Más de 90 mil estudiantes desertaron del sistema escolar el año pasado

El abandono del colegio está asociado a la desarticulación del sistema y a la repitencia.




En Chile, 90.884 estudiantes salieron de sus colegios en 2013 y no volvieron en 2014, lo que constituye una tasa de deserción del 3,1% en el sistema regular, es decir, educación parvularia, básica y media. Esto, según las cifras más actualizadas que posee el Centro de Estudios del Ministerio de Educación, las que fueron entregadas a través de Transparencia. En el sistema global (que incluye educación de adultos), los desertores bajan a 55.588 (1,9%).

Expertos coinciden en que la cifra global es positiva, pero hay puntos que pueden considerarse preocupantes, como el hecho de que 1° medio concentre las tasas más altas de abandono escolar: 8,9%, lo que representa más de 25.000 estudiantes.

“Hemos mejorado mucho en materia de deserción. Estamos más o menos en el rango promedio de la Ocde, tenemos la menor tasa de  América Latina, pero aún hay que mejorar, porque hoy es mucho más costoso que antes tener bajos niveles de escolaridad, en término de oportunidades laborales”, explicó Juan Pablo Valenzuela, académico del Centro de Investigación Avanzada (Ciae) de la U. de Chile.

Valenzuela indicó que es necesario  bajar aún más los índices de deserción en la enseñanza básica, “allí es donde la tasa debe ser reducida al máximo”, dijo.

Cristóbal Villalobos, investigador del Centro de Políticas Comparadas de Educación (CPCE) de la U. Diego Portales, señaló que al igual que en varios sistemas de otros países, “la mayor deserción se produce básicamente en el cambio de la básica a la media, porque el colegio chileno está muy dividido. La mayoría llega hasta sexto u octavo, entonces gran parte tiene que cambiarse y puede llegar a ser muy compleja esta búsqueda”

Villalobos manifestó que 1° medio es un nivel con “exigencias nuevas, hay giros más radicales en términos de estudio, de buena conducta” y eso afecta a los alumnos, sobre todo a los vulnerables.

Según las estadísticas del Centro de Estudios del Mineduc, más de la mitad de los estudiantes que desertan provienen del sistema de educación municipal. “Hay una variable socioeconómica muy importante. No es que sea la educación municipal, es el tipo de alumno. La pobreza está muy vinculada en Chile al desempeño académico. Si los pobres se van a los colegios subvencionados, ¿lo van a hacer mejor? La evidencia dice que no”, remarcó Valenzuela.

Al respecto, Gonzalo Muñoz, jefe de la División de Educación General del Mineduc indicó que un estudiante, antes de abandonar el recinto dónde estudia, “presenta una trayectoria de bajos resultados, expulsiones y varios cambios de colegio. En la actual situación de segregación de nuestro sistema escolar,  que comienza a modificarse con la Ley de Inclusión, estos estudiantes son recibidos principalmente en la educación municipal tras haber pasado por distintos tipos de establecimientos”. Un informe de la Cepal de este año señala que en Chile el 10% de los alumnos deserta de la enseñanza media. En el quintil uno la deserción alcanza un 12,2%, mientras que en el quintil cinco es sólo de un 2,2%.

Repetir de curso

Los académicos coinciden que la deserción está directamente relacionada con repetir un curso. “La repitencia es la variable más importante en la deserción escolar. Cuando repites es un año perdido en término de oportunidades e inversión social. Pero también puede ser el comienzo del desencanto con el sistema”, explicó Juan Pablo Valenzuela.

Cristóbal Villalobos aseguró que “hay que entender que la repitencia puede ser la antesala de la deserción. Y ésta no es un problema del individuo, sino del sistema que no hace lo necesario porque ese niño no se vaya. El aprendizaje académico es sólo una parte del sistema escolar, el que también envuelve un rol sicosocial”, apuntó el académico.

Muñoz remarcó que si bien se trata de un problema acotado, es “una preocupación central para el Mineduc, ya que la deserción es una expresión de la exclusión educativa, por lo que es necesario ir dotando al sistema de apoyos que aseguren la trayectoria escolar”. En esa línea, aseguró que este año el ministerio invirtió $ 2.700 millones en proyectos y planes de retención y reinserción. Uno de ellos es el piloto de las escuelas segunda oportunidad.

“Deberíamos tener un resguardo importante de la calidad de la educación vespertina, porque es un mecanismo que acoge a muchos estudiantes jóvenes que desertan temprano y que están tratando de volver de alguna manera al sistema”, dijo Valenzuela.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.