La solitaria alumna de Camarones

Alicia Guillermo (19) fue la última estudiante de su comuna en egresar de cuarto medio. Hoy cursa Trabajo Social y es considerada un ejemplo en su comunidad.




Alicia Guillermo Cadima ha pasado gran parte de su vida entre semillas, arena, libros y sol. A sus 19 años tiene un currículo que la diferencia del resto de los estudiantes del país: fue la última alumna en egresar de cuarto medio en la comuna de Camarones y, actualmente, es la única representante de esa comunidad nortina que cursa estudios superiores.

Desde niña logró convertir la soledad en una virtud, a pesar de pertenecer a una familia numerosa. Es la tercera de seis hermanos, y sus padres, dedicados a la agricultura y al cultivo de flores en Azapa, decidieron que debía trasladarse a un internado para que pudiera completar su escolaridad.

Vivió cuatro años en el Liceo Politécnico de Codpa, ubicado a dos horas en vehículo desde Arica: "Fue una experiencia fuerte -recalca-, porque tuve que aprender a ser independiente. Me esforcé".

La joven destacaba entre los otros estudiantes por su actitud propositiva y las buenas notas que mantenía, recuerda la directora del establecimiento, Patricia Guzmán: "Tenía claro que estudiando era la única manera de romper el círculo de la pobreza y crecer como persona".

En tercero medio su vida dio un giro. Se ganó una beca de residencia, por lo que dejó de ser interna y pudo estar más tiempo con sus padres: "Subía los lunes y bajaba los viernes. Vivía con una tutora en Camarones. Me trataban muy bien".

Además, durante ese 2011 quedó sola en su curso. "Mi otra compañera tuvo que abandonar el colegio, porque estaba embarazada y debía hacerse cargo de su hijo. Así que estuve un año y medio sola en clases y tuve que compartir con gente de los cursos menores, adaptándome a una realidad que jamás pensé que iba a pasar".

Para ella, ser la estudiante exclusiva de la mención de técnico agropecuario del establecimiento de Camarones tenía algunas ventajas: tenía la atención de los siete profesores, dos ingenieros y la directora del recinto, quienes se dedicaban a entregar los contenidos que indican los programas del Ministerio de Educación. "Tenía que hacer los trabajos por obligación. Tenía que exigirme, ya que no había nadie a quien preguntarle o comparar las tareas. Fue bueno, porque tuve que aprender a ser responsable y cumplir con lo que se me pedía. Era un beneficio. Al final, fue una enseñanza personalizada la que me dieron".

Los resultados en ese ámbito fueron positivos, pues se graduó con promedio 6,3 de la enseñanza media. La directora sostiene que dejó una vara que no será fácil de superar en lo inmediato, dado que la próxima generación que llegue a cuarto medio será en dos años más: "Acá les hacemos clases a 50 alumnos", enfatiza.

SIN OLVIDAR EL ORIGEN

Al egresar, Alicia Guillermo no tenía claro qué iba a ser de su futuro. Si terminar la especialidad que estudió o comenzar una carrera profesional: "Opté por dar la Prueba de Selección Universitaria (PSU), pero me fue mal. No quise mirar los resultados. Sin embargo, por mis calificaciones mis padres me alentaron a seguir adelante".

A inicios de 2013 se matriculó en Trabajo Social, que imparte la sede Inacap de Iquique: "Viajo desde Alto Hospicio, donde vive un hermano mayor. He tenido que estudiar harto. Al principio me costó, pues es distinto al liceo. Tuve que esforzarme el doble".

Añade que la dedicación y el gusto por su carrera han rendido frutos. El primer semestre aprobó todos sus ramos y, por su ascendencia, se ganó la Beca Indígena. "Al principio tuve que trabajar . Ahora no y me siento feliz", asegura.

Sin embargo, no olvida Camarones: "Este verano tengo que regresar a terminar mi práctica. Mi labor consiste en hacer la polinización del maíz, todo relacionado con la agricultura".

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