Un olvido que terminó en tragedia

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El niño de 2 años fue encontrado por su padre en una camioneta negra.

El hecho generó conmoción y a estas alturas las interrogantes solo se diluyen en el infortunio. Hace dos semanas, un menor de dos años falleció tras permanecer ocho horas olvidado en un auto, al sol. La Tercera tuvo acceso al relato de testigos e involucrados en ese lapso, que investiga la fiscalía y por el cual está formalizado su padre.




"Solo me queda por decir, perdón". Así terminó la declaración judicial de Víctor Fuentes Norambuena (30), en un episodio trágico que causó conmoción, críticas y, por sobre todo, un profundo pesar en la opinión pública.

Fuentes fue formalizado por cuasidelito de homicidio, luego de que olvidara bajar de la camioneta a su hijo de 2 años y 5 meses, quien finalmente, tras casi ocho horas de intenso calor, pereció y fue encontrado en el vehículo por su propio progenitor.

Para el Ministerio Público, sin embargo, el caso es ecléctico. No se trata solo de un imputado. Aquel padre también podría ser una víctima de lo que pasó ese 7 de diciembre en Ñuñoa. Al punto de que, probablemente, no vuelva a ser interrogado.

La Tercera accedió a su única declaración y a las de quienes ese día fueron testigos de lo ocurrido. Con sus testimonios, la policía reconstituyó la historia y últimas horas de lo que pasó ese día.

Fuentes fue interrogado a las 22.15 de ese viernes. Seis horas antes ya se conocía el deceso.

"Soy tesorero del colegio San Agustín, en Dublé Almeyda, comuna de Ñuñoa. Trabajo ahí hace cuatro años. Desde el 13 de noviembre hasta el 11 de diciembre de 2017 estamos en proceso de matrículas, siendo mi período de trabajo más fuerte". Así comenzó Fuentes su testimonio.

Luego, detalló minuto a minuto lo que hizo en el día. "Hoy (7 de diciembre) yo salí de mi casa a las 7.40 a mi trabajo, en mi camioneta Hyundai Tucson 2008, color negro, en compañía de mi hijo de 2 años y 5 meses. Él iba a la sala cuna Chamin, ubicada a pocas cuadras de mi colegio, en Eduardo Castillo Velasco con Los Cerezos. Yo todos los días lo llevaba al jardín".

Explicó que usualmente iba primero al jardín y después al colegio, pero que como ese día salió atrasado, prefirió pasar primero a la escuela donde trabaja. "Llegué a las 7.59 horas. Me estacioné. Siempre dejo la camioneta en la sombra, pero como mi hijo estaba en su silla, dejé la camioneta en el sentido inverso del que siempre la dejo estacionada, para que no le diera el sol".

Señaló que anteriormente ya había hecho la misma rutina y dejado a su hijo solo en el auto. "En el último mes, como debo llegar a la hora, en al menos cinco oportunidades fui primero a mi colegio con mi hijo y luego lo dejaba en el jardín. Como había gente esperando que yo llegara, lo dejaba dormir en la camioneta 30 minutos, y luego lo iba a dejar al jardín cuando me desocupaba un poco".

Carga laboral

Según Fuentes, quien era el encargado del área de matrículas, ese era un período en que tenía mucha carga laboral. De hecho, el día que llegó con su hijo al colegio ya "había como siete personas esperando". En la declaración añadió que atendieron a unas 40 personas entre las 8.00 y las 14.00 horas. También indicó que durante el día habló con su señora por WhatsApp, "pero en ningún momento mencionamos al niño".

Después, relató que fue a almorzar "tranquilo", entre las 13.45 y las 14.15., y que tras eso se dedicó a hacer depósitos.

A las 16.00 horas salió del trabajo. "Iba a pasar a dejar al Metro a mi asistente y nos dirigimos a mi camioneta. Cuando llegamos vi la mochila (del menor) en el asiento delantero. Primero me llamó la atención que la camioneta no tenía alarma y eso solía hacerlo cuando tenía a mi hijo adentro. En ese momento pensé: ¿Por qué no me han llamado de la sala cuna para decirme que se le quedó la mochila en el auto? Ahí miré al asiento trasero y lo vi en su silla (...) me puse a gritar, comenzó a llegar más gente".

Declaró que lo primero que hizo fue abrir las puertas y bajar las ventanas. Luego, dijo, llegaron las enfermeras del colegio. "Lo llevaron al hall central, donde intentaron reanimarlo, pero no fue posible", expresó. Aseguró que luego llegaron bomberos, carabineros y una ambulancia. "No me acuerdo si me dijeron que estaba detenido, pero ya no me importa nada", declaró.

Testigos del colegio

Siete personas, aparte del padre de la víctima, fueron testigos directos e indirectos de la tragedia. En su mayoría, personas del colegio donde trabaja Fuentes, quienes trataron de ayudar.

"Escuchamos que varias personas estaban pidiendo ayuda, por lo que salimos de la enfermería. Vi que Jenny (auxiliar paramédico), quien había llegado primero, estaba sacando desde el interior de un auto a un bebé. Comencé rápidamente a efectuarle maniobras de reanimación, pero ya no tenía pulso", dijo Anny García, paramédico del Colegio San Agustín.

Agregó que "cuando acreditaron su muerte nos dedicamos a calmar al papá, que estaba descontrolado y repetía: 'Yo pensé que lo había ido a dejar, cómo lo puede olvidar, cómo voy a vivir con esto'". Según la paramédico, "esto pasó debido a que hoy, y en general en las últimas semanas, Víctor tuvo una carga laboral muy alta, lo cual creo profundamente que motivó o influyó a que olvidara a su niño".

María Soledad San Martín, jefa de enfermería del colegio, explicó que se le intentó reanimar durante al menos 10 minutos. En relación a Fuentes, lo describió como "un hombre muy atento, responsable y cariñoso con sus hijos, por lo que esta situación me sorprendió demasiado".

Su compañera de trabajo, Patricia Aguilar, quien estaba con Fuentes cuando encontraron al niño, lo calificó como "un buen padre, preocupado, siendo muy responsable con las tareas que debía cumplir".

Explicó que "si (el menor) venía durmiendo en el trayecto al jardín, Víctor lo dejaba en el auto durmiendo unos 30 minutos, aproximadamente, encargando al niño a los guardias o asistentes del colegio, para luego a las 8.30 ir a dejarlo al jardín".

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