El mentor cerebral de Federer

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Paul Dorochenko, ex preparador físico del suizo, recuerda su gran talento desde sus años de joven desordenado. "No paraba de hacer el tonto, pero era más dotado", cuenta.




En una sala en la zona de tenis del Club Palestino, en Santiago, Paul Dorochenko ve videos de un joven y trabaja con él junto a una máquina. Parece ser un preparador físico cualquiera, pero afuera le piden fotos porque no lo es. Con él entrenó, en sus tiempos de jovencito payaso, un tal Roger Federer.

En 1998, el suizo tenía 17 años cuando el francés comenzó a asesorarlo. Hoy, a los 36, es uno de los mejores de la historia y tercero del ranking ATP. Mientras tanto, el PF expone su método de preparación neurocientífica llamado Allyane en el mundo. De hecho, suministró en Chile cursos y charlas en Santiago y Viña del Mar, del 7 al 20 de agosto.

Según Dorochenko, el ganador de 19 Grand Slams era caótico. "Su pieza era un desorden inmenso. Un día iba a entrenar sin raqueta, en otro no llegaba, y no paraba de hacer el tonto y contar chistes. Era más dotado que los demás, pero trabajaba menos y se distraía. Era complicado", recuerda. Pero desde Suiza le dijeron que "juega muchísimo" y era cierto.

"En 1998 íbamos al Orange Bowl, en Miami, y en un calentamiento se cayó tomándose el tobillo y gritando como loco. Como bromeaba todo el tiempo, pensábamos que era otra de las suyas. Pero sufrió un esguince increíble. Eso fue un viernes, y él jugaba el lunes. Tuve que hacerle un masaje profundo en su ligamento, que fue tan doloroso que él mordía un palo para no gritar. Y después de tres días de dolor infernal, ganó el debut casi con un solo pie y venció el torneo", recuerda de Roger, a quien preparó hasta los 20 años.

"Federer tenía todo de un grande, se lo creía y copiaba a Pete Sampras. Tenía las mismas lateralidades que él. Sufría mucho con el revés, pero contaba con una derecha y un saque impresionantes para su edad", describe. "Una vez me enojé con él porque dijo al diario alemán Bild que sería el número 1 del mundo, y le respondí: 'Anda a pregonarlo a tus amigos de la Federación Suiza y veremos qué pasa'", cuenta. Y todos vieron qué ocurrió: cinco conquistas del Abierto de Australia, un trofeo de Roland Garros, ocho títulos de Wimbledon, cinco del US Open y un nombre marcado en la historia.

Su ex PF considera que él se reforzó mentalmente y que, por eso, fue natural su retorno victorioso en 2017, al ganar en Australia y Wimbledon tras meses lesionado en la rodilla izquierda.

"A los 20 comenzó a trabajar con un psicólogo deportivo y se casó temprano (a los 27) con una mujer muy cuadrada (la ex tenista Mirka Federer), que puso orden en la casa. Y firmó un contrato con Nike, en el cual la marca le dijo: 'Tú serás un caballero. Es el papel que queremos, y ponemos el dinero para que lo hagas'. Todo eso le ayudó", describe Dorochenko. Y por eso opina que "hoy sólo debe estar bien de cabeza para lucirse, y no le cuesta. Creo que jugará hasta los 40 años en alto nivel". Además del histórico suizo, el francés también entrenó a otros nueve jugadores top 10 del tenis, como los españoles Sergi Bruguera y Carlos Moyá, y la rusa ex número 1 Dinara Safina.

En Chile, usó su método grabando y evaluando los movimientos de sus alumnos, fuera de la cancha, con raqueta y sin pelota. Luego los llevó a una sesión con el Alphabox, máquina de sonidos que activan áreas motoras del cerebro, y volvió a trabajar los gestos para mejorarlos en una hora o menos. Y en sus charlas expone su estrategia de desarrollo para entrenadores de varios deportes, por la cual hubo polémica con el trasandino Juan Martín Del Potro.

Dorochenko dijo en Argentina que una reprogramación neuromotriz puede corregir sus problemas con su muñeca izquierda, y el equipo del tenista dijo que la propuesta fue una "falta de respeto". Para él, fue un malentendido. "Después de una lesión queda una secuela emocional, que se puede levantar a través de una reprogramación con mi procedimiento. Eso planteé. No tenía nada agendado con él", explica.

Pasado, presente y futuro

En 2007, Federer venció a Fernando González en la final del Abierto de Australia, que pudo haber sido el primer Grand Slam del chileno. Dorochenko no recuerda mucho de ese partido, pero evoca a Feña. "Le pegaba muy fuerte, y daba lo mismo si lo hacía de derecha o revés", plantea. Pero cree que no fue el mejor chileno.

"Ríos tenía más talento. Su cabeza no le permitió ser más, pero tenía una técnica increíble, un timing y un juego de pocos", sostiene. Y respecto a Nicolás Massú, cree que "no fue muy bueno en lo técnico, pero era un gladiador".

Últimamente ha visto menos a los nacionales, pero menciona a Nicolás Jarry. "Saca bien y pega fuerte, pero es muy irregular y comete algunos errores tontos. Le falta un poco de constancia", dice. Y sobre el futuro, destaca que los ídolos apoyen a nuevos tenistas.

"Massú está de entrenador, Fernando también, y eso es muy bueno. Nicolás es un gran motivador y sus alumnos tienen buen físico y juegan con spins, de atrás, le pegan fuerte. No son muy distintos de los españoles de su edad. El problema aquí es que se pierden. Deben jugar fuera", concluye.

Y quién sabe si, algún día, aparece en Chile un jovencito como el suizo bromista que llegó a la cima.

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