La familia que viene según la Generación Y

Los jóvenes, entre 15 y 30 años, tienen claro las proyecciones que quieren para su futuro. Su familia incluye tener hijos y les interesa más ser buenos padres que tener un matrimonio exitoso. <br>




De ellos se ha dicho que son individualistas por estar más centrados en las proyecciones propias que en las familiares. De hecho, para las generaciones anteriores son los que "no están ni ahí". Y podría pensarse que la frase tiene validez, si se considera que la tendencia es casarse cada vez más tarde y tener menos hijos. Pero para la Generación Y (nacidos entre 1980 y 1994) esa descripción es sólo prejuicio. Porque, según los últimos estudios, son jóvenes entre 15 y 30 años que saben lo que quieren, sobre todo en cuanto a sus proyecciones familiares. Y más que desarrollarse como persona, dicen que lo más importante para ser feliz es construir una buena familia o relación de pareja (64,6%), según la Sexta Encuesta Nacional de Juventud de la Injuv. Pero además de tener claro sus aspiraciones y de saber, por ejemplo, que le quieren dar más importancia a la paternidad que al matrimonio, son capaces de imaginarse su futuro en las distintas tipos de familias que coexisten en la actualidad. Esta es una recopilación de estudios nacionales y extranjeros que dan algunas luces de cómo será la familia de las próximas décadas.
La mayoría casados. El 70% de los jóvenes, según un estudio reciente de Pew Research (Estados Unidos), quiere casarse. Y eso, bajo el análisis de los especialistas, es un resultado que llama la atención debido a que la Y es una de las generaciones que se caracteriza por aceptar la diversidad de familias y estados de pareja como la convivencia. Sin embargo, para ellos, convivir es sólo un estado de transición.  
En Chile, el 27,9%  de los jóvenes de Santiago dijo en 2004 que le gustaría convivir y después casarse, y 14,8% opinó que quisiera casarse sin convivir, según resultados del estudio Proyectos familiares y de Pareja entre los Jóvenes de Santiago de Chile, realizado por la socióloga e investigadora de la Universidad Católica María Soledad Herrera.
 Pero más allá de las modalidades, el 77,7% de los santiaguinos encuestados imaginaban que en 25 años más, seguramente estarían casados, siendo más los hombres (80,8%) que las mujeres (75%) las que decían eso. Al mismo tiempo son más los hombres (51,6%) que las mujeres quienes piensan que el matrimonio es para toda la vida, según los resultados de la Injuv.
Y "asegurados". Pero para dar el paso al matrimonio, tienen que darse varias condiciones que convergen en un solo estado: la seguridad. Dentro de los santiaguinos la respuesta más mencionada de los motivos por los cuales se casarían era sentirse totalmente seguro del amor entre su pareja. "Lo que ha pasado es que son mucho más exigentes respecto al matrimonio. Si han disminuido las tasas de matrimonio, una de las causas se puede deber a que quieren casarse cuando estén seguros, porque lo ven como un ideal romántico", dice Herrera.
Pero además, quieren tener seguridad en otros ámbitos como el económico y laboral. "Antes se casaban y empezaban a acumular recursos, ahora entienden que las cosas las tienen que tener antes. Es un marcador de status, casarse significa que tengo todas las cosas resueltas en mi vida adulta", dice Viviana Salinas, socióloga y demógrafa del Instituto de Sociología UC.
Con hijos sí o sí. Cada vez hay menos hijos (1,9 hijos por mujer), sin embargo, estos jóvenes le dan una alta valoración a la paternidad. El 85% de los santiaguinos dijo  que en 25 años más era seguro que tendría hijos y el 45,6% declaró que era importante tenerlos en el futuro,
Es más. La familia, según ellos, comienza con el nacimiento de los hijos. "Para ellos familia es con niños, no con la pareja. En Chile, a diferencia de otros países, el tener hijos es parte importante de la identidad, sobre todo de las mujeres. Hay una presión incluso social que lo que constituye a la persona es tener hijos", dice Herrera.
Con la meta de ser los mejores padres. No sólo quieren ser padres... Quieren ser buenos padres. Según el estudio de Pew Research, el 52% de los jóvenes dijo que para ellos era más importante ser un buen padre que tener un matrimonio exitoso (30%).
 En Chile sucede lo mismo. El 77% opina en el estudio que era fundamental en el futuro llevarse bien con los hijos, mucho más que vivir en pareja (28,4%). "Nuestra cultura, antiguamente, estaba más enfocada en la vida del adulto, pero ahora está más enfocada en los niños. Por esto, hay una generación de jóvenes que ve la importancia de ser buenos padres. Al mismo tiempo, ellos son testigos de cómo muchos matrimonios acaban en divorcio, por lo tanto no lo consideran tan importante para ellos", dice a La Tercera David Verhaagen, sicólogo estadounidense especialista en esta generación.
Compartiendo sobre todo deberes. Ya dentro del matrimonio quieren una relación más horizontal y equitativa. O al menos es lo que dicen cuando sólo el 26,8% está de acuerdo con que el rol del proveedor es sólo del hombre y cuidar a los hijos es rol de la mujer (21,6%), según la Injuv.
Y si no resultara... La familia es central, ya está dicho, pero también saben que los planes pueden fracasar y puestas a imaginar el futuro en ese escenario, las mujeres se ven viviendo solas (27,8%) o divorciadas (18,5%). En esos términos están por allanar las condiciones para terminar con el matrimonio. Así, son ellas, más que los hombres, los que dicen que deberían eliminarse las restricciones para divorciarse (62,3%).
"Muchas mujeres han visto o vivido en familias monoporentales sin la presencia del hombre y eso les demuestra que podrían seguir como familia. Para el hombre, el matrimonio es una dinámica más conveniente, por la carga de roles o para estar más cerca de los hijos. Aunque por su compromiso paternal, al divorciarse de su mujer, separa la relación con los menores y siguen vinculados", dice Pamela Bernales, sicóloga de la U de Chile.
Para ellos el divorcio no es lo ideal, de hecho los expertos dicen que es un gran temor que tienen, pero saben que la dinámica de familia puede seguir. "La Generación X creció experimentando tasas exorbitantes de divorcio y sus familias se desmoronaron. Debido a esto, decidieron que iban a hacer que funcione en una forma en que sus padres no pudieron. La Generación Y se crió con los mismos índices de divorcio, pero un conjunto totalmente diferente de las expectativas acerca de lo que significaba tener una familia (incluso después del divorcio)", dice Verhaagen.

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