Obama gobernará por decreto para aprobar sus reformas emblemáticas tras derrota electoral

En los comicios del martes, el oficialista Partido Demócrata perdió la mayoría en el Senado. La oposición ya controlaba la Cámara. Ayer el mandatario dijo que hará uso de sus poderes presidenciales para despejarle el camino a su prometida reforma migratoria.




Una suerte de referendo sobre la gestión de Barack Obama. Eso fue parte de lo que ocurrió el martes en las elecciones legislativas de "medio tiempo", en las que la oposición republicana no sólo logró mantener y ampliar el control de la Cámara de Representantes, sino que también conquistó el Senado. A partir de enero, Barack Obama enfrentará sus últimos dos años en la Casa Blanca en el marco de un escenario complejo, con el fantasma permanente del síndrome del "pato cojo", es decir un Presidente sin poder y a la espera de dejar el cargo.

El Partido Republicano lograba 243 asientos en la Cámara Baja y se acercaba a su mejor resultado desde la década del 40. A su vez, en el Senado lograban arrebatarle siete estados al Partido Demócrata, hecho que los encumbró a la mayoría con 52 asientos de un total de 100. Para Obama se trata de una demoledora derrota, un desastre político que echó por tierra el mensaje de su campaña de 2008 de "cambio y esperanza".

"A todos los que han votado, los he oído. Y a los casi dos tercios de estadounidenses que decidieron no votar, también los he escuchado", dijo ayer Obama, quien reconoció la victoria republicana.

¿Qué es lo que puede hacer Obama a partir de ahora? Poco, ya que no tiene mayoría en el Congreso y estará muy limitado para aprobar sus proyectos de ley. Entonces se espera que el mandatario demócrata entre en un escenario de confrontación o bien de negociación con sus opositores republicanos. Eso sí, podrá usar sus poderes presidenciales, tal como en su momento también lo hicieron Ronald Reagan, Bill Clinton y George W. Bush ante el mismo escenario de "pesadilla". Es decir, gobernar por decreto.

Así se espera que en este período Obama apele a una actitud bipartidista en algunos puntos de su agenda como los impuestos a las empresas, tratados de libre comercio (con la Unión Europea y naciones del Pacífico) y proyectos de infraestructura. Aunque su margen de maniobra será bastante estrecho, también podría concentrarse en temas de política exterior, como la lucha contra el Estado Islámico y el programa nuclear iraní.

Sin embargo, uno de los escenarios más complejos podría darse si los republicanos intentan revertir la controvertida reforma a la salud. De la misma forma, podría hacer uso de sus poderes en temas como el cambio climático y la inmigración. Ayer mismo Obama anunció que actuará por decreto respecto de su reforma para regularizar a 11 millones de indocumentados. De esta forma evitaría que los republicanos le condicionen el presupuesto (que es aprobado por el Congreso) a cambio de ciertas concesiones en su propuesta migratoria. El futuro líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell advirtió a Obama que no actúe de manera unilateral en ese tema. "Es como ondear una bandera roja enfrente de un toro", dijo el senador.

A su vez, según The New York Times, la postura que tomarán los republicanos en el Congreso es una incógnita. No obstante, podrían no entrar en una estrategia de confrontación y obstruccionismo, pensando en las elecciones presidenciales de 2016. De esta manera, cambiarían su discurso anti-Obama, que le dio muy buenos resultados en las parlamentarias del martes, por una actitud más propositiva, para demostrar que ellos pueden volver a gobernar.

Las elecciones se dieron en un ambiente de gran rechazo a la gestión de Obama: sólo el 40% aprueba su gobierno y siete de cada 10 estima que la economía no es buena. ¿Cuál es el margen que le queda a los demócratas? El partido de Obama posee 44 escaños en el Senado, cantidad suficiente para impedir que los republicanos tengan "vía libre" para sus propósitos. Ello, porque las leyes más importantes no pueden aprobarse con menos de 60 votos.

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