Los pormenores de la concentración del Scratch

<b>La Tercera</b> tuvo acceso exclusivo al búnker donde se hospeda Brasil en Concepción y pudo conocer detalles, como la elaborada y estricta dieta a la que está sometido el Scratch y la seguridad con la que se maneja la Verdeamarela.




En el hotel Radisson, de Hualpén, la mesa está servida. Hay pastel de papas con carne de vacuno, pollo asado, merluza con salsa de tomate, cebollas y pimiento, arroz integral con brócoli, penne con salsa pomodoro y queso, panaché de vegetales, plátano frito, farofa y muchas ensaladas. Son las 19.30 horas, y todos sonríen, esperando el duelo que podría definir a su próximo rival. El ambiente es relajado y nadie esconde su placer por la comida.

Alimentar a la selección de Brasil no es fácil. El cuidado que se debe tener con la dieta de los atletas del Scratch es vital, misión de la que Jaime Maciel, el chef oficial de la Canarinha, asumió hace 20 años y que en esta Copa América continúa ejerciendo con devoción.

El miércoles, cuando Maciel llegó junto a la delegación, se encontró con Ronaldo en el hotel: el saludo fue efusivo. El Fenómeno -de seguro- extraña sus manjares.

"Cuando lo vimos, pensamos que era un dirigente brasileño, porque andaba vestido igual que ellos, con buzo y zapatillas oficiales, pero cuando apareció en la cocina vestido con su uniforme, que lleva dos banderas de Brasil en el cuello, supimos quién era", relata uno de los cocineros del hotel.

Son cinco las comidas que, diariamente, esperan a Brasil. Las carnes rojas, las blancas y el pescado son las tres proteínas fundamentales; además de los carbohidratos, presentes en las pastas y cereales. Vegetales verdes y muchas frutas cierran la pirámide alimenticia del Scratch.

Sólo en el almuerzo, a mediodía, y la cena, a las 19.00 horas, todos los miembros del plantel comparten la mesa. Al desayuno y las meriendas de tarde y noche, la comida es buffet. "Dejamos las comidas en los pasillos, y ellos pasan a retirarlas y se las llevan a sus habitaciones", comentan desde la cocina del Radisson.

Ayer, por ejemplo, el menú brasilero tuvo, al desayuno, jugo de naranja, papaya, sandía, melón, plátano, manzana, pera y uva, ypastel de manzana con canela. Al amuerzo, comieron ensaladas de hojas verdes, berros, tomate cherry, pepino rallado, maíz, aceitunas verdes, nueces, jamón serrano, palmitos y quesos, merluza asada con salsa de camarón, pollo asado con salsa milanesa, arroz blanco, arroz integral, porotos negros y marrones, fettucini, lasaña boloñesa. De postre, frutas, budín de leche, pastel de frutos rojos y jalea.

La primera merienda ofrecía leche caliente o fría y café o té, leche con chocolate, yogurt natural, jugos de fruta, sándwich de queso brie y mermelada de durazno, sándwich caliente de queso y jamón, y pastel de fruta. A la noche, fue similar, exceptuando el queso, por su alto contenido graso.

La seguridad

La llegada de Brasil revolucionó a Concepción. Pareció que hasta el clima quiso darles la bienvenida. Ayer, un día soleado los recibió, poniendo fin a las lluvias de los últimos dos días, con una máxima de 17° y un cielo despejado.

Para su estadía en la capital del Biobío, Brasil arrendó 60 habitaciones, tres  pisos completos sólo para ellos. "La idea es que no se crucen con el resto de los pasajeros", asegura personal de seguridad. Las selfies y saludos con los empleados del hotel están prohibidas, algo que desde la organización también exigieron.

A las 15.30, abandonaron el hotel para dirigirse a su primer entrenamiento en suelo penquista, el que comenzó a las 17.15. Antes, por separado, Felipe Luis y Dunga se sentaron frente a los micrófonos, adelantando cómo esperan el duelo de hoy. "Vamos a intentar presionar bastante y salir rápido. Será un juego muy táctico. Hay que ser sólido en defensa y ser ofensivo", aseguró el defensa del Chelsea.

En las sombras, el trabajo del attaché Juan Carlos Madrid, ex futbolista de Universidad Católica, Temuco y Concepción, entre otros, es fundamental. Tanto que, tras su estadía en la Araucanía, lo pidieron para que los acompañara también en la Región del Biobío.

"Soy kinesiólogo, y tengo mi consulta en el centro de Temuco. Trabajo como docente en la UC deesa ciudad. Unos conocidos me llamaron y me ofrecieron la posibilidad. Y, dado el conocimiento y los años de fútbol, fue muy tentador estar inserto en el ambiente. Fue muy rico. No dudé en decir que sí", confiesa.

Además, explica que "Brasil y Colombia son súper estrictos con la cercanía con los jugadores. Donde se hospedan es un búnker.  Con los dirigentes conversaba y les contaba que había sido jugador, y ellos lo tomaron de muy buena forma, porque yo sabía lo que era ser futbolista".

Detalla lo complejo de esta función. "No tenía idea lo que significa preparar un partido de esta envergadura. Desde el agua, hielo, donde se sientan algunas personalidades, los entrenamientos, seguridad, logística, traslado. Muchos temas a los que uno, como jugador, está ajeno. Ha sido súper enriquecedor trabajar en esto".

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