La apuesta de Modi por cambiar India refuerza el nacionalismo

Nueva Delhi,
Nueva Delhi, la capital india, aún presenta altos niveles de contaminación.

El primer ministro que cumple poco más de tres años en el poder mantiene una deuda en el plano económico, pero ha logrado mantener en alto la moral del país.




"Si hicimos todo esto en el pasado, imaginen todo lo que podremos lograr unidos en el futuro," sentencia una voz, mientras el volumen de la música comienza a elevarse y el pequeño bote culmina su recorrido de poco más de 10 minutos a través de la milenaria historia de la cultura védica. La exhibición es sólo una parte de las actividades que ofrece el templo de Akshardham en Nueva Delhi, un monumental edificio rodeado de extensos jardines, centros de exhibición, restaurantes y muestras educativas que si bien fue construido entre 2000 y 2005, casi 10 años antes de la llegada del actual primer ministro Narendra Modi al poder, es probablemente el mejor ejemplo del nuevo espíritu que el líder del partido nacionalista Bharatiya Janata le ha querido impregnar a su país. "India first", parafraseando el lema del Presidente estadounidense Donald Trump, es la esencia que atraviesa todo el discurso que puso a Modi al mando de India.

Su triunfo en 2014 representó una revolución política en este país de 1.281 millones de habitantes. No sólo terminó con la hegemonía del partido del Congreso, la colectividad de Nehru, Indira Gandhi y Rajiv Gandhi, que se había mantenido en el poder en forma ininterrumpida desde la independencia, sino que incluso lo hizo ganando con el resultado más amplio logrado por un partido en los últimos 30 años. Su apuesta era ambiciosa. "Quiero que el siglo XXI sea indio y eso tomará 10 años, no mucho", prometió en su primer discurso tras conocerse su victoria en mayo de 2014. A su favor tenía no sólo su extraordinaria historia de vida -pese a provenir de una familia humilde y ser vendedor de té en su infancia llegó a titularse de ciencias políticas en la Universidad de Delhi y obtener luego un máster en la universidad de su estado natal, Gujarat- sino también sus logros como ministro jefe de Gujarat, que convirtieron a ese estado del suroeste en un ejemplo de éxito económico.

Al cumplirse dos tercios de su mandato la población sigue confiando en él -su popularidad se ubica entre el 70% y el 80% dependiendo de las encuestas- y es el líder mundial más popular en Facebook, con 42 millones de seguidores en su cuenta personal y otros 13 millones en la cuenta de su gobierno. Además, al recorrer por estos días las calles de una contaminada Delhi -adonde La Tercera viajó por una invitación de la cancillería india- su rostro parece omnipresente en los carteles que promocionan el Mundial de Fútbol Sub 17. Su apuesta por recuperar el orgullo indio e instalar a su país como un actor central de las grandes ligas mundiales ha sido clave para mantener su respaldo ciudadano, según reconocen varios analistas y observadores internacionales en Nueva Delhi, aunque ha dado pie al aumento de los grupos nacionalista hindúes y a crecientes ataques xenófobos.

En el mundo financiero existe confianza en el rumbo que le está dando al país. "Muchas cosas están sucediendo en esta economía, se ve un gran crecimiento", dice Ashishkumar Chauhan, director ejecutivo y CEO de la Bolsa de Comercio de Mumbai, quien destaca la "fuerte inversión en infraestructura. "El actual primer ministro es dinámico, sabe lo que quiere", agrega Chauhan en la sede de la Bolsa, en la capital financiera del país.

De la mano de un fuerte centralismo del poder, Modi ha logrado mantener el crecimiento de la economía por sobre el 7%, redujo la inflación, pese a un leve repunte en los últimos meses -bajó del 10% anual en 2013 a un 4.5 en 2016- y congeló el déficit fiscal.

Sin embargo, no ha tenido los mismos resultados en el mercado del trabajo, donde la desocupación ha venido aumentando de un 3,8% en el período 2012-2013 a un 5% en 2015-2016. Si bien, son tasas bajas a nivel internacional que se explican en parte por el subempleo, los analistas advierten sobre el creciente estancamiento que se observa en la generación de empleo, especialmente entre los jóvenes, lo que podría amenazar el proyecto de largo plazo del primer ministro.

"India está enfrentando una crisis de desempleo alarmante, con un estancamiento en el crecimiento del trabajo y el gobierno de Modi no ha sido capaz de realizar ningún mejoramiento en las condiciones del mercado laboral", advierte el analista del Asia Times Sachi Satapathy.

Fin a la desigualdad

Modi insistió en su discurso en el día de la Independencia, en agosto pasado, en su promesa de avanzar hacia "una India libre de discriminación por casta, terrorismo, corrupción, nepotismo. Una India limpia". Sin embargo, al recorrer las calles de Delhi y Mumbai queda en evidencia que el objetivo aún está lejano. Las desigualdades emergen en cada esquina. En Mumbai, por ejemplo, convive la casa más cara del mundo -un edificio de 27 pisos valorado en US$ 1 millón y que además no se ocupa -con más de 12 millones de personas viviendo en campamentos.

Además, la oposición ha acusado al gobierno de no reconocer la desaceleración que se está observando en la economía y el repunte de la inflación en los últimos meses. "Desde los textiles a las tecnologías de la información y la construcción, todos los sectores están enfrentando los efectos de la mala administración de Modi", plantea Randeep Singh Surjewala, vocero del partido del Congreso.

Pese a ello, el primer ministro mantiene alta su apuesta. A su favor tiene su elevada popularidad y la debilitada posición en que se encuentra la colectividad de Nehru, que no ha sido capaz de recuperarse de la debacle electoral de 2014 y pocos prevén que recupere el gobierno en el corto plazo. "Rahul Gandhi -su actual líder- no tiene el peso político de sus antecesores", dice un observador internacional en Nueva Delhi.

El débil momento en que se encuentra la oposición y la alta popularidad de Modi han hecho incluso surgir voces que proponen una reforma constitucional para instaurar un sistema presidencial. "Quienes lo plantean aseguran que es un sistema más eficiente que el actual", sostiene Nandan Unnikrishnan, vicepresidente de la Observer Research Foundation, un centro de estudios independiente en India (ver entrevista).

Sin embargo, las posibilidades de un cambio a corto plazo aún son escasas porque para lograrlo se requiere que la enmienda sea aprobada por dos períodos consecutivos en el Congreso. Por ahora, lo que sí estiman los analistas es que Modi logre la reelección en 2019 y se mantenga en el poder hasta 2024, cumpliendo los 10 años que dijo necesitar para consolidar el liderazgo indio. El único riesgo es que la violencia nacionalista que ha venido creciendo termine amenazando el éxito de sus promesas.

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