Marcelo Cicali, dueño de restaurante Liguria: "Este fue el primer lugar de encuentro para una generación"

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A 26 años de su apertura y consolidado como símbolo de la cocina urbana santiaguina, sus propietarios lanzan el libro Bar Restaurant Liguria: Memoria y sabor.




No es un miércoles por la noche habitual, sino uno con aire de lunes tras el extenso feriado. Sin embargo, el movimiento y la conversación de la clientela en el bar Liguria Manuel Montt, anima el diálogo con Marcelo Cicali. Es el histriónico e intenso "gerente espiritual" de los tres locales que hoy posee junto a sus hermanos Juan Pablo y Rossana. Juntos han conseguido manejar un negocio que a estas alturas es un referente dentro de la bohemia comestible santiaguina del último cuarto de siglo. Las historias del bar ahora son recogidas en el libro Bar Restaurant Liguria: Memoria y sabor.

"Yo no quería hacer un libro. No lo encontraba necesario porque las cosas que pasan en un bar quedan en un bar. Pero también hay historias que prescriben y se pueden contar. Y en mi cabeza empezó a surgir la idea de tener memoria. Ya no sólo colgada en las paredes. La gente que venía antes para acá se llevaba las mostazas porque no había; hoy se llevan los revolvedores, chapitas, los manteles de papel.Y por qué no se llevan nuestra historia? ¿O nuestras recetas?", cuenta Cicali.

¿Liguria es una alegoría a un bar antiguo o ya lo es?

Está exactamente en el punto medio. Hay gente que nos criticaba mucho por nunca poner el "desde" tal año, pero poner eso no correspondía por el poco tiempo del local. Hay que tener treinta o cuarenta años para hacer eso. Sigo pensando que se trata de un bar moderno que homenajea a un Chile que existió y que se refunda y resignifica pero sin perder esencias.

¿Qué debe tener un plato para estar acá?

Contener un poco de memoria, un poco de gusto, pero gusto de la ética del gusto. En el sentido que te lleve a viajar o situar en el presente.

Liguria nace en Tobalaba en 1990 y fue el primer lugar que trasladó las costumbres del centro de la ciudad al "nuevo centro" del eje Tobalaba-El Golf

Si, pero además hay otra cosa: este fue el primero que una nueva generación de chilenos conoció como un lugar de encuentro. No sólo de beber alcohol, sino de desarrollar cosas que se hacían en las casas y en las peñas… en Chile después del apagón cultural sólo existían las fuentes de soda.

El libro aborda el hastío de esos años post dictadura, cuando se creó el Bar ¿Hacerlo fue una reacción frente a esa sensación?

Absolutamente. Todo era en la medida de lo posible y para mi prender la luz y la música y trabajar de noche fue una salida. El primer año solo trabajé de noche porque había sufrido tantas decepciones, que llegaba a las 5 de la tarde y lo cerraba a las 5 de la mañana. Yo milité en las Juventudes Comunistas desde los 14 años, quería la revolución pero cuando se votó el No, me decepcioné. Sentí que estaba en un país que no entendía y desde esa decepción el año 90 pude tener otra trinchera, la del bar.

Pero ese andar del hastío encontró compañeros de ruta como Carolina Peña y Karina Berrier (Bazar de la Fortuna) quienes le ayudaron en la creación de la estética Liguria, rescatando el imaginario antiguo de la ciudad. "Cuando volví de Buenos Aires me traje algunos afiches que pegué en el bar. Me encantaba la conversación de los viejos de la barra y altiro le impuse ese sello", dice. También destaca darle un nuevo significado a platos como "los riñones al jerez, a poner a la cazuela como baluarte de memoria, volver a tener gusto por la pichanga, sentir que tomar una copa de vino es también un acto de cariño", cuenta. Todo aquel ideario, cobrará una nueva dimensión durante el segundo semestre de 2017. Tras una larga espera, el Liguria en el barrio Lastarria planea abrirse en esos días.

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