Patricio Parodi y polémicas empresariales: "Acá pagan justos por pecadores"

Ad portas de una nueva versión de Enade, esta semana, el past president de Icare dice que quienes cometen actos reñidos con la ética y las leyes son menos que los cientos de empresarios que hacen lo correcto. Advierte, asimismo, que si Chile emprende reformas, éstas deben hacerse desde la actual institucionalidad.<br>




El clima bajo el que transcurrirá Enade 2013, esta semana, será distinto al de otros años, entre otras razones, porque estará marcado por la contienda presidencial de noviembre, las expectativas generadas por algunas candidaturas sobre eventuales reformas a partir de 2014, las crecientes demandas ciudadanas y también los últimos casos empresariales bajo investigación. Patricio Parodi, past president de Icare, lo tiene claro, pero afirma que, al menos en lo que concierne a lo electoral, se trata de una situación normal que se da cada cuatro años.

El encuentro, cuyo lema es "Plus ultra: ir más allá", también se hará en un ambiente donde se discutirán los cambios que requiere Chile de cara al desarrollo. Cambios que, según Parodi, deben hacerse sobre la base que se ha construido en los últimos 40 años. "¿Para qué cambiar la mesa de comedor si está estupenda? Mejor pintémosla, no la quememos", afirma.

El punto de fondo, dice, "es cómo no caemos en la trampa de estar a punto de lograr algo y no hacerlo, o cómo pasar de la pubertad a la madurez". Para eso, advierte, hay que despejar algunas cosas. Una de ellas es la incerteza jurídica "en los proyectos, desde los permisos de edificación hasta las centrales eléctricas. Puede haber recursos y necesidades, pero por alguna razón, legal o técnica, puede que esos proyectos no se hagan. Y ese es un pecado mortal para un país como Chile", comenta.

¿Qué tan preocupados encuentra Enade a los empresarios?

Hay ideas que preocupan, como esta visión que se ha instalado de no construir sobre lo que tenemos, sino desde cero. Y yo creo que nunca, de verdad, habíamos estado tan cerca de lograr el desarrollo. Por eso es paradojal que se esté pensando en refundarlo todo.

¿Cuál es el peligro de eso?

El peligro es no entender que parte importante del logro de Chile es su institucionalidad económica, lograda con el esfuerzo de muchos años, muchos consensos e instituciones sólidas que nadie cuestiona. Me sorprende la liviandad con la que algunos hablan de esto. Chile ha salido bien parado de las últimas crisis. La pregunta es por qué. La respuesta es que lo ha hecho por su institucionalidad.

¿Percibe cierta inquietud?

Lo que se percibe es que hay ciertos sectores, como el energético, que no han podido desarrollar proyectos por la pérdida de institucionalidad. Pero en general yo veo optimismo. ¿Cómo vamos a estar pesimistas si Chile sigue creciendo, con una situación de empleo muy promisoria? Hemos tenido sectores con crisis, como el salmonero, que han salido adelante; tenemos la industria minera, que ha postergado proyectos, pero sigue adelante; y hemos tenido problemas como el terremoto de 2010 y ahora el terremoto blanco de las heladas, pero hemos logrado superar los problemas.

¿En qué propuestas ve un proyecto para partir de cero?

Veo algunas voces que desestiman todos los acuerdos logrados hasta ahora. Voces que critican el sistema de pensiones, que no consideran que hace una década con los multifondos, y hace cuatro con los pilares solidarios, ya hicimos una reformulación. Hay que ver cómo mejoramos, pero no empecemos a decir que el sistema de ahorro individual no ha sido beneficioso.

¿Hay otros temas?

El energético, por ejemplo. La gente se opone a todo lo que tenga que ver con energía, las hidroeléctricas, las termoeléctricas... Que yo pague una cuenta más alta es irrelevante, pero no lo es el impuesto a las empresas, que dejan de ser productivas y tienen menos recursos para contratar o subir el sueldo a sus empleados. Eso es demagogia pura. ¡No podemos vivir de molinos de aire! También está el tema impositivo. Los empresarios no nos negamos a que se revise. Es malo para las expectativas discutir los impuestos todos los años. Ahí hay mucho titular y poca sustancia. Cuidado con eso.

¿Le inquieta el programa tributario de Michelle Bachelet?

No he visto en detalle ni las propuestas de la ex Presidenta Bachelet ni las de la ex ministra Matthei, que son las candidatas con más posibilidades de ganar. Pero cuando uno ve las discusiones, se preocupa. El tema es que nadie tiene razón. Si es un 20%, un 25%, un 30% de tasa, nadie tiene la razón. Todo es totalmente opinable, acá no hay dogma. Hay implicancias en el empleo, en el crecimiento...

¿Ese no es un dogma?

Hay miles de papers que lo dicen. Yo no voy a discutir con los premios Nobel de Economía qué es lo óptimo en materia de impuestos. Lo que está malo es discutirlo cada año, porque eso provoca incertidumbre y paraliza.

¿Qué riesgo hay de que esas amenazas se transformen en realidad?

Me imagino que si el próximo ministro de Hacienda lidera una reforma, lo hará con bases razonables y técnicas. Los empresarios no tenemos susto a las discusiones, pero abrir los temas de largo plazo en forma recurrente no le hace bien al país.

Casos empresariales

Según la convocatoria de Enade, la globalización hace que se transmitan con mayor rapidez las buenas y malas decisiones que afectan el mercado. ¿Cómo contienen los empresarios esos flujos?

Hasta hace dos semanas, a la industria le sobraba vino y ahora le falta. Por definición, un empresario tiene que ser muy liviano para darse vuelta y cambiar sus planes. Chile, con sus empresas globales, lo tiene en su ADN. Las políticas fiscales, por su parte, cumplen el rol de no poner más parafina a la economía cuando está recalentada. Y en los dos últimos gobiernos, las políticas han sido excelentemente ejecutadas. Los empresarios, en tanto, han cumplido su rol, han contratado más gente, han sido flexibles, han enfrentado crisis, alzas de costos y cambios de leyes. Y lo han hecho muy bien. No tengo duda de que han sido un aporte al crecimiento.

Pero hay un tema que no han podido resolver, que su imagen no siempre es buena. ¿Por qué?

Si supiera la respuesta... La empresa privada está demasiado abajo en el ranking y ese es un tema preocupante. Uno dice: ¿qué hemos hecho mal? ¿Cómo no hemos comunicado la estabilidad que damos a las familias en Chile, la calidad de vida? ¿Cómo no hemos hecho mejor ese trabajo? Es un debe, algo que debemos ir mejorando, y es rol de los líderes empresariales comunicar cada vez mejor esos logros. Pero toma tiempo.

¿Ha contribuido a ese déficit la aparición de escándalos empresariales, que se han conocido en un contexto de una sociedad más empoderada y de inversionistas institucionales más activos?

Sin duda que no ayuda y que es muy negativo. En toda sociedad hay gente que actúa bien y mal, que se equivoca. El presidente de la CPC dice que una vez que la justicia y los estamentos relevantes se hayan pronunciado, hay que estar en contra de esos casos que son dañinos. Acá se da claramente el dicho de que pagan justos por pecadores. Nadie es dueño de las conciencias de las personas ni de los actos de la otra gente. Hay gente que se puede haber equivocado, y presumo buena fe. Y hay otra que puede haber abusado. Ese dictamen lo deberán dar la justicia y los organismos correspondientes, para eso hay un debido proceso que hay que respetar. Pero si eso se da, son casos muy perjudiciales para el empresariado y ahí lo único que cabe, cuando se dicten los fallos correspondientes, es ponerse del lado de la justicia y no del lado de la gente que abusó de otros.

¿Qué falló, a su juicio: la regulación o la autorregulación?

En cualquier sistema normal, siempre habrá gente que se equivoca y comete daño. Pero hay gente que se escapa de los cánones comunes. La sociedad hoy es totalmente intolerante en relación con el que ha abusado de sus accionistas o de sus clientes, o de sus pares, en este caso los empresarios, y va a ser mucho más drástica en castigarlos.

¿Hay que poner más controles?

Uno no puede tener el control o una legislación para el 100% de los casos. Estos casos de connotación pública han demostrado que las instituciones están funcionando y que hay que tener paciencia. Hay veces en que es más lento de lo que uno esperaría. Hoy día es más compleja la fiscalización, por lo tanto, me gusta que la Comisión Nacional de Valores tenga más recursos y más gente idónea y preparada. El mundo ha avanzado muy rápido y para eso se requiere inversión en tecnología y gente.

En Estados Unidos, los gestores del caso Enron y quienes cometieron fraude en la crisis subprime enfrentaron la justicia. ¿Es más débil la legislación en Chile? ¿Falta dureza?


Hay que distinguir delito de abuso. El marco legal anglosajón es distinto del chileno. Yo claramente creo que la tendencia legislativa va hacia parecerse más a ese caso. Pero es un proceso. Hoy día, con la nueva justicia, los delitos de cuello y corbata van a ser más cortos, más públicos y, eventualmente, más duros. El escenario ha ido cambiando, para mejor.

¿Diría que en Chile los delitos de cuello y corbata han aumentado?

No lo sé. Son de connotación pública mayor, porque Chile es una economía más grande también. Uno tiende, por desgracia, a enfocarse en los dos o tres que cometen estos actos que pueden ser reñidos con la ética y las leyes, versus los cientos de empresarios que todos los días hacen lo mejor posible para atender bien a sus clientes, a sus accionistas y a sus trabajadores. Eso me da pena. Hoy día estos casos tienen más publicidad, pero eso tiene dos consideraciones: que hay que tener cuidado con juzgar antes de tiempo, y que hoy el castigo social es mucho más grande que antes. O lo será. La sociedad está menos tolerante y es correcto que así sea.

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