Oleada de violencia se registra en Bangladesh tras ejecución de un jefe islamista

Simpatizantes islamistas dieron rienda suelta a su ira lanzando granadas incendiarias contra estaciones ferroviarias, prendiendo fuego a edificios de empresas cercanas al gobierno y bloqueando carreteras.




Bangladesh fue escenario este viernes de una oleada de violencia tras la ejecución de un jefe islamista considerado responsable de matanzas cometidas durante la guerra de independencia en 1971.

Abdul Quader Molla, de 65 años, era un dirigente del partido Jamaat e Islami apodado por los fiscales "el carnicero de Mirpur", un suburbio de Dacca donde cometió la mayoría de las atrocidades de las que se le acusa.

Murió en la horca el jueves a las 22.01 después de que el Tribunal Supremo rechazara un último recurso contra esta decisión. Fue la  primera ejecución de uno de los condenados a muerte por un polémico tribunal  creado en Bangladesh para juzgar los crímenes de guerra cometidos en 1971.

Tras la ejecución, simpatizantes islamistas dieron rienda suelta a su ira lanzando granadas incendiarias contra estaciones ferroviarias, prendiendo fuego  a edificios de empresas cercanas al gobierno y bloqueando carreteras, informó  la policía.

Dos de estos manifestantes y otros tantos partidarios de Awami League, el  partido en el poder, recibieron una paliza mortal este viernes por la mañana  durante las escaramuzas, informaron responsables policiales.

Las autoridades reforzaron las medidas de seguridad en la capital, Dacca.

En Washington, un representante del Departamento de Estado estimó que  Bangladesh vivía "un periodo muy delicado" y pidió a las partes que resuelvan  sus diferencias de forma pacífica.

Bangladesh también atraviesa una crisis política entre el gobierno y la  oposición sobre la organización de las próximas elecciones legislativas.

A la cabeza de una milicia propaquistaní que luchaba por la independencia  del país, Abdul Quader Molla fue declarado culpable de violaciones y del  asesinato de más de 350 civiles desarmados.

El gobierno de Bangladesh se felicitó de esta ejecución. "Es un momento  histórico. Después de cuatro décadas, las víctimas del genocidio de la guerra  de liberación de 1971 consiguieron que se hiciera justicia", afirmó a la AFP el viceministro de Justicia, Quamrul Islam.

El partido islamista calificó de "asesinato político" esta ejecución y advirtió que la vengará.

En cambio, el jueves por la noche miles de manifestantes celebraron la  ejecución, lo que demuestra las profundas divisiones en el país.

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