La violenta historia del cuñado de Arturo Vidal

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22 Marzo 2017 Vista del presunto auto del cu?? del jugador de futbol chileno Arturo Vidal. El cu?? del jugador fue asesinado a balazos en el cruce de las calles Departamental e Industrias. Foto: Laura Campos / La Tercera

En diciembre pasado, Ignacio Neira, cuñado de Arturo Vidal, asesinado el sábado 22 de abril, había recibido su primera advertencia: su Nissan 370Z fue baleado frente a la casa de Ambar Vidal, en la parte alta de La Florida. En marzo le dispararon sin resultados y Neira decía temer por su vida. Antes, la historia de la pareja había estado llena de episodios de violencia intrafamiliar y de situaciones límites con la ley.




Fue en diciembre del año pasado cuando se vino el primer gran aviso. El Nissan 370Z, un deportivo cuyo precio de lista es de 26 millones y medio, estaba estacionado frente a la casa de Ambar Vidal (27), en el camino Las Araucarias, la parte alta de La Florida. El auto era de Ignacio Neira Guerra (30), quien estaba visitando a su pareja y madre de sus dos hijos, Alonso y Ambar, ambos bordeando los cinco años de edad.

El barrio, un condominio de casas grandes, de diseño parecido, aunque algunas, como la de Ambar Vidal, con piscina, es un lugar tranquilo para vivir, según los que habitan el lugar. Por eso, tal vez, pocos imaginaron la escena. Dos autos pasando lentamente, con tipos descargando sus armas sobre el Nissan 370Z de Ignacio Neira.

La familia entera estaba adentro de la casa.

El deportivo quedó ahí afuera, lleno de hoyos, como si se tratase de una vieja película de mafia. Esto, eso sí, no era un filme. Era la realidad, y la realidad es que a Neira le habían mandado una señal difícil de ignorar.

Casi cinco meses más tarde, el sábado 22 de abril, alrededor de las dos de la tarde, cuando Ambar Vidal esperaba a Ignacio Neira en una Copec de Departamental con Vicuña Mackenna para juntarse e ir a un motel, se materializó lo que la advertencia de diciembre había dejado pendiente. Esta vez balearon nuevamente el auto de Neira, el cuñado del seleccionado nacional Arturo Vidal, con la diferencia de que, ahora sí, Neira estaba adentro del auto. Fueron entre seis y ocho balazos. Tres le dieron. Dos en el brazo, uno en la cabeza.

El Mazda 3 del 2015, que está a nombre de Cecilia Guerra, la madre de Neira, quedó cruzado en Departamental con Las Industrias. Neira abrió la puerta del auto y se las arregló para salir y caminar unos pasos, para luego desplomarse. Quedó tendido en la calle; polera roja, jeans y zapatillas azules, mientras el grupo de gente que ahí estaba le pedía que no se moviera. Ambar Vidal, quien algo había intuido sobre la suerte de su pareja, porque, según ella, él nunca llegaba tarde, agarró su auto y manejó por Departamental hacia el poniente, hasta que vio la calle cortada a la altura de Las Industrias. Le dijeron que era Ignacio Neira, que había sido baleado y que había sido trasladado al Hospital Barro Luco.

Seguramente recordó la advertencia. Esa balacera de diciembre pasado frente a su casa.

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Los balazos sobre el Nissan 370Z cambiaron todo. Aunque Ambar Vidal vivía en un condominio en La Florida, su casa daba a la calle. Logísticamente, cualquiera podía volver a pasar por ahí y disparar. En la comunidad cuentan que después de la balacera la pareja empezó a pedir estacionar los autos dentro del condominio para evitar exponer los vehículos. Y, además, por algunos días, a la casa llegó a instalarse un grupo de primos a los que Ambar se refería como "soldados".

De haber otro ataque, tendrían cómo defenderse.

De un día para otro, Ambar, sus tres hijos (el mayor, de alrededor de 10 años, es producto de otra relación y se llama Arturo) y una tía por el lado materno, quien la ayuda con las cosas domésticas, dejaron la casa.

Aunque las viviendas de ese condominio se venden por alrededor de 150 millones, Ambar Vidal se fue sin pagar un año completo de los gastos comunes de la comunidad y atrás también dejó un buen lote de citaciones por deudas impagas.

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Ignacio Neira y Ambar Vidal en 2012, en la audiencia tras el rabo a un cajero automático.

Ignacio Neira y Ambar Vidal en 2012, en la audiencia tras el robo a un cajero automático.[/caption]

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Fue el 24 de julio de 2013 cuando Ignacio Neira fue acusado de tráfico de drogas. Neira conducía un Toyota Corolla, propiedad de Ambar Vidal, sin documentos. Lo manejaba por la Población La Victoria cuando una patrulla de Carabineros intentó detenerlo para un control. Neira se pasó una luz roja y pudo evadirlos, pero una segunda patrulla a la que se le dio aviso pudo arrinconar el auto en el Pasaje Julieta, en la comuna de Pedro Aguirre Cerda. Según el testimonio de Carabineros, Neira, antes de entrar al pasaje, habría lanzado un paquete café, en cuyo interior iban 1.004 gramos de cocaína. Todos los carabineros presentes en el operativo testificaron en contra de Neira, quien fue imputado por tráfico ilícito de drogas. Pero una serie de irregularidades en el procedimiento, como, por ejemplo, que un par de vecinos del pasaje testificaran que Neira salió manejando su propio auto luego de ser controlado sin documentos, cuando lo que se debía hacer era detenerlo inmediatamente al ser sospechoso de posesión de drogas, hizo que el Sexto Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Santiago lo absolviera.

Eso ocurrió el 22 de julio de 2014, el mismo día en que Neira saltaba el cerco eléctrico de la casa de Ambar Vidal para agredirla. Esto es lo que se lee en el procedimiento simplificado interpuesto por la fiscal adjunta de La Florida, Marjorie Carrillo: "Con fecha 22 de junio de 2014, a las 3 horas, aproximadamente, el imputado Ignacio Eduardo Neira Guerra, sin autorización alguna, ingresó saltando una reja y luego por una ventana al interior del domicilio ubicado en Las Araucarias, en la comuna de La Florida, y procedió a agredir a su ex conviviente y madre de sus hijos, víctima doña Ambar Scarlette Vidal Pardo, mediante golpes de pies y puños en diferentes partes del cuerpo, mientras la insultaba. Como consecuencia de lo anterior, la víctima resultó con lesiones de carácter leves, consistentes en equimosis de dos centímetros en brazo izquierdo, según el dato de atención de urgencia".

Ese mismo año, solo algunos meses antes, se interponía otro procedimiento simplificado contra Neira. Por lo que se desprende del texto, en esa época Neira y Vidal todavía vivían juntos. El procedimiento decía: "Con fecha 14 de abril de 2014, a las 11.30 horas, el imputado Ignacio Eduardo Neira Guerra, encontrándose en el interior del domicilio ubicado en Las Araucarias, en la comuna de La Florida, procedió a agredir a su ex conviviente y madre de sus hijos, víctima doña Ambar Scarlette Vidal Pardo, mediante golpes de puño, para luego quemarle la mano izquierda con un cigarrillo, mientras la insultaba. Como consecuencia de lo anterior, la víctima resultó con lesiones de carácter leves consistentes en herida por quemadura dedo índice mano izquierda con cigarro, según el dato de atención de urgencia del Centro de Salud Los Castaños".

Estas dos causas se unificaron en una sola. Neira fue finalmente absuelto por la jueza Macarena Troncoso, del 14 Juzgado de Garantía de Santiago. Una de las razones esbozadas por la jueza es que "la víctima tiene nulo interés en coadyuvar en la persecución penal en contra del padre de sus hijos, imputado en el presente juicio".

Algo similar ocurrió en la truncada investigación del fiscal adjunto de La Florida, Gustavo Ahumada, quien indica que Ambar Vidal fue llamada tres veces a declarar y que ésta nunca compareció. Los hechos narrados por el fiscal son los siguientes: "El 6 de mayo de 2014, a las 19.30 horas, aproximadamente, la víctima se encontraba en su domicilio ubicado en camino Las Araucarias, en la comuna de La Florida, instantes en que sostiene una discusión con su ex conviviente, el Sr. Ignacio Eduardo Neira Guerra, quien procede a amenazarla diciéndole: 'Dime con quién me estái cagando o si no te mato o te voy a cortar la cara', retirándose del lugar".

El fiscal no prosiguió la investigación diciendo que "los hechos relatados no configuran el delito de amenazas, por no ser serias y no parecer verosímil su consumación, lo que se desprende de la propia inactividad de la víctima, quien citada no compareció".

En el ex condominio de Ambar Vidal dicen que estos episodios de violencia eran recurrentes. Muchas veces, Vidal corrió a la caseta que está en la portería, a unas cinco casas de la suya, para pedir ayuda. Otras veces fue su tía -hermana de la madre de Vidal- quien llegó a pedir asistencia. Si las cosas entre la pareja se arreglaban antes, pedían que se cancelara la llamada a Carabineros.

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El día en que fue asesinado, Ignacio Neira andaba con un GPS. Neira debía ocuparlo tras ser condenado a 300 días de reclusión nocturna por el robo de un auto, un Suzuki Swift, que fue encontrado en casa de su madre, en San Miguel, con las placas cambiadas. El hecho fue el 4 de septiembre de 2014, pero Neira fue condenado en julio del año pasado. No le quedaban muchos días para cumplir la condena. El primer domicilio que entregó para cumplir la pena fue el de Ambar Vidal, pero luego lo cambió a San Miguel, casa de su madre, probablemente tras nuevos conflictos con su pareja.

Richard Santos, un dominicano de 34 años, se había hecho amigo de Neira tres meses antes del homicidio. El día del asesinato, Neira había ido al gimnasio en la mañana y quedaron de juntarse después de eso. La noche anterior, ambos habían comido juntos y luego, después de separarse, siguieron conversando vía WhatsApp sobre la tormentosa relación de Neira con Vidal. Santos le había aconsejado a Neira que manejara sus celos. Al día siguiente, cuando volvieron a hablar, quedaron en que Neira acompañaría a Santos a la casa de su suegra, en Las Condes, pero a mediodía cambió de opinión. Neira llamó por teléfono a Santos para decirle que se juntaría con Ambar Vidal en la Copec de Departamental para luego ir a un motel.

A las 15.40 lo llamaron para decirle que su amigo había sido asesinado.

La tesis de Santos es que Neira tenía problemas con un grupo de La Legua; que algunos de sus amigos habían estado involucrados en la muerte de un familiar de El Cuto, líder de una banda del barrio. Santos agrega que el 15 de marzo, alrededor de las 9 de la noche y cerca del río Mapocho, Neira fue baleado. Esta vez salió ileso. Cinco días después, Neira le habría comentado que lo seguía un Hyundai blanco, manejado por alguien que él creía era colombiano. Esa vez, Neira le comentó a Santos que temía por su vida.

La tesis de Ambar Vidal es diferente. La hermana de Arturo Vidal cree que el asesinato tiene que ver con problemas que tuvo Neira en una cancha de la Villa El Huaso, en San Joaquín, aunque también dice que Neira no le contaba nada, que hace un mes no lo veía y que solo hablaban cosas relacionadas con los niños por celular.

Ambas versiones están siendo investigadas por el fiscal Rodrigo Chinchón, jefe de la Unidad de Delitos Violentos de la Fiscalía Sur, que lleva el caso.

Ambar Vidal dice que solo tiene en común un hijo con Neira. Cecilia Guerra, la madre de Neira, por otro lado, afirma que son dos los hijos en común de la pareja y que ambos se habían dejado de ver tan solo una semana antes del asesinato. La versión de Guerra coincide con la de Santos: su hijo habría sido vinculado a un homicidio en la discotheque Givens, de El Quisco, de hace tres años. Neira habría sido inculpado por esa muerte y habría sido víctima de una balacera esa misma noche.

Guerra no menciona si los hombres que estaban tras su hijo eran de La Legua.

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Ignacio Neira creció en una casona de dos pisos en San Miguel. La casa es grande, amplia, un viejo resabio del tradicional barrio de El Llano. Unos días después de la muerte de Neira y bajo el sol de otoño, el timbre está roto, la madre está adentro, pero es como si no estuviera.

Hablar con vecinos sobre Ignacio Neira es otra historia. Algunos dicen haberlo conocido de niño, otro aporta que la madre vivía con Neira y otra hija. El padre ya no está.

Nadie quiere hablar sobre detalles de la vida de Neira, qué hacía para tener un Nissan 370Z, por ejemplo. Solo una frase de una vecina arroja algo de luz sobre sus actividades. La frase queda en el aire, como suspendida, varios segundos después de ser lanzada. "El se buscó esa vida, pero no era para que lo mataran así".

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Ambar Vidal e Ignacio Neira se conocieron hace unos siete años en San Joaquín, cuando ella todavía vivía en la casa del Pasaje Aníbal, la misma en la que creció Arturo Vidal, antes de convertirse en uno de los jugadores chilenos más exitosos de la historia.

Fueron varias las idas y venidas, incluida una pasada de dos noches por la cárcel en 2012, tras estar implicada en un robo a un cajero automático con una banda de cinco personas en la que Neira también participaba.

Todo eso dejó de importar tras el sangriento sábado pasado. Ambar escribió en su cuenta de Instagram: "Adiós para siempre. Solo tú sabes todo lo qué pasó entre nosotros. Por lo menos, un día antes logramos perdonarnos de corazón".

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