La odisea de arrendar estacionamiento en el centro de Santiago

Para quienes van en auto a trabajar a esa zona, arrendar un aparcadero se convirtió en una ocupación más. Se encuentran con cupos agotados, listas de espera de 30 vehículos o precios impagables. Con paciencia, a veces se logra conseguir uno.




MARIA Loreto Frías trabajaba en Providencia como analista de riesgo de un banco. En marzo la trasladaron a una sucursal en Santiago Centro. Como coincidencia, en la misma fecha su esposo se cambió de trabajo a una oficina ubicada en esa misma zona de la ciudad. Para irse juntos en auto desde su departamento, en Av. Américo Vespucio con Isabel la Católica, decidieron arrendar un estacionamiento mensual en el sector. Lo que parecía un simple trámite les valió tiempo, demoras y papeleos. Recién un mes y medio después de empezar la búsqueda consiguieron uno, en Amunátegui con Huérfanos.

Hace un par de meses que en los estacionamientos del casco histórico escasean los cupos para alquilar por períodos prolongados. Los subterráneos del Centro Cultural La Moneda, del frontis del Teatro Municipal, de José Miguel de la Barra o los que están en altura, como el Parking Agustinas (en Miraflores), Impala o Carillón (ambos ubicados en Merced), no pueden recibir más vehículos, pese a que en sus instalaciones tienen capacidad hasta para 500 automóviles.

Según un catastro entregado por la consultora Georesearch, en la zona más tradicional de la ciudad -el cuadrante delimitado por la Alameda, San Martín, el río Mapocho y el Cerro Santa Lucía- existe un total de 21 recintos de aparcaderos, en los que puede alquilar un espacio por mes. Se consideraron aquellos que son concesionados y bajo superficie y también los edificios que se levantaron en la década del 60 para ese fin. Algunos de ellos son públicos, es decir, puede ingresar cualquier persona, y otros son privados, pero sus dueños arriendan directamente sus estacionamientos.

Para Daniel Encina, gerente general de la consultora, esos 21 recintos son un número superior en comparación con otros polos de oficinas, como "Sanhattan", donde existen tres aparcaderos concesionados. "Pero en El Golf, cada torre nueva cuenta con aparcaderos propios para sus trabajadores. Eso en el centro no ocurre. Ahí cuesta mucho encontrar un espacio disponible, porque la oferta está saturada", explica.

Estadísticas de Georesearch indican que cada día, 70.000 automóviles llegan al centro por motivos laborales. De esos, el 15% proviene de Las Condes, Lo Barnechea, La Reina y Ñuñoa. En tanto, la mayor cantidad es de Maipú (24,5%), Puente Alto (9,5%) y La Florida (7,5%). Cada uno de ellos, por estacionar cada mes debe desembolsar entre 3 UF y 5,5 UF mensuales, es decir, entre $ 70 mil y $ 120 mil. Eso, si es que encuentran lugar.

En el Parking Agustinas, en calle Miraflores, hay que esperar que corra la lista de 30 personas que están postulando a un espacio, que cuesta $ 100 mil por mes. "Son 290 estacionamientos y no queda ninguno", advierte la encargada de rentas del lugar, Alejandra San Martín. A los clientes, ella les aconseja preguntar cada fin de mes para saber si ha corrido la lista, algo que no siempre sucede.

Miguel Jara, quien desde hace 32 años es cuidador en el edificio de estacionamientos Casablanca, ubicado en Miraflores, asegura que "no había visto nunca la saturación de los últimos meses. Todo el mundo busca, pero no hay disponibilidad".

Según Genaro Cuadros, director del Laboratorio de Ciudad y Territorio de la Universidad Diego Portales, el centro de la ciudad ha vuelto a revivir, impulsado por el repoblamiento de la comuna que se ha generado tras los subsidios de renovación urbana que entregó el Minvu junto al municipio desde mediados de los 90.

"El regreso de las oficinas ocurrió de la mano de la reactivación del consumo de la comuna. A eso se suma el hecho permanente de que en el centro histórico se concentra el funcionamiento de instituciones públicas y muchas oficinas privadas dependen de ellas, por lo que necesitan estar cerca", analiza.

Por esa última razón, explica Cuadros, oficinas de abogados, arquitectos, bancos y otras empresas han puesto sus ojos nuevamente en ese sector. Eso explica que se hayan levantado proyectos como la Torre Huérfanos y que se hayan rehabilitado edificios antiguos para instalar oficinas premium, tal como ocurrió con el Edificio Ariztía, en el barrio de la Bolsa de Comercio.

La saturación, según Francisco Rojas, gerente de la división Oficinas de GPS Property, se da en ese punto de la ciudad, debido a dos factores: "Casi todos los edificios del sector son antiguos, por lo que no cuentan con zonas para estacionamientos. A eso se suma que prácticamente ya no existen terrenos disponibles para construir más torres con estacionamientos".

El tiempo de espera puede llegar hasta un mes promedio. Le pasó a María Loreto Frías, quien cada vez que encontraba un espacio vacío, en avisos de diarios e internet, corría a verlo. Sin embargo, cuando llegaba ya se había ocupado. El día en que halló uno, el que usa hoy en calle Amunátegui, comenzó otra odisea. "Me pidieron liquidaciones de sueldo, certificados de antigüedad laboral y hasta el pago de varios meses de arriendo adelantado. Como si fuera un departamento", cuenta.

Las búsquedas de aparcaderos disponibles se han extendido desde los avisos en diarios, a la web y las redes sociales. En Twitter o Facebook abundan las personas solicitando un espacio para aparcar sus automóviles en esa zona de la capital.

Eduardo Pool comenzó en marzo pasado sus estudios en la Academia Diplomática, ubicada en Catedral con Morandé. Dejó los pies en la calle buscando opciones para guardar su auto: visitó edificios de estacionamientos, otros subterráneos y hasta torres residenciales. No encontró nada durante tres semanas. Luego, se enteró de un nuevo sitio web, Joldit.com, en el que habían publicado avisos de alquiler para vehículos. Ahí consiguió uno. "Estaba desesperado. No había nada desocupado y toda la semana pagaba $ 6.800 por estacionar el día completo. Al mes tenía que desembolsar $ 136.000", cuenta.

Una nueva tendencia fue su salvación: la de propietarios de departamentos que arriendan el aparcadero en su edificio del centro durante el horario laboral, desde las 8 de la mañana a las 6 de la tarde.

Cuando vio el aviso en la web, Pool llamó al dueño del espacio, se reunieron y llegaron a un acuerdo en menos de un día. "Mientras él trabaja en Ciudad Empresarial, yo ocupo su estacionamiento. Todo el arreglo es de palabra, muy relajado, no como en otros lugares que pedían firmar contrato y hasta pagar gastos comunes. Aquí me cobran apenas $ 50 mil al mes", explica.

Alejandro Harcha, creador de Joldit.com, explica que esta tendencia se viene dando en los últimos seis meses. "Vecinos del sector han empezado a arrendar sus estacionamientos en los horarios en que salen a trabajar a otra zona de Santiago. Como tienen que sacar sus autos, aprovechan de lucrar con su espacio", aclara.

Harcha explica que los avisos que suben a su web para ese sector de la capital, desaparecen el mismo día que se publican. "Hay personas que pueden arrendar en cuatro horas. Los que ofertan espacios en otras comunas, en tanto, duran hasta una semana en la web", dice.

Pese a la escasez de aparcaderos, el Municipio de Santiago tiene una postura clara sobre el tema: los futuros parkings concesionados de la comuna se harán en los alrededores del casco histórico y no en su interior.

"Nuestra estrategia es crear estacionamientos subterráneos en la periferia para que las personas que van a esa zona dejen sus autos ahí y caminen o usen transporte público en el último tramo. Con eso buscamos descongestionar el centro", señala la alcaldesa Carolina Tohá.

Mientras tanto, se construye un recinto de aparcaderos subterráneos en el frontis del Palacio de los Tribunales, en calle Compañía. Tendrá capacidad para 495 ve- hículos y estará disponible en 2014 Será uno de los últimos que llegará a ampliar la oferta y a dar un respiro a los que buscan, sin descanso, un lugar para dejar su auto en el centro de la ciudad.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.