Liu Xiaobo es el primer Nobel de la Paz en morir en la cárcel desde 1938

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Para China, era un "criminal". Para los defensores de DD.HH., la esperanza de una vía democrática. Liu Xiaobo murió hoy a los 61 años, como consecuencia de un cáncer de hígado.




"Hay que creer en los testigos dispuestos a morir", decía Pascal. Liu Xiaobo, premio Nobel de la Paz, autor, crítico literario, pensador y disidente chino, ha sido uno de ellos. Hoy, el Ayuntamiento de Shenyang, la ciudad donde se encontraba ingresado en un hospital, anunció la muerte a los 61 años del disidente que reclamó más alto y más claro que nadie la democracia para China. El cáncer de hígado diagnosticado tarde, demasiado tarde, en la cárcel donde cumplía 11 años de prisión por "subversión" finalmente le venció. Queda la duda de si el tumor no se descubrió a tiempo por las malas condiciones médicas generalizadas en las cárceles chinas o se trató, como sospechan algunos disidentes y defensores de los derechos humanos, de una negligencia voluntaria.

Sea resultado voluntario o involuntario, con su muerte el gobierno chino se deshace para siempre de una voz que, de otro modo, hubiera quedado libre dentro de tres años. Una figura que, directa o indirectamente, hubiera servido de referente para quienes se oponen al mandato del partido único.

Liu pasó sus últimos días en el hospital universitario número uno de Shenyang, en el noreste de China, a donde fue trasladado después de que se le descubriera el cáncer, el 23 de mayo. Ni siquiera en su agonía fue libre. China quiso silenciarlo hasta el final. Escasísimos allegados pudieron visitarle, incluida su esposa, la poetisa Liu Xia, ella misma desde 2010 en arresto domiciliario aunque nunca se ha presentado ningún cargo en su contra.

La familia dejó claro que su última voluntad era recibir tratamiento médico en el extranjero. Beijing lo rechazó tajantemente. Su argumento, que Liu ya estaba demasiado enfermo para plantearse ningún traslado.

Es el primer premio Nobel de la Paz que muere en cautiverio desde 1938, cuando el pacifista Carl von Ossietzky murió en el hospital mientras lo retenía el régimen nazi en Alemania.

La protesta estudiantil de 1989 llegó cuando Liu estaba en la Universidad de Columbia, en Estados Unidos. No dudó en tomar un avión y volar a Beijing y solidarizarse con los estudiantes. Organizó una huelga de hambre en su apoyo, y cuando se proclamó la ley marcial y todo tocaba a su fin, negoció un acuerdo con los militares para que se permitiera a los alumnos regresar ilesos a sus centros de estudio. Fueron los jóvenes, recordaría más tarde, quienes se negaron a abandonar la plaza. A ellos les dedicaría en 2010 su Nobel de la Paz. Tras la matanza, cuyo número exacto de víctimas China nunca ha dejado conocer, Liu fue condenado a dos años de prisión por "incitación y propósitos contrarrevolucionarios". Sería la primera de una larga serie de encarcelamientos: la segunda entrega, una pena de tres años, llegaría en 1996.

El 8 de diciembre de 2008, un día antes de la fecha prevista para la distribución de la Carta 08, Liu era detenido. Su arresto formal se anunciaba seis meses después. Fue finalmente condenado a 11 años el día de Navidad de 2009.

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