Las nuevas caras del cine nacional

Isabel Orellana y José Jiménez

Jóvenes realizadores ganaron fondos del Consejo de la Cultura para sus proyectos. El grupo tiene en una mirada crítica sobre Chile.




En 2015, el cineasta Ignacio Juricic, recién egresado de la carrera de Cine del Instituto de Comunicación e Imagen de la Universidad de Chile, hacía noticia con su segundo cortometraje, Locas perdidas, que recibía el segundo lugar en la categoría Cinefundación -que premia el talento joven- del prestigioso festival de Cannes. Ahora, más de un año después, luego de haberse adjudicado el premio Pedro Sienna al Mejor Cortometraje de Ficción por la misma historia, Juricic (26), está próximo a dar un nuevo paso en su carrera. La semana pasada se adjudicó uno de los Fondos de Fomento Audiovisual que entrega el Consejo de la Cultura, para realizar su primer largometraje ($ 103.155.937).

Enigma se llama la película que, al igual que el corto anterior, explorará la temática LGBT en los años 90. "Es la historia de una mujer que es peluquera, y que contactan desde la televisión para hablar del asesinato de su hija, que era una niña lesbiana a la que mataron diez años atrás. Ella tiene una familia muy grande, muchas de ellas mujeres, y no todos saben lo que pasó, entonces ella va a la TV con la idea de tener justicia. La historia la sigue desde que la contactan hasta que va a filmar el programa, y entre eso ella se va reencontrando con quién era su hija en el pasado", cuenta Juricic sobre el proyecto, del que ya escribió el guión y que también dirigirá.

El joven realizador es sólo uno de los 12 nombres relacionados a la escuela de Cine y Televisión de la Universidad de Chile que fueron beneficiados por fondos del Consejo de la Cultura, entre egresados, profesores e incluso alumnos. De ellos, varios son veinteañeros, que ya comienzan a dejar su huella en la escena del cine nacional.

"La generación a la que yo pertenezco de cineastas, es de una escuela de la U. de Chile que es súper nueva. Y la encuentro interesante, porque si bien somos nombres nuevos, estamos muy ligados a la generación que está por encima de nosotros, porque fueron nuestros profesores, gente como Alicia Scherson, José Luis Torres Leiva, y que han sido un apoyo muy importante", explica Juricic.

"Creo que estamos tanto nacional como internacionalmente en un muy buen momento. Antes había tres o cuatro películas chilenas distribuidas al año; ahora hay cerca de 18, entre documental y ficción, que llegan anualmente a salas comerciales", dice Alba Gaviraghi (24) productora ganadora un fondo de $ 8.827.698 junto a los directores Felipe Elgueta y Ananké Pereira (ambos de 26) para el corto documental Snap. "Es un documental de material de archivo, que sigue la vida que autoregistran y publican tres jóvenes de la comunidad LGBT a través de redes sociales. Los casos de Snapchat o Instagram Stories son videos que se suben y se eliminan en 24 horas. Con este corto documental, va a quedar un registro permanente, y creemos que ese material se puede resignificar en ese contexto", agrega Gaviraghi.

La directora Francina Carbonell (23) es una de las más jóvenes del grupo en ganarse el fondo ($ 16.700.386), para un corto documental aún sin nombre sobre el incendio de la cárcel de San Miguel en 2010, que cuenta con un acceso autorizado a los archivos de la carpeta judicial de ese caso. "Quizás la idea ya se estaba escribiendo cuando vi por primera vez las noticias que se transmitieron por la televisión en el 2010. Eran imágenes insoportables, oscuras, infernales que quedaron en el aire. Fue necesario que pasaran seis años para que pudiesen decantar", explica Carbonell: "La obtención de este fondo nos permite costear las etapas de filmación, edición y post-producción del documental. Es fundamental y destacable que el estado haya apoyado este proyecto pues son registros que requieren de un trabajo delicado y riguroso para ser rescatados. Calculamos que hacia fin del próximo año estaremos en condiciones de exhibirlo".

La productora Isabel Orellana (28) ganó un fondo de post-producción para el corto documental Lettres à l administration, que en sus palabras, "es una coproducción entre Francia y Chile, es un diario de viaje de un inmigrante chileno en París, que recopila las cartas que tiene que escribirle a los distintos organismos franceses para poder integrarse a la sociedad. Yo había tenido que pasar por eso, porque viví un tiempo en Francia, y me pareció gracioso el corto en ese sentido, en cómo ironiza con toda esta burocracia". Sobre la cantidad de proyectos salidos de su ex casa de estudios, Orellana asegura: "Entre mis compañeros de generación, y los que han venido después, como Ignacio, compartimos eso, una mirada crítica al status quo chileno y eso se representa a través de distintas miradas".

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