Nicolás Massú: Uno más por las calles de Atenas

Pocos lo reconocieron en el regreso a la ciudad de sus oros; salvo sus omnipresentes paisanos. Al referente olímpico chileno, confundido como un turista, no le pedían posar sino hacer las fotos.




Nicolás Massú ya no lo es. Pero lo fue. O lo sigue siendo. El mayor de todos los héroes chilenos. De su gesta se cumplen ahora diez años y nadie la ha conseguido borrar de la memoria nacional. Fue en los Juegos de 2004, dos medallas de oro, en Atenas, adonde volvió acompañado de La Tercera para celebrarlo. Un viaje emocionante del que dejó constancia el lunes en las páginas de El Deportivo y que dejó un jugoso anecdotario.

Una pareja que camina por el Partenón se acerca y pregunta: "¿Puede tomarnos una foto?". El aludido accede gustosamente y cumple con la petición. Sin embargo, lo que esos turistas no sabían -y quizás nunca lo sepan- es que quien les tomó la fotografía era ni más ni menos que Nicolás Massú, doble campeón olímpico en Atenas 2004.

Diez años después de haber quedado en la historia por sus dos medallas de oro, el viñamarino volvía para cumplir un desafío pendiente: conocer Atenas. Y con la curiosidad de un niño, recorrió los lugares históricos más impresionantes. También, gracias a las gestiones de la Embajada de Chile (con Marcos Donoso, como jefe de misión), regresar en horario cerrado  y día festivo a los recintos de su gesta.

En casi todos los lugares lejanos, siempre aparece un chileno. También en Atenas. Durante su caminata por la Acrópolis, un par de compatriotas lo reconocieron y quisieron inmortalizar su encuentro con una instantánea. Massú, además, se dio tiempo para conversar largamente con ellos. Eso sí, el cruce más particular lo vivió en el museo, donde una pariente lejana de su padre lo divisó. Recuerdos familiares y algunas anécdotas marcaron ese intercambio.

Al más puro estilo de Chuck Norris, Massú subió a la mítica zona y a las otras colinas de la ciudad con hawaianas, desafiando los casi 40 grados que marcaron los termómetros atenienses. "Recuerdo que hacía este mismo calor hace 10 años", repetía.

Las mayores emociones las vivió en el Olympic Tennis Centre, un escenario en el que activó instantáneamente todos sus recuerdos. Ahí, en compañía de Donoso y de la secretaria ejecutiva Nicole Vega, Massú rememoró el apoyo local que recibió durante ese tiempo. El jefe de misión también había sido testigo de aquel apoyo: "Me dio mucha satisfacción ver cómo los griegos se volcaron a apoyar a Nicolás. Y es que hay muchas similitudes en manera de ser, temperamento y códigos de comunicación, porque la cultura chilena en alguna medida es heredera directa de la cultura griega, vía Roma y España. Ser latinoamericano en Grecia significa una ventaja, una buena carta de presentación, y particularmente si es chileno, porque los paralelismos históricos de ambos países hacen que los individuos y nuestros pueblos se sientan identificados el uno con el otro. Tan es así esta relación que, incluso, la adaptación al griego del Canto General de Neruda, de Mikis Theodorakis, es considerada patrimonio nacional".

Tras maravillarse con los recintos, el capitán de Copa Davis y la comitiva regresaron en Metro, otro gustito que el viñamarino no puede darse en Chile. También visitó en la tarde un cine al aire libre y conoció los barrios más turísticos de la zona de la Acrópolis.

Ahora Massú se plantea volver en cinco años más. "A ver si vuelvo con mi familia", plantea, pues afirma que "me sentí como en casa".

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