no revelar su apellido, sí detalló el inusual hecho: "Eran cerca de 100 personas. Lo golpearon, insultaron, se ensañaron con él. Era como un circo romano", dijo. Según el hombre, no es la primera vez que ocurre algo de esta índole. "Yo he visto gente dándole la zurra a los que intentan robar autos por aquí, lo que es común. En esta calle, lo que más roban son autos, celulares y las principales víctimas son extranjeros y personas mayores", recalcó el hombre, quien añadió que las horas en que más se producen estos delitos son entre las 11.00 y las 14.00.

Las cifras de Carabineros lo respaldan. En lo que va del año, los robos por sorpresa -o lanzazos- en el sector llegan a los 1.448 casos; es decir, un 29% más que en 2013 cuando se registraron 1.124 ilícitos. Las detenciones ciudadanas, según la policía, bordearían los 10 casos denunciados en el año.

Manuel Meneses, también locatario del sector, contó que producto de los robos "la gente no soporta más, está cansada de que no se haga justicia. Cuando a mí me asaltaron, nadie hizo nada. El gobierno le tiene que poner el cascabel al gato".

Para el sociólogo de la Universidad Santo Tomás, Mauricio Ríos, "el referente moral de lo que consideramos correcto e incorrecto está cada vez más difuso".

Añadió que, por ejemplo, "se esperaba cierta conducta moral, incluso de los  delincuentes, como no robar a una embarazada a o a un adulto mayor (...). También  hay  gente que le echa el auto encima a otra persona y lo considera justo porque va a atrasado".

Pese al arresto ciudadano del presunto delincuente, el caso en su contra no prosperó. Esto, según el mayor de Carabineros Carlos Adones, se debió a que cuando la policía "llegó al lugar, buscó información de algún denunciante, algún testigo del hecho, pero no hubo nadie que se hiciera responsable de la denuncia y de la supuesta sustracción de la especie". Agregó que por esta razón a la "persona se le hizo un control de identidad, se corroboró que no tuviera antecedentes penales ni órdenes vigentes y se completó el control de identidad sin novedad". Es decir, quedó en libertad de inmediato.

Las reacciones en torno al actuar ciudadano llegaron hasta La Moneda. Fue el subsecretario del Interior, Mahmud Aleuy, el encargado de condenar lo sucedido y recordar que "lo que la gente tiene que hacer es respetar el Estado de derecho y no realizar estas acciones individuales que nada tienen que ver con el proceso democrático". Añadió que "no puede ser que la gente cometa ese tipo de acciones (...). No es razonable que haya gente que opere al margen de la ley por muy justificada que sea su reacción".

Si bien la policía enfatizó que civiles se encuentra facultados para retener a delincuentes, sin que éste sea agredido, la denuncia ante las autoridades es clave para iniciar una investigación en su contra.

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