Líderes europeos buscarían apoyo en dinamismo económico asiático para enfrentar crisis de deuda

Cincuenta jefes de Estado y de gobierno llegarán a la capital de Laos, entre ellos el presidente de la Unión Europea (UE), Herman van Rompuy, y el jefe de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, para la cumbre de los dos continentes que se inicia el lunes.<br>




Europa intentará encontrar en Asia un poco de dinamismo que la ayude a salir de la crisis de deuda, durante una cumbre de los dos continentes que comienza el lunes en Laos, con la interdependencia creciente de los dos bloques en la economía mundial como telón de fondo.

Cincuenta jefes de Estado y de gobierno llegarán a Vientián, la capital de Laos, entre ellos el presidente de la Unión Europea (UE), Herman van Rompuy, y el jefe de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, así como el presidente  francés, François Hollande, y el primer ministro italiano, Mario Monti.

Una delegación que tendrá por objetivo demostrar el poder y la unidad en un  periodo confuso. Los europeos "son conscientes de la importancia creciente de  Asia como motor del crecimiento económico mundial", dijo un diplomático del  sudeste asiático bajo petición de anonimato.

"Aprovecharán la cumbre para tranquilizar a Asia sobre el hecho de que,  aunque no haya una solución inmediata a la crisis de la deuda, la unión  monetaria no se desmoronará".

La cumbre Asia-Europa (ASEM), que se celebra cada dos años desde 1996, ofrece a los dos bloques la oportunidad de reforzar sus lazos comerciales y sus  inversiones.

Según un diplomático europeo, los dirigentes querrán enmendar la catastrófica imagen que tiene la UE desde hace varios meses.

"Europa no es (...) la gran enferma del planeta", estimó. "Al contrario,  sigue siendo el primer destino de las exportaciones de los países de Asia".  Pero los casos más alarmantes, especialmente los de Grecia y España, hacen  temer en Asia un hundimiento de la unión monetaria.

Las grandes potencias asiáticas también estarán representadas en la capital  de Laos, un país de 6 millones de habitantes bajo un régimen comunista desde 1975, desprovisto de tejido económico, pero que multiplicó las reformas para integrar la Organización Mundial del Comercio (OMC) de aquí a  varias semanas.

Asia no permaneció al margen de la crisis europea. China y otros grandes  países exportadores sufren especialmente el descenso de pedidos del viejo  continente.

Pekín no esconde su inquietud por su propia economía. En septiembre, el  primer ministro Wen Jiabao prometió que su país continuaría "jugando su papel  para ayudar a resolver la crisis de la deuda en Europa por los medios  apropiados".

"La crisis de la eurozona acentuó la toma de conciencia de una parte y de  otra de la interdependencia de sus economías", resume Shada Islam, analista de Les Amis de l'Europe (Amigos de Europa), un grupo de reflexión con sede en  Bruselas.

"Los europeos necesitan a los mercados asiáticos en crecimiento para  dinamizar una debilitada actividad, mientras que los asiáticos reconocen su  vulnerabilidad frente a las dificultades de la eurozona", agrega.

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