Liga Arabe presiona por transición pacífica en Siria y régimen acusa "interferencia flagrante"

Por primera vez, los países árabes pidieron de forma explícita la renuncia del presidente sirio, Bashar Assad, "a cambio de garantizarle una salida segura" del país junto a su familia.




Los países árabes en la ONU ultiman los detalles de un proyecto de resolución sobre Siria para votar en la Asamblea General ante el fracaso del Consejo de Seguridad para pronunciarse sobre la crisis en dicha nación. El texto del borrador, impulsado entre otros con Qatar y Arabia Saudita, podría presentarse mañana.

Los principales elementos están basados en los resultados de las conversaciones que mantuvieron este fin de semana en Doha los jefes de la diplomacia árabe, según fuentes citadas por Efe.

Tras esa reunión, los ministros de Asuntos Exteriores de los países de la Liga Arabe pidieron por primera vez de forma explícita la renuncia del presidente sirio, Bashar Assad, "a cambio de garantizarle una salida segura" del país junto a su familia.

Además de condenar la violencia en el país y pedir su cese, encargaron al grupo árabe ante la Asamblea General de la ONU que convoque una reunión extraordinaria en este órgano para tomar medidas colectivas en relación con la crisis siria.

Buscan detener el derramamiento de sangre y asegurar una transición pacífica en el país, y esperan que los opositores sirios, incluidos los rebeldes del Ejército Libre Sirio (ELS), formen un gobierno de transición.

Esta última propuesta de la Liga Arabe fue calificada por Damasco con una "interferencia flagrante" en los asuntos internos de Siria y recordó que es el pueblo sirio el que "decide quitar Gobiernos o presidentes pero a través de las urnas".

"Nosotros aceptamos el proceso político contemplado en el plan (de Kofi) Annan", dijo el lunes el vocero sirio de Exteriores, Yihad Maqdisi, en referencia a la iniciativa de paz del mediador que establece el inicio de diálogo entre el régimen y la oposición.

Al igual que ocurriera en febrero, los países árabes han vuelto a tomar la iniciativa para presionar al régimen de Assad ante la imposibilidad de que el Consejo de Seguridad se ponga de acuerdo para aprobar una resolución sobre Siria.

De ahí que busquen ahora trasladar la presión diplomática a Siria hasta la Asamblea General, el máximo órgano representativo de la ONU, donde no existe poder de veto pero sus resoluciones no son vinculantes.

Rusia y China volvieron a ejercer el pasado 19 de julio su derecho de veto y rechazaron una resolución que contemplaba la imposición de sanciones económicas y diplomáticas al régimen sirio y la renovación de la misión por 45 días.

Un día más tarde, el Consejo de Seguridad llegó a un acuerdo de mínimos para ampliar por un periodo final de 30 días la misión de sus observadores en Siria (UNSMIS), y así proporcionar oxígeno a la labor mediadora de Kofi Annan y su plan de paz para el país árabe.

Desde que el régimen inició en marzo de 2011 la represión contra la oposición y los civiles, han muerto más de 15.000 personas, además de miles de refugiados a los vecinos Turquía y Líbano, y más de un millón de desplazados internos.

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