La nueva vida de Cristián de la Fuente y Angélica Castro en México




El perro Napoleón es el más contento. Porque el pug bien arrugado de Cristián de la Fuente partió con él, con Angélica Castro y Laurita, su hija de tres años, a Ciudad de México, donde el chileno cabalgará sobre la yegua "Gitana" por los campos de Veracruz convertido en nuevo "galán" de Televisa. 

El gigante de las telenovelas lo contrató para personificar a un hacendado del 1880 que pelea por una mujer -interpretada por Aracely Arámbula, ex novia de Luis Miguel- contra el pirata Juan del Diablo en la nueva versión de Corazón salvaje, clásica teleserie de 1993. Para De la Fuente este papel significa "empezar la conquista del mercado mexicano", como cuenta desde la capital azteca. Dejó su casa en Los Angeles y se cambió con la familia, nana y mascota. Y por ahora todos alojan en un hotel de la zona de Polanco, uno de los sectores chic de la ciudad, donde viven celebridades, políticos y artistas.

"México es un país muy lindo, lo único es que hay que andar con un poco más de seguridad", comenta el actor sobre su nueva vida en el D.F., donde Televisa le arrendó una casa amoblada en Pedregal, otro buen barrio, y con extremas medidas de seguridad, a la que espera cambiarse en los próximos días. "Aquí es distinto", afirma. "Estás acostumbrado a vivir en un país donde puedes tener un convertible y dejar la capota abajo, y tu hogar no tiene rejas. Y ahora tendremos chofer y una casa que está en un recinto privado, con guardias, murallas, cerco eléctrico y cámaras de televisión", explica refiriéndose al día a día en la ciudad que reguistra una alta tasa de secuestros.

"La idea es seguir casados", bromea sobre su mujer, que lo siguió sin problemas. "No me costó convencer a Angélica porque profesional y económicamente es una tremenda oportunidad", relata De la Fuente, sobre su llegada a un mercado de 34 millones de potenciales telespectadores y donde debutó como otro galán campestre que también se enamoraba de otra ex polola de Luis Miguel, Sofía Vergara, Fuego en la sangre, de 2008.

Allí actuó por primera vez con Eduadro Yáñez, que hoy es su rival en Corazón salvaje. "A Salvador Mejía -poderoso productor de Televisa- le gustó la onda, la rivalidad, que tuvimos con Eduardo. Tenía ganas de hacer una serie con nosotros que se llamara Caín y Abel, después no se dio, pero ahora sí", explica.

"Me veo como un príncipe, con el pelo largo y al viento", comenta riendo el ex finalista de Dancing with the stars sobre su nuevo look en la teleserie. Tendrá escenas en Veracruz y en Alvarado. Y también tiene que viajar cada fin de semana a Miami, donde anima Viva el sueño, un concurso de talentos al estilo de American Idol en Univisión, cadena partner de Televisa. Son los espacios con que concreta su "plan para conquistar el mundo", como bromea. "México es un mercado increíble y me sirve. Si yo compito para un papel en EE.UU. de igual a igual con un mexicano, queda el mexicano, porque les sirve para entrar al mercado hispano. Es así de matemático", finaliza el chileno, desde su nuevo hogar. Y Napoleón le mueve la cola.

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