La Moneda se repliega tras su jornada electoral más negra

La tarde del 13 de diciembre la Presidenta Bachelet se reunió con su comité político. El mal resultado de Frei, luego de que ella se había jugado directamente, la llevó a concluir que para segunda vuelta debían sumarse al comando todos los que el candidato requiriera. quienes se quedaran en el gobierno debían concentrarse en sus últimos 88 días de gestión.




Poco antes de las 20.00 del domingo 13, cuando ya el segundo cómputo oficial había ratificado el peor resultado electoral en la historia de la Concertación, la Presidenta Michelle Bachelet citó al comité político a una improvisada reunión, donde fijó la línea del gobierno con miras a la segunda vuelta y los meses finales de su mandato.

Bachelet cruzó el corto pasillo que separa el sector poniente de Palacio (donde se ubica la Secretaría de la Presidencia), del ala oriente de La Moneda, que cobija las dependencias del Ministerio del Interior. En esta última zona, una oficina se encontraba cerrada con llave desde tempranas horas y bajo custodia especial de la guardia de Carabineros, que tenía instrucciones de permitir el paso sólo a contadas figuras. Allí, la Mandataria echó una ojeada a las cifras en el computador instalado por el equipo electoral de La Moneda. Hasta allí llegaban primero que a ningún otro terminal los escrutinios de mesas.

Tras mirar las cifras, la Mandataria cruzó la gruesa puerta de madera que separa el salón de reuniones de Interior del contiguo al despacho del ministro de esa cartera. La aguardaban los ministros Edmundo Pérez Yoma, Andrés Velasco, Carolina Tohá y José Antonio Viera-Gallo.

Bachelet les dijo que era el momento de que se sumaran al comando de Eduardo Frei todos los personeros de gobierno que quisieran y fueran necesarios en la estrategia oficialista para sumar los votos de Marco Enríquez y de Jorge Arrate

La Presidenta, aseguran fuentes de Palacio, dio carta libre a todos los presentes. Las mismas fuentes aseguran que el análisis apuntaba a que el gobierno y la Presidenta habían apoyado intensamente la campaña de Frei en los últimos tres meses. Y que, por lo mismo, los 14 puntos por debajo de Sebastián Piñera que había obtenido la carta oficialista ponían a La Moneda en una complicada situación: si aun con la Mandataria de más alta aprobación jugada en campaña de Frei la votación del candidato era tan baja, la idea instalada de que el gobierno debía desplegarse  el doble de cara al balotaje perdía sentido.

La conclusión presidencial era que para los 35 días de la campaña de segunda vuelta, su último gesto sería dejar ir a todos los que Frei requiriera; pero los que se quedaran, debían abocarse de lleno a los 88 días que restan de mandato.

Más tarde, en el Salón Montt Varas, donde ministros, subsecretarios, jefes de servicio y algunos dirigentes concertacionistas invitados  seguían los resultados de la elección  a través de cuatro televisores ubicados junto a mesas con bufé, Bachelet dejó en evidencia la línea que había fijado a su comité político. 

Cuando algunos personeros le pidieron que incluyera una señal a Frei en el discurso de esa noche, ella se negó y dijo que iba a dar un mensaje como jefa de Estado y que, como tal, su misión era garantizar el proceso electoral.

NERVIOSISMO EN LA SALA
La mayoría de las figuras de gobierno habían llegado al Salón Montt-Varas pasadas las 18.30 horas, tras la lectura del primer cómputo. El ministro de Defensa, Francisco Vidal, por ejemplo, se instaló en primera fila, muy cerca de los televisores. Dependiendo de lo que aparecía en las pantallas, se formaban grupos espontáneos a comentar la situación. Varios preguntaron: "¿Qué haremos ahora?".

De acuerdo al relato de algunos invitados, Bachelet, quien estuvo algunos momentos en el salón, se paseaba conversando con unos y otros, y se sumó a los que intentaban levantar el ánimo para impedir que siguiera cundiendo el derrotismo.

Antes del segundo cómputo, algunos intentaban tranquilizar a los más nerviosos, diciendo: "Hay que esperar los resultados de las mesas rurales, demoran más en cerrar", esperanzados en que ello traería un repunte de Frei. Pero el ánimo estaba a la baja: mientras la información oficial daba a Frei por arriba del 30%, el subsecretario de Desarrollo Regional y experto electoral, Mahmud Aleuy, había proyectado cerca de las 18.00 que Frei quedaría en 29%.
 
Mientras, en el ministerio de la Presidencia, un equipo recolectaba insumos para las respuestas que usarían para explicar el resultado presidencial y parlamentario.

A lo menos en tres oportunidades, Bachelet cruzó al Ministerio del Interior para ver los números. Allí se encontraba con la ministra Carolina Tohá, quien desde que llegó a La Moneda, cerca de las 16 horas, pasó gran parte del tiempo en las oficinas de Interior. La vocera no ocultaba la angustia por la situación de su marido, el diputado Fulvio Rossi, quien hasta último momento aparecía perdiendo el sillón senatorial ante el independiente Salvador Urrutia. Preguntaba por qué en el primer cómputo se había considerado el 60% de las mesas de Arica, lo que según ella perjudicaba a su esposo, quien finalmente saldría electo gracias al sistema binominal, pese a obtener 1.500 votos menos que Urrutia.

Pero Tohá tenía otro motivo de inquietud. Poco antes de las 18 horas la había llamado Frei para hablar de su ingreso al comando. El tema se venía evaluando desde hace días, pero fue ese domingo, dicen cercanos a la ministra, que se tomó la decisión.
 
Antes de aceptar, dicen las fuentes, la ministra preguntó qué rol cumpliría, el grado de autonomía y la facultad para formar equipos. Añaden que puso como condición para su desembarco ser nombrada generalísima, con la esperanza de que así no se repetiría el desorden que se evidenció en el comando en la primera vuelta.

Recién pasadas las 22.30 horas, Tohá se reunió con Bachelet para hablar de su salida del gabinete. Para entonces, la Mandataria ya se había despedido de Juan Carvajal, otro estrecho colaborador que pasaría a ser jefe de comunicaciones del comando.

Desde octubre que Carvajal, desde La Moneda, había participado de la campaña. Pero en la conversación con la Mandataria quedó claro que ahora debía hacerlo fuera del gobierno.

Lo anterior también corrió para  Aleuy, quien dejó el martes el gobierno para sumarse al nuevo comando de Frei como secretario ejecutivo. El cercano colaborador de Bachelet se despidió de la Presidenta a tavés de una sentida carta, y cerca del mediodía del martes 15 se reunió con el ministro Pérez Yoma para dar cuenta de su salida.

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