Los hermanos opuestos

Samuel Bravo, Francisco Bravo, Español

Los Bravo, hijos de un campeón de la Dimayor, lideran a Español de Talca con físico (uno alto y rubio; otro bajito y moreno) e historias muy distintas.




Español de Talca tiene dos grandes figuras locales. La familia Bravo Barraza es leyenda en el básquetbol de la Región del Maule y sus herederos los saben. Samuel y Francisco Bravo son los encargados de seguir con el legado que les dejaron sus padres.

Samuel ya tiene 35 años y su hermano menor, 30. Nacieron y se criaron en el parquet, ya que sus padres fueron seleccionados en Talca y como dice el mismo Samuel les "enseñaron a amar con pasión este deporte".

"Mi papá, Samuel Bravo, estuvo en el plantel de Español de Talca que salió campeón de la Dimayor en 1981. Toda mi familia juega básquetbol; tíos, primos... entonces, para mí siempre ha sido un estilo de vida. En mi casa se habla de básquetbol todo el día. Siento en la sangre estar dentro de una cancha", narra Francisco.

Desde pequeño, Supertach tuvo la esperanza de ser como su hermano Samuel, pero su baja estatura lo frenaba. Es que medir 1,75 para ser profesional del baloncesto era mal visto por los equipos que preferían a los más altos.

Fue en 2004 cuando el técnico argentino Juan Manuel Córdoba le dio una oportunidad a Francisco en Deportes Valdivia, club donde el actual capitán de Español de Talca vio su debut. "Fue él quien me apoyó para que me pudiera quedar en Valdivia y jugar. Desde ahí en adelante, siempre ha sido sólo trabajo duro para poder alcanzar mis metas", asegura Francisco.

Nada ha sido fácil en la vida del menor de los hermanos, pues tuvo que decidir cuál sería su futuro: jugaba fútbol y básquetbol. Militó en paralelo en las selecciones regionales de ambas disciplinas y también guardaba una pasión, el surf.

Pero tuvo que elegir. Sin pensarlo, Tachuela escogió el parquet. Está en quinto año de Agronomía en la Universidad de Talca, por lo que se declara un hombre de campo. "Siento una gran conexión con la naturaleza", comenta el jugador.

Luego del debut en Valdivia, permaneció allí hasta 2010. En ese año decidió volver a Talca, lugar desde el que no se ha movido y ha defendido la misma camiseta que su padre. "Fui campeón de la Liga Nacional de Básquetbol con Español en 2010 y 2012 y medallista de plata en los Juegos Sudamericanos de Santiago 2014", rememora.

"Ser llamado a la selección fue un sueño. Me hubiese encantado jugar un Mundial, aunque no me cierro a las oportunidades de volver a vestir esa camiseta, pero debe ser un proceso serio. Los jugadores debemos dejar las individualidades de lado y hacer un equipo para que las cosas salgan bien", agrega.

Por otro lado, Samuel, el mayor, nació con las condiciones para ser una estrella en el deporte. Con 1,93, el rubio de la familia dio sus primeros pasos en la ya extinta Dimayor en 1999 con el club de sus amores: Español de Talca. "Tenía sólo 16 años cuando debuté. Recuerdo que fue frente a Universidad Católica. Éramos un gran equipo, llegamos hasta los playoffs y perdimos con Osorno, que se coronó campeón", cuenta.

El deporte siempre estuvo presente en su vida, pero al igual que su hermano dudaba de llegar a las grandes instancias. "Yo no tenía claro si sería profesional. Empecé a los 16 y pretendía estudiar. Aun así, soy feliz con lo que hago", detalla Samuel.

Partió con la idea de ser diseñador y pasó pronto a Educación Física, pero no logró terminar. "Los cambios de ciudad han hecho que tenga que dejar mis estudios y se hace muy difícil avanzar. Ahora que estoy en Talca me decidí por preparación física", relata.

Una larga trayectoria en el parquet nacional lo llevó a defender hoy los colores de Español, junto con su hermano: "Con Francisco somos diferentes, pero tenemos la misma garra, ésa que nos enseñaron nuestros padres".

Español y Osorno juegan hoy (20.00) el tercer partido de la final de la Liga Nacional de Básquetbol y los talquinos deben ganar, pues están 2-0 abajo en la serie.

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